La excelsa figura de un faro se ha prestado a hipérboles cursis y metáforas horteras desde que este ingenio fuera inventado. Sólo hay que recordar, por poner un ejemplo cualquiera, la canción Tatuaje popularizada por Concha Piquer, cuya versión homenaje perpetrada por la comunista más famosa de España, Ana Belén, es, sin duda, muy superior.
«Cuando el blanco faro sobre los veleros / su beso de plata dejaba caer» son unos versos que nos ponen la piel de gallina. Y no, no tiene nada que ver, amigos freudianos, con que un faro sea también un enorme símbolo falocéntrico. (Es extraño que no haya existido todavía un movimiento antipatriarcal que abogue por derribar estas enhiestas infraestructuras, pero todo se andará).
En nuestra malagueña provincia, a lo largo de su litoral, han ido creciendo hasta seis de estos edificios prácticos entre cuyas paredes, esperemos, nunca se instalen Robert Pattinson y Willen Dafoe. Seis linternas marítimas (y aéreas, ojo), que conducen a buen puerto barcos y aviones.
Como escribimos, podríamos ponernos tan intensos como los poetas de la mus, hablando de lejanas luces que nos conducen a la esperanza en mitad de la noche más oscura, de retornos al hogar de Ulises de baratillo y de referencias al faro de Alejandría, quizás el más famoso de la historia, pero preferimos dejar la poesía barata para los ‘instagramers’ de pro.
Los atentados literarios, para los demás: nosotros, por nuestra parte, nos limitamos a listar, de este a oeste, los seis faros de Málaga que alumbran el camino a los cruceros y aviones llenos de turistas que recalan en nuestra tierra.
Faro de Torrox
En la punta más oriental de Málaga, sobre un pequeño saliente mirando al mar (dónde si no) de la Axarquía, se levanta orgulloso un faro que se iluminó por primera vez en Torrox en el año 1864. De tráfico marino y a una altura de 39 metros sobre el mar y de 26 metros sobre el suelo, el faro de Torrox está formado por una torre de cantería, que culmina en una linterna con doble galería de funcionamiento automático, y que se sitúa en el centro de un edificio de una planta. La linterna es de encendido por célula fotoeléctrica y tiene un alcance de 20 millas marinas, desprendiendo cuatro destellos luminosos cada 15 segundos.
En 1905, el torrero de este faro, Tomás García Ruiz, descubrió la villa romana de Clavicum, de la que escribimos hace poco en EL ESPAÑOL de Málaga. García, persona con inquietudes y conocimientos arqueológicos, excavó en los alrededores y sacó a la luz este emplazamiento, con su factoría de salazones. Nunca la soledad y el aburrimiento fueron tan provechosos para el patrimonio histórico malagueño.
Por último, cabe destacar que esta luminaria es la única con uso público, ya que está cedida al Ayuntamiento torroxeño para su empleo cultural.
Faro de Torre del Mar
Ubicado en la costa de Vélez-Málaga, el primer faro de Torre del Mar se encontraba justo en la desembocadura del río Vélez y también fue inaugurado en 1864. Sin embargo, en 1880 fue devastado por un fuerte temporal y, en las décadas venideras, se levantaron diversos apaños de resistencia variable. Como todo lo provisional, estas chapuzas estuvieron en funcionamiento medio siglo, hasta que en 1930 se inauguró una nueva torre, conocida como faro de la Barraca, en lo que hoy en día es la avenida Antonio Toré Toré.
No obstante, debido al desarrollo urbanístico, en 1976 se puso en marcha otro faro, el que actualmente encontramos en la playa de Torre del Mar, de bonitas listas azules y blancas y que, como veremos, se asemeja mucho al de Marbella.
De tráfico marítimo, es automático y dispone de un sistema de encendido por célula fotoeléctrica. Tiene una altura de 29 metros sobre el mar, 26 metros sobre el suelo y su alcance teórico es de 13 millas marítimas.
La Farola de Málaga
El faro de la capital de la provincia es más célebre y conocida como la Farola de Málaga y tiene una antigüedad de más de dos siglos. Sin embargo, su periplo comenzó mucho antes, ya que su proyecto original partió de Bartolomé Thurus, el primero en plantear la edificación de una luminaria al final del dique de Levante en el lejano año 1717, el mismo en el que Felipe V le encargó la ampliación del puerto.
