Málaga

Al fondo, a través del ventanal de la cafetería del Hotel Maestranza, se adivina el Palmeral de las Sorpresas, una de las joyas de la ciudad de Málaga. Una pieza reconocida como ejemplo de la manera en la que la urbe ha conquistado el suelo portuario. En primer plano, Román Fernández-Baca y Víctor Pérez Escolano (catedrático de Universidad en la ETSA de la Universidad de Sevilla), grandes expertos en patrimonio.

EL ESPAÑOL de Málaga tiene la oportunidad de dialogar con ambos después de que la semana pasada participaran en un acto del Colegio de Arquitectos. Las reflexiones de lo general a lo particular, de la concepción del patrimonio y su valor como componente económico actual hasta aterrizar en la torre del puerto y la Biblioteca de San Agustín.

Dos asuntos estos últimos en los que Fernández-Baca ha sido protagonista. A veces a su pesar. El ahora Alcaide del Real Alcázar de Sevilla, ocupó la Dirección del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico cuando estalló la polémica sobre el hotel dibujado en los terrenos ganados al mar tras la construcción del dique de Levante.

-Estuvieron ustedes dialogando sobre el patrimonio de la ciudad y el territorio. ¿En el caso de Málaga es una relación fácil?

-Víctor Pérez Escolano (V. P. E.): El patrimonio viene de una idea del patrimonio arquitectónico entendido como piezas, como museos, que ha trascendido a la escala completa donde la acción humana se produce, ya sea a toda la ciudad, al territorio… Aunque se sigan estudiando las unidades elementales, eso no existe si no es el contexto de su ámbito. Toda intervención territorial no se entiende sin un contenido de análisis patrimonial entendido como cultural y natural.

-Román Fernández-Baca (R. F-B):: A eso se añade lo que significan los bienes culturales que antes no eran tan importantes. Eso ha hecho que en la sociedad se genere una relación de empoderamiento. Ya no es el patrimonio de pocos sino de la sociedad en su conjunto. Al final se han convertido en grandes recursos y forman parte de la oferta social. El patrimonio antes era una cosa de élite y ahora es un recurso económico, educativo, científico, de identidad…

-V. P. E.: Un país como España está y solo puede estar en el liderazgo en el proceso de reflexión y acción en relación con el patrimonio. Otra cosa es que la práctica de esa doctrina goce de buena salud.

-¿Y dirían que quienes tienen que velar por una correcta aplicación lo hacen?

-V. P. E.: No hay que olvidar que el proceso de Unesco viene de abajo, no es un laboratorio de seres extraterrestres donde se establecen criterios ajenos. 

-R. F-B:: El tema de la Unesco es la globalización llevada al patrimonio. Todos los países se han relacionado en torno a ello. Quieren ser ejemplificantes y la búsqueda de un valor universal excepcional son esos valores, pero no son nada sin la calidad de vida. Para qué nos sirve una ciudad formalmente fantástica si su gente no reside en ella o está vacía de contenido. Hay políticas muy vinculadas al patrimonio, como la del turismo, que pueden dar lo mejor y lo peor depende de cómo se trate.

-Durante años se ha tenido la sensación de que Málaga no cuidaba su patrimonio. ¿Comparten esta idea?

-R. F-B:: Málaga era una ciudad donde el patrimonio no era un elemento sustancial. Málaga no se miraba a sí misma, miraba a otras ciudades. Pero hay varios momentos… Uno de ellos cuando se demolió la Casa de la Cultura y la exhumación del Teatro Romano en toda su dimensión. Eso coincide con un momento de grandes profesionales, cuando la Universidad ya ha cuajado y Málaga empieza a mirarse. Y hay publicaciones que reconocen la arquitectura y el urbanismo del siglo XIX. 

El XIX es posilustrado. El parque, la Alameda, el reconocimiento de la lámina portuaria. Se abre una pieza de un valor excepcional que es rodeada de una arquitectura del siglo XX deleznable. Las periferias de la ciudad no fueron cuidadas. Hay una operación que es como nuestro Guggenheim, que es el Museo Picasso, que recoge las estratificaciones fenicias; romanas; medievales, con la Alcazaba; el Renacimiento, con la Catedral; ilustradas, con la Aduana, y sobre todas el pintor universal. 

Es un momento de reconocimiento de todos los estratos de la ciudad en un lugar excepcional. Eso ha sido conductor de un proceso sobre el Centro Histórico que el alcalde, con bastante tino, ha formalizado, creando un modelo de éxito que ha hecho que venga todo el turismo. Los que nos dedicamos al patrimonio hablamos de 'la calidad de la experiencia'. Si cuando uno pasea por un lugar y no hay calidad, tiene que reconsiderar algunas cuestiones, preguntarse hacia dónde vamos. Estamos en ese límite. Málaga tiene que pensar en una complementariedad con la costa o con otras ciudades como Sevilla, Granada… 

-El propio éxito de la ciudad pone en riesgo la calidad de la experiencia…

-R. F-B:: Ese es el límite. Buena parte del éxito viene de la mano del patrimonio…

-V. P. E.: Hubo una quiebra porque el turismo de masas en los años 60-70 era de sol y playa. La oferta de Málaga era esa y generó un desarrollo que atrajo a ese modelo clásico. Recuerdo que cuando Torremolinos se separó de Málaga. Eso hizo que Málaga tuviese que asumir su condición de urbe, de esa realidad metropolitana. Sobre ese hecho se monta la conversión de Málaga de atracción de turismo cultural, con los museos. 

Román Fernández-Baca.

-Hablan del modelo. Y decían que antes Malaga miraba a otros lugares. ¿Creen que la sociedad es consciente de lo que Málaga tiene desde el punto de vista patrimonial?

-R. F-B:: Creo que en general es consciente. Pero es verdad que no todo el mundo tiene la misma percepción del patrimonio.

-Quisiera preguntarles por asuntos concretos, por polémicas aún existentes en Málaga. El caso más claro es el de la torre del puerto y su relación con el patrimonio y el paisaje de la ciudad.

-V. P. E.: Nosotros en Sevilla vivimos un precedente, la Torre Sevilla, antes llamada Torre Pelli. En el escenario patrimonial hay todo un capítulo sobre si los rascacielos son compatibles con el paisaje urbano, donde hay unos valores consolidados. Y por consiguiente si eso genera un conflicto inaceptable de partida. En Sevilla, el Plan General con el que se actuó, establecía cuatro lugares estratégicos dentro del conjunto urbano donde el aprovechamiento se incrementaba y cabía resolverlo con un edificio en altura. En función de eso se hizo el proyecto de la Torre Pelli. 

"El tema de las arquitecturas, su bondad o maldad, no radica en la tipología, sino en la calidad y en la adecuación de la localización respecto al conjunto del paisaje urbano"

Víctor Pérez Escolano, catedrático de Universidