Escondida en un barrio residencial de Kabul se encuentra una de las últimas escuelas secretas para chicas que han emergido en Afganistán, enfrentándose al régimen de los islamistas radicales.
Las niñas y adolescentes mayores de once años siguen sin poder asistir a las aulas. Los talibanes anunciaron hace meses que abrirían los colegios y escuelas secundarias para chicas, pero el 23 de marzo, el Gobierno reculó en la decisión.
Fueron siete meses de incertidumbre para las afganas que entonces recibían un nuevo jarro de agua fría. Según informó Al Jazeera News, muchas salieron entre lágrimas al conocer la orden de cierre.
El motivo que ofrecieron los talibanes para volver a cerrar las aulas a las jóvenes fue que tenían que encontrar un uniforme femenino que "se ajuste a la sharía -ley islámica- y a la tradición afgana". Mientras, en casi todas las provincias del país, el Gobierno ha ordenado que las escuelas secundarias de niñas permanezcan cerradas.
Las chicas vieron cómo su esperanza de tener una educación volvía a esfumarse. "Todas nos decepcionamos y nos desesperamos cuando la directora nos dijo que ella también estaba llorando", comentó una estudiante a Reuters.
"Todas las estudiantes y profesoras estaban muy contentas por volver a la escuelas, pero esta mañana he recibido un mensaje de la autoridad educativa del distrito de que las niñas entre las clases 7 y 12 deberían esperar a un segundo permiso debido a problemas con el velo", lamentó a Efe la directora de una escuela secundaria para niñas del Gobierno en Kabul.
Mariam Naheebi, una periodista local de Kabul, aseguró en una entrevista con The Guardian que "hicimos todo lo que los talibanes pidieron en términos de vestimenta islámica y prometieron que las niñas podrían ir a la escuela y ahora han incumplido su promesa".
Enseñanza clandestina
Ante esta situación, no han dejado de emerger las escuelas secretas para niñas y adolescentes mayores de once años en Afganistán. Un poderoso acto de desafío contra el régimen.
La BBC informa que escondida en un barrio residencial de Kabul se ha puesto en marcha una de las últimas. Allí, alrededor de una docena de alumnas asisten a una clase de matemáticas.
"Sabemos de las amenazas y nos preocupamos por ellas", dice a la BBC la única maestra, pero añade que la educación de las niñas vale "cualquier riesgo".
Sabe que hay otras niñas a las que les gustaría asistir, pero están limitadas por falta de espacio y recursos, así como por la necesidad de permanecer fuera del radar.
Explican que en la escuela visitada han hecho un trabajo impresionante tratando de replicar un salón de clases real, con filas de pupitres azules y blancos. Allí, las estudiantes no han podido acabar con el dolor.
"Han pasado dos meses y todavía no han vuelto a abrir las escuelas", declaró una joven en el aula improvisada, "me pone muy triste".
Aunque también señalan que hay un estado de ánimo desafiante. "Sé valiente, si eres valiente nadie puede detenerte", es el mensaje que lanza otra estudiante de 15 años en Afganistán.
Una legión de maestras
No son las primeras. En octubre, la cadena alemana Deutsche Welle (DW) informó que catorce niñas se reúnen a diario en el sótano de un edificio en Kabul para poder continuar con su formación.
La maestra es una estudiante universitaria que les enseña matemáticas. La improvisada escuela está escondida y las ventanas tapadas para que nadie pueda ver u oír a las jóvenes. En la sala no hay sillas ni escritorios y las alumnas se sientan en círculo en el suelo.
En diciembre, ya contamos en MagasIN cómo una legión de maestras desafiaba a diario las amenazas de los talibanes impartiendo clases en la clandestinidad para las niñas de secundaria, en una forma de resistencia al anuncio hacía entonces tres meses de que las jóvenes no volverían a la escuela hasta nuevo aviso.
En una de las aulas clandestinas, Karima Kohistani daba la lección a una decena de estudiantes en una habitación de su casa. Explica que tomó la decisión arriesgada de habilitar la sala para que las jóvenes pudieran proseguir con su formación sin tener otra opción ante los reclamos de las alumnas, entre las que se encuentra su hija de 17 años.
"Como madre, como maestra, ¿cómo iba a soportar ver a mi hija y a mis estudiantes desilusionadas? Así que finalmente decidí empezar con la escuela, sobre todo para aquellas niñas sin recursos cuyas familias no podían permitirse clases privadas o sus padres analfabetos no podían enseñarles", afirmó a Efe.
Educación femenina
Durante su etapa anterior en el Gobierno en la década de los noventa, a todas las niñas se les impidió ir a las escuela por "preocupaciones de seguridad". Ahora, según declararon varias fuentes a la BBC, un puñado de personas de la línea dura e influyentes del régimen aún se opone.
Si bien parece hacer poca oposición a la educación femenina en el país, algunos talibanes citan preocupaciones sobre la posibilidad de que el grupo autodeterminado Estado Islámico la utilice como una herramienta de reclutamiento si reabren las escuelas para niñas.
En privado, otros miembros del Gobierno expresaron su decepción por la decisión. De hecho, el Ministerio de Educación pareció sorprendido cuando los líderes anularon sus planes en marzo. Incluso se cree que algunos altos cargos están educando a sus hijas en otros países como Qatar y Pakistán.
Perspectiva religiosa
Según adelantó la BBC, en las últimas semanas, varios eruditos religiosos vinculados con el régimen han emitido decretos religiosos que respaldan el derecho de las niñas a aprender.
Y aunque no esté claro qué impacto tendrán, son un reflejo de lo generalizado que es el apoyo a la educación de las niñas en el país, incluso entre los círculos conservadores.
Por ejemplo, el jeque Rahimulá Haqqani es un clérigo afgano que reside al otro lado de la frontera en Peshawar (Pakistán) que declaró a la BBC: "No hay justificación en la sharía (ley) para decir que la educación femenina no está permitida. No hay justificación en absoluto".
"Todos los libros religiosos han declarado que la educación femenina es permisible y obligatoria porque, por ejemplo, si una mujer se enferma, en un entorno islámico como Afganistán o Pakistán, y necesita tratamiento, es mucho mejor si la trata una doctora", añadió.