En aquellos trabajos se instaló una gran linterna sobre un armazón de madera. Un apaño que durante el siglo XVIII fue sustituido en varias ocasiones por artilugios chapuceros que causaron no pocos accidentes en la bahía.
No sería hasta 1817 que el ingeniero naval Joaquín María Pery terminaría de construir, con piedras del monte de Gibralfaro, la Farola de Málaga tal y como la conocemos hoy en día. Desde entonces, esta emblemática infraestructura ha soportado todo tipo de calamidades, como un terremoto en 1884 o la propia Guerra Civil, periodo bélico en el que se pintó de color tierra para camuflarla, lo que no evitó que sufriera serios daños.
La Farola es el único faro con nombre femenino de la península y, como escribimos, es uno de los iconos de Málaga, la Costa del Sol e incluso de la provincia. Ha iluminado la llegada de navegantes, pescadores y comerciantes a nuestra costa durante siglos, pero puede que dentro de poco a la Farola se le apague la luz para siempre si finalmente se edifica el hotel torre en el puerto malagueño.
Faro de Calaburras en Mijas
En plena costa mijeña, en la punta más saliente del litoral malagueño, encontramos a nuestro paso por la A-7 el faro de Calaburras. Este es el principal faro de Málaga y su edificio sí está habitado por el farero encargado del funcionamiento de las seis linternas de la provincia.
La infraestructura original fue proyectada en 1861 por el ingeniero Antonio Molina y entró en servicio en 1863. En sus inicios contaba con un sistema de iluminación con una lámpara fija que quemaba aceite de oliva y en 1916 se adaptó a las nuevas tecnologías de aquel entonces.
Más adelante, en 1928, debido a su mal estado, se erigió otra torre de 25 metros de altura que sustituyó a la primigenia. En ese momento se le dotó de un sistema muy avanzado de iluminación que convirtió el faro de Calaburras en la primera luminaria que se utilizaba para guías marítima y aérea. Así, tiene un alcance de 30 millas en el mar y 14 millas en el cielo. De hecho, se utiliza para tomar buena posición de navegación, al iniciar la dirección hacia el Estrecho de Gibraltar.
Faro de Marbella
La edificación inicial del faro de Marbella fue levantada para iluminar su fondeadero, desde donde partía el mineral de hierro hacia el puerto de Málaga. Proyectado en 1861 por el ya mencionado Antonio Molina, comenzó a funcionar en 1864, en la zona de Los Barronales, y en sus orígenes contaba con un edificio anexo idéntico al faro de Torre del Mar.
En 1974 se sustituyó por otro faro en pleno centro de la localidad, de mayor alcance debido a que el crecimiento urbanístico inhabilitó la primera torre. El actual faro, de 29 metros de altura, posee un alcance de hasta 22 millas marinas, y da nombre a la playa en la que se asienta, cerca del puerto deportivo.
Su función se complementa con la de una baliza situada en las cercanías de Cabopino, en la zona de Punta Ladrones, y, como el resto de faros malagueños, su iluminación se gestiona por control remoto informatizado.
Faro de Punta Doncella en Estepona
Para finalizar, el faro que se enciende más tarde en la provincia de Málaga y el que tiene el nombre más bonito: el faro de Punta Doncella cerca del puerto deportivo de Estepona.
El actual faro esteponero data del año 1922, mientras que la construcción original era de 1861. Suponía una torre circular con una altura de 8,5 metros que, unida a la elevación natural del terreno, alcanzaba los 18 metros sobre el nivel del mar. Diseñada por, una vez más, el ingeniero Antonio Molina, para hacerla más visible se sustituyó por una torre de 20 metros de altura, sobresaliendo actualmente 31 metros sobre el mar.
Tanto de uso marítimo como aéreo, esta luminaria es el reflejo de un sistema espejo ya que colabora con el faro de Punta Almina en Ceuta, de modo que ambas infraestructuras emiten sendas señales que ayudan a las embarcaciones a navegar por el Estrecho de Gibraltar.