El tiempo parece haberse detenido en el número 11 de calle Calderería. Todo permanece en el mismo lugar que la última vez. Desde el escaparate principal se siguen viendo algunas manchas de polvo. Los sombreros, dispuestos en pequeños grupos, se amontonan en las baldas. Las cajas de cartón esparcidas en el interior del local aguardan a que por la puerta vuelva a entrar el alma que le ha dado vida a este negocio durante las últimas décadas. "Parece que se ha ido de fin de semana y que el lunes va a volver a abrir", comenta un viandante.
Sin embargo, el comercio tradicional de la capital sigue de luto después de que Ricardo del Cid, al frente de Sombrerería del Cid, falleciera el pasado martes. Fundado en 1952 por su padre, este establecimiento se había convertido en uno de esos puntos de referencia a la hora de hablar de las tiendas históricas de Málaga. Con distintas ubicaciones en el pasado, esta boutique había estado situada en calle Cárcer. De allí se trasladó a Galerías Goya, justo a unos pocos metros del actual emplazamiento en el que se encontraba desde 2006.
Ricardo se había convertido en una de esas figuras identificativas de los negocios clásicos de la ciudad. Siempre vestido de traje y corbata, tocado con uno de sus sombreros, mandil y con la cinta métrica echada al cuello cuando se encontraba en su negocio. Aquellos que lo conocieron lo recuerdan como una persona muy tradicional, con costumbres propias de otra época: "Solía coincidir con él en misa. Siempre iba con su misal, arrodillándose en todo momento; incluso en algunas ocasiones en las que el resto de feligreses nos quedábamos de pie", afirma un conocido suyo.
Desde que murió su madre, vestía siempre de luto: "En los meses de verano recurría al alivio de luto, incorporando el beis en el sombrero y el gris marengo oscuro en el traje para hacer más llevadera la canícula", explica. Con cariño, relata que en el pasado tenía por costumbre ir los días 12 de cada mes a pesarse a la farmacia de Bonifacio Gómez: "Y si caía en domingo, iba el lunes 13", subraya. Del Cid, además, también había participado en la vida política de la ciudad, siendo delegado de Turismo y secretario del Patronato de Turismo durante la década de los 80.
Entre sus clientes más destacados, cabe señalar la presencia de Boris Izaguirre. El periodista y presentador compartió en su cuenta de Instagram un vídeo con Ricardo del Cid en el interior de su establecimiento: "Una vez más nos volvemos a encontrar en su sombrerería. Ha sido un placer volver a estar aquí de nuevo". En aquella ocasión, marzo de 2018, se decantó por un americano y un panamá, para los viajes al trópico. "Es maravilloso. Estoy muy feliz de verle", se despidió el escritor venezolano.
Era difícil que un cliente saliera de su tienda sin haber localizado el tipo de gorro que buscaba. Fedora, campaing, boinas, bowler... De fieltro o de paja; realizado en España o de importación. Del Cid ha sido la meca de los sombreros que durante siete décadas ha visto caminar por su establecimiento el paso de las generaciones. Casi tres cuartos de siglo de historia que forman parte de nuestro presente más vivo.