"Aún no entiendo por qué la gente se tiene que casar". Ese comentario en apariencia inocente realizado por Malala Yousafzai ha provocado una tormenta en Pakistán, donde ha sido incluso debatido en un parlamento provincial y generado todo tipo de ataques contra la Premio Nobel de la Paz en 2014.
En este conservador país donde el matrimonio concertado por las familias es aún la norma y el 21% de las mujeres son casadas antes de los 18 años, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la afirmación de la activista ha sido recibida como un ataque contra la cultura pakistaní y el islam.
En una entrevista con la revista Vogue la licenciada en Filosofía, Política y Economía por la Universidad de Oxford se preguntaba por la necesidad de casarse y si no es posible vivir en pareja sin oficializar la unión. "Si quieres tener una persona en tu vida, ¿por qué tienes que firmar unos papeles matrimoniales? ¿Por qué no puede ser solo una pareja?", dijo la joven de 23 años.
Las respuestas no se hicieron esperar con usuarios de las redes sociales atacándola o clérigos pidiendo explicaciones. "Estoy enfadado con los talibanes por no dispararle mejor", afirmó en Twitter el usuario Mohamed Arif Shahzad en referencia al disparo en la cabeza que recibió de un talibán en 2015 por su defensa de la educación de las niñas.
El popular clérigo Mufti Shahabuddin Popalzai pidió explicaciones en Twitter al padre de Malala, Ziauddin Yousafzai. "Los medios y redes sociales han compartido partes de la entrevista fuera de contexto y según su propia interpretación", respondió como justificación el padre en la red social.
Debatido en un Parlamento
Pero la cosa no quedó ahí. El parlamento de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, de donde es oriunda Malala, debatió el viernes las afirmaciones de la activista y hasta se pidió que aclarase la cuestión. "(Malala) debe aclarar si hizo el comentario", afirmó el parlamentario Sahibzada Sanaullah ante el hemiciclo.
Sanaullah dijo a Efe que Malala debe publicar una aclaración en la que rechace su afirmación, y si no lo hace presentará una resolución contra ella en el parlamento provincial.
"Ella no puede decir que se puede vivir en pareja porque va en contra del islam y de las tradiciones pastunes", explicó el parlamentario, quien calificó al padre de la activista de "chulo", que ha vendido a su hija a los "occidentales ricos".
Otro parlamentario, Inayatullah Khan, sostuvo que la Premio Nobel de la Paz e icono global, debe seguir los valores pastunes, etnia a la que pertenece, y musulmanes porque son su "identidad".
Patriarcado
Es decir, hombres explicando cómo se debe comportar una mujer en el patriarcal Pakistán, un país que figura entre los peores del mundo para pertenecer a ese género.
El país asiático figura en el puesto 153 de 156 en el informe de la brecha de género 2021 del Foro Económico Mundial; enamorarte de la persona equivocada se puede pagar con la vida en los llamados asesinatos por honor, y las denuncias de matrimonios forzados abundan.
Las feministas llevan años tratando en vano de prohibir los casamientos hasta los 18 años -ahora la edad legal es 16-, y la aprobación de leyes contra la violencia doméstica han sido pospuestas ante las protestas islamistas.
Además, el destino de las mujeres está determinado por la sociedad. "Tu camino en la vida está establecido. Eres enviada al colegio, consigue mejores notas que tu primo, obtén un trabajo que te destroza, cásate con un desconocido o un primo, ten dos hijos (uno de ellos un varón preferiblemente)", escribió en el diario Dawn la periodista Aimun Faisal.
Ante ese destino establecido, la afirmación de Malala es normal que cause pavor, según la periodista. "Es un pequeño ejemplo de nuestro problema nacional con Malala: ella tiene la fuerza de ir contra la convención y la audacia de ser universalmente amada", explicó Faisal.
Universalmente amada, excepto en Pakistán. En su país de origen, que abandonó tras ser atacada, la activista es vilipendiada por muchos, que la acusan de dañar la imagen del país o trabajar para la CIA, entre otras teorías.
"No solo nos sentimos amenazados por su coraje, también resentimos que sea celebrada (en el resto del mundo)", resume Faisal.