Mientras el delegado del Gobierno de España en Andalucía, Pedro Fernández, confirmaba este miércoles que Marco había confesado espontáneamente que había matado y emparedado a Sibora, una expareja declarada desaparecida en el año 2014, a 2.361,3 kilómetros de distancia, en el pequeño pueblo romano de Nettuno, una familia consulta los medios españoles a cada minuto en busca de información, pues las comunicaciones oficiales se cuentan con los dedos de una mano.
Desde el salón de su casa, Elisabetta, la madre de Sibora, y Etlis, su hermano, permanecen atentos a cuanto ocurre en Torremolinos, cargados de impotencia, pues la llamada que tanto esperan, esa que diga que todo se acaba, no llega.
La hermana pequeña de Sibora, Kseva, que reside en Tirana (Albania), y que se ha convertido en la portavoz de la familia, confirma a EL ESPAÑOL de Málaga que no ha sido hasta este miércoles cuando la Policía Nacional les ha contactado por primera vez en estos días para informarles de que "no tenían novedades". Previamente, la misma también había tratado de contactar con la Embajada de España en Albania sin éxito.
Su sensación de cansancio, después de que su vida haya dado un vuelco de 180 grados tras nueve años sin información sobre su hermana, es compartida por la madre de Sibora, que desde el pasado 18 de mayo acude a diario a la comisaría de Nettuno en busca de noticias sobre su hija. Nunca las encuentra. Etlis, por su parte, directamente no tiene palabras para definir el sufrimiento nueve años después de que su hermana desapareciera.
Este mismo miércoles, la familia se llevaba un varapalo al consultar lo que publicaban los diarios malagueños. Todos informaban, tras la confirmación realizada por el delegado del Gobierno, que Marco, el presunto asesino la semana pasada de la joven Paula, habría confesado a unos agentes de la Policía Nacional, también, su responsabilidad en la muerte de Sibora.
Al parecer, cuando caminaba por el pasillo de la comisaría, al ver una fotografía en la pared de quien fuera su pareja hace casi una década, le dijo a los policías la mató y que emparedó su cadáver en la vivienda donde ambos convivieron durante su noviazgo. Una afirmación que, posteriormente, no quiso ratificar ante el juez ni ante su abogada.
Tras inhibirse el Juzgado de Instrucción número 1 de Málaga, que inició la investigación sobre la desaparición de Sibora en 2014, es el Juzgado de Instrucción número 3 de Torremolinos el que se encarga del caso. Pese a lo sorpresivo del procedimiento, el juzgado parece que autorizó la entrada en la vivienda y un exhaustivo registro de la misma en el intento de encontrar restos o pruebas que puedan aportar luz sobre lo ocurrido con Sibora.
Los agentes adscritos a la Policía Nacional acudieron al piso, ahora habitado por otros inquilinos, y realizaron comprobaciones meticulosas de las paredes, sin que hayan encontrado rastro alguno de Sibora.
Tras este primer intento, según ha explicado el propio delegado, Marco dijo que pudo haber utilizado ácido para desprenderse del cadáver. Con esta novedad sobre la mesa, los investigadores han regresado al inmueble para comprobar la posible presencia de algún resto químico que ayude a esclarecer lo ocurrido con Sibora. Este mismo miércoles, los investigadores han estado trabajando en el lugar.
La abogada de Marco ha manifestado que a su cliente no se le preguntó durante su declaración ante el juez nada sobre la desaparición de Sibora. "No admitió nada y solo contestó a mis preguntas", ha destacado. Asimismo, ha precisado que su defendido no está imputado por ningún delito relacionado con la desaparición de Gagani, informando de que ha solicitado un examen psiquiátrico y toxicológico de Marco en relación con la muerte de Paula.
Cronología
Los hechos que ahora son objeto de una investigación judicial tienen como punto de partida el asesinato perpretado el pasado 17 de mayo en la calle de San Ginés de Torremolinos. Eran las 11.30 horas cuando los camareros del bar América escucharon los gritos de una de sus compañeras del chiringuito La Tómbola. "Socorro, socorro, me va a matar", gritó Paula desde la ventana de su casa. La alerta hizo que varios de sus compañeros tratasen de entrar en el inmueble para auxiliarla.
