La gastronomía es uno de los pilares básicos de la vida en el sur de España. El buen comer es casi una religión que seduce a los creyentes más devotos y a los fieles no tan practicantes. Si hay algo que una más a un pueblo, después del fútbol, claro, está, es la cocina tradicional de un territorio.

Como no podía ser de otro modo, esta también forma parte de la santísima trinidad de la fiesta reina en Málaga. Algo que todo el mundo disfruta, busca y, no siempre, encuentra, como la manzanilla fría o los bailes flamencos bien ejecutados. Para muchos, salir a comer es la mejor excusa para disfrutar de un rato en la Feria y, por eso mismo, es una de las facetas en las que más empeño se pone durante esta semana.

El lunes era festivo y el Real estaba lleno. Con un breve paseo por el recinto era fácil darse cuenta de que el plato fetiche en es la paella. Dentro de las casetas no hay mesa que no cuente con una ración. Se suele ofrecer como "degustación gratuita", siendo el gancho perfecto para atraer a la gente para que siga consumiendo dentro.

Paella en la feria del Real de Málaga Adrián Gámiz

Las generaciones más jóvenes celebran la costumbre de dar de comer gratis, mientras que los veteranos, con un paladar algo más exigente, no admiten cualquier cosa. "La paella que se ofrece gratis está regular, nosotros vamos buscando comer platos ricos. Pero bueno, a caballo regalado no le mires el diente", comentaba un padre que venía con toda su familia a pasar el día en este caluroso lunes.

Una pandilla de jóvenes de no más de 20 años admitía que estaban allí precisamente por el obsequio gastronómico de algunas casetas. A pesar de que la mayoría de ellos no son de Málaga, decían sentirse como en casa y destacaban el valor de esa hospitalidad: "Es la única forma en que la gente de nuestra edad puede permitirse venir a comer aquí".

Los precios de absolutamente todo han subido durante los últimos años y, por supuesto, los de la oferta hostelera también. La Feria de Málaga ha sufrido la inflación propia de los tiempos que corren. Uno de los productos que mejor permiten medir este incremento es el jamón.

Cortador de jamón en una de las casetas de la feria de Málaga Adrián Gámiz

Es sin duda el producto más buscado y cotizado, pero a la vez uno de los más inaccesibles. Podemos encontrar raciones en las diferentes casetas que van desde los 8 euros hasta los 16. Delicioso, pero no para todos los bolsillos, el plato nacional por excelencia "es la comida que más ha subido de precio", comentaba un camarero de la Peña Los Ángeles.

"Nos encanta venir al Real a comernos nuestro quesito, un jamoncito, una cervecita fría y echar unas sevillanas todas juntas, pero hijo la Feria cada vez está cara", se quejaban a EL ESPAÑOL de Málaga un grupo de señoras jubiladas, a las que los precios no parecían quitarle las ganas de fiesta.

Y es que para mucha gente la comida es solo la excusa para pasar el día desconectando de la rutina. Beber, bailar y olvidarse por un rato de los 30 grados de media que hace en la ciudad en el mes de agosto.

"La comida está bien, pero no es un menú degustación ni una exquisitez. La mejor tortilla de patatas siempre te las vas a comer en tu casa. Aquí se viene por el ambiente", comentaba muy firmemente y convencida Carmen, una señora que venía acompañada de su marido y sus dos hermanas.

Familia disfrutando de un almuerzo en la feria de Málaga Adrián Gámiz

La Feria, como todo en la vida, tiene sus bifurcaciones. La mayoría de gente que asiste al Real durante el día busca platos tradicionales. Esto hace que la oferta de puestos ambulantes como papas asadas o hamburguesas se concentre sobre todo en la noche.

Seres mitológicos en forma de comida rápida que solo salen a la caída del sol y que son atacados por los más puristas. "La comida de la Feria es el pescaito frito, los pimientos, las gambas y los arroces, no esas guarradas que ofrecen en los puestos de la calle", afirmaba indignado Manuel, quien salía en defensa de la feria tradicional, que vive desde hace más de 40 años.

Pese a la postura conservadora de muchos, es inevitable pensar que las papas asadas o los shawarmas son ya parte del folclore culinario de la Feria. "A nosotros nos encanta comernos una hamburguesa o un durum antes o después de salir; es parte de nuestra tradición", decía un grupo de chicos jóvenes en la entrada del ferial.

Un día más, la Feria es para todos. Seas joven o adulto; te guste la presa ibérica a la plancha, las gambas cocidas con sal, las papas con alioli, el kebab mixto o los churros con chocolate, Málaga siempre va a tener un espacio donde acoger a cualquier persona que quiera disfrutar de su festividad mayor.

 

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