Si por algo se caracteriza el régimen de Vladímir Putin es por la propaganda rusa. Todo lo relacionado con este líder político gira en torno al culto a su personalidad y hacia el fomento de las raíces soviéticas.
Lo hemos visto recientemente en Moscú. Tras salir la compañía Renault de Rusia, finalizando su participación en Autovaz; rápidamente desde la ciudad rusa pusieron en marcha la maquinaria ideológica.
¿La intención? Volver a producir en esta planta el Moskvich, una marca ruda que fue un símbolo nacional de Rusia décadas atrás.
De esta manera, el mensaje que se lanzaba a la población era contundente. En apenas unos meses nos hemos quitado de ‘en medio’ una marca occidental para producir un coche ruso con las últimas tecnologías, que puede llegar a ser, incluso, eléctrico.
Sin embargo, en este afán por el relato ruso lo que no se cuenta tan fácilmente es que para construir este coche en la planta de Moscú se ha necesitado un potente acuerdo con los chinos de JAC Motors.
En concreto, este constructor oriental ha sido el que ha validado la transformación de sus coches JS4 e iEVS4 (este último el eléctrico) en los Moskvich 3… un SUV de tamaño medio que nada tiene que ver con los Moskvich rudos de décadas atrás.
La limusina presidencial de Putin
Y algo similar ocurría con su limusina presidencial, una especie de ‘copia’ de Rolls Royce. Hasta hace algunos años, Putin utilizaba como vehículo personal una potente berlina de Mercedes. Sin embargo, como el hecho de utilizar un vehículo de esta marca occidental pudiera no estar bien visto, decidió cambiar el Clase S por un Aurus Senat, un modelo con más genes rusos.
Eso sí, para fabricar la nueva berlina presidencial, debía ser un encargo realizado prácticamente a mano, puesto que Aurus no era un gran fabricante a tener en cuenta. De hecho, no tomó un modelo de producción al que luego se le ha añadido un blindaje. En realidad, para la fabricación de la berlina
Esta nueva limusina presidencial de Vladimir Putin formaba parte de un proyecto interno conocido ‘Kortezh’, que puede ser traducido como ‘Cortejo’ o bien como ‘Escolta de honor’. Nacido en 2012, Putin por aquel entonces había encargado la fabricación de una serie de modelos para el traslado del presidente y de otros mandatarios. De ahí que el Kremlin necesitara esta berlina, que fue encargada a un consorcio formado por varias empresas rusas como por ejemplo Sollers, Gaz, Kamaz o Zil, entre otros.
El resultado fue esta berlina para Putin que nació bajo la marca Aurus (que procedes de Aurum -oro- y Rus –Rusia)-. Y esta primera limusina pasa a llamarse Senat.
El camión de Kamaz
Precisamente fue el puente de Crimea el que en 2018 supuso un nuevo respaldo al nacionalismo de vehículos de motor de Putin. Era la primavera de aquel año cuando el presidente de Rusia, Vladímir Putin, optaba por conducir él mismo un camión de la firma Kamaz para comprobar cómo se había construido el puente de Crimea.
Y estas imágenes sorprendían en particular porque era el omnipresente Putin el que estaba al volante de este camión ruso a lo largo de los 19 kilómetros del puente en el Estrecho de Kerch. Una ceremonia, además, transmitida en directo por la televisión estatal y en la que Putin, vestido con vaqueros, era recibido por trabajadores que lo vitoreaban en el lado de Crimea tras conducir el camión por el puente en una pequeña caravana de vehículos.
Al volante del Mercedes occidental
Sin embargo, todos estos argumentos ‘soviéticos’ se han ido al traste en cuestión de segundos. Todo ha ocurrido hoy lunes cuando al presidente ruso, Vladímir Putin, se le ha visto conduciendo un coche por el puente de Crimea, que hace solo unas semanas quedó dañado en un bombardeo.
Y decimos que su argumentario ha quedado ‘tocado’ ya que todo el nacionalismo mostrado con sus vehículos en los últimos años contrasta con el coche que conducía. Según podemos apreciar se trata de un Mercedes, probablemente un Clase S de la generación lanzada en 2006.
Un coche, por tanto, que es un símbolo contrario a los señalados anteriormente, ya que Mercedes es una marca alemana, imagen de un poder adquisitivo fuerte y de los representantes políticos más occidentales. Quizás este Mercedes fuera el S600 Pullman que fue su vehículo oficial hasta 2018.
O quizás simplemente fuera un coche que estuviera por el puente de Crimea y Putin lo ha utilizado para comprobar cómo habían quedado las obras. Pero desde luego, todo el nacionalismo empleado con Moskvich, Kamaz o Aurus… ha quedado desvirtuado en solo unos segundos.
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