La voz de Paula se apagó y al otro lado de la puerta ya solo respondía Marco, quien fuera su pareja sentimental. El propietario del bar y otro compañero de la asesinada le pidieron que abriera la puerta, recibiendo como respuesta que no pasaba nada, que la joven se había ido a dormir.
Recelosos de la actitud del hombre y conocedores de las peleas que tenía con Paula, decidieron llamar a la Policía e ir a por una copia de las llaves. Fue en ese momento de tensión cuando Marco aprovechó para escapar.
A su llegada, los agentes localizaron el cadáver de Paula. Nada pudieron hacer por salvarle la vida. Había recibido al menos catorce puñaladas por la espalda mientras se preparaba para ir al trabajo. El cuchillo que, presuntamente, utilizó Marco, había sido robado seis días antes del bar donde ella trabajaba. Esto hace que la investigación considere que se trató de un crimen premeditado.
Tras darse a la fuga, a las 17.15 horas de ese mismo día, los policías lo interceptaron y detuvieron en la calle Los perros, a apenas 500 metros del piso donde presuntamente cometió el asesinato. El arresto fue posible después de que una vecina diese la voz alarma a Emergencias 112 Andalucía alertando de la presencia de Marco.
Esa misma noche, las imágenes de la detención de Marco se hicieron virales en redes sociales y en el pequeño pueblo romano de Nettuno, en Italia, empezaron a tener conocimiento de lo que estaba sucediendo en la localidad de Torremolinos. Elisabetta Gagani recibió un mensaje de una excompañera de Sibora a través de Internet.
En el mismo se incluía el enlace de una noticia de un medio español en la que aparecía el rostro de Marco. La madre de Sibora lo reconoció a la primera. Era el último novio que su hija tuvo antes de desaparecer en 2014 en la misma localidad del último crimen.
El pasado jueves 18, EL ESPAÑOL de Málaga tuvo constancia de la desaparición en 2014 de una expareja de Marco. El presunto asesino de Paula, casi nueve años más tarde, fue la última persona que vio a Sibora con vida. La publicación de la noticia abrió de par en par una nueva vía de investigación.
Según relató a la Policía Nacional en julio de 2014, la última vez que ambos hablaron fue por WhatsApp, el 7 de julio. Desde ese momento su teléfono se apagó. Días más tarde, él llamó a la familia de Sibora preguntando si estaba en Italia, después de que, supuestamente, la joven se marchase de casa.
El devenir de los acontecimientos y la muerte de Paula desenterró el temor largamente escondido en los corazones de Elisabetta, de Kseva y de Etlis. El padre de Sibora murió con la incertidumbre de saber qué le ocurrió. Desde el momento en que se conoció la desaparición de Sibora, sus familiares sospecharon que Marco podía haberle hecho algo.
Aunque la joven nunca informó de que Marco le pegara, a su madre sí que le constaba que ambos peleaban y que, antes de desaparecer, ella le dijo que quería dejar a Marco, pero que para hacerlo "iba a tener que desaparecer".
El sábado 20, la familia de Sibora celebró la entrada en prisión de Marco, comunicada y sin fianza, por su presunta relación con el asesinato de Paula. El crimen fue oficialmente tipificado como machista. La novedad suponía un respiro para la familia de Sibora. "Esperemos que pague por lo que ha hecho", declaraba Kseva a este periódico.
A esta primera noticia le ha seguido la decisión del Juzgado de Instrucción número 3 de Torremolinos de abrir diligencias contra Marco por su presunta relación con la desaparición de Sibora. En el interior de ese dúplex de la calle García de la Serna están todas las esperanzas de esta familia, que sueña con sentir pronto un "ya todo acabó". Un final para nueve años de preguntas y con el corazón roto sin una hija, sin una hermana. Sin Sibora.
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