Se levantan por cientos a lo largo del litoral de la provincia de Málaga. Los chiringuitos, restaurantes de playa que, con el paso del tiempo, han abandonado la arena para transformar su presencia y arquitectura, mantienen su fuerza como seña de identidad de la costa malagueña y de su gastronomía.
Y por este motivo es siempre reconocida su labor en el marco de los premios que anualmente otorga la Academia Gastronómica de Málaga. El galardón del pasado año, otorgado en los primeros días de 2024 en un acto celebrado en el Hotel Miramar, ha recaído sobre Oasis.
Este restaurante, que se asienta en pleno paseo marítimo de Fuengirola, cuenta con más de 40 años de historia, habiéndose convertido en sinónimo de calidad por su excelente producto y la manera en la que lo cocinan.
EL ESPAÑOL de Málaga quiere, como ya lo ha hecho con Promesa y La Huerta, negocios también premiados en esta edición, adentrarse en Oasis para conocer sus maneras y su labor.
El origen del negocio se remonta a 1980, cuando abrió sus puertas gracias al esfuerzo e ilusión de la familia González Salguero. El negocio sigue en manos de la familia, en este caso con Alfonso González al frente. Se da la circunstancia de que el patrón del restaurante abandonó la ingeniería de Telecomunicaciones para volver a las cocinas con el objetivo de "transformarlo", de hacerlo un "nuevo chiringuito del siglo XXI". Y ello incluye una "cuidada decoración, un servicio en sala de 10 y una cocina de altura". Todo ello sin perder la esencia, basada en un producto de primer nivel.
Como buen chiringuito, en su carta no pueden faltar los arroces caldosos y las paellas ni una amplísima variedad de pescados que llegan a la mesa casi sacados del mar (sardinas, boquerones, calamares, adobo, rosada, lubina, rodaballo…). Los mariscos son otras de sus especialidades (coquinas, almejas, conchas finas, cigalas, carabineros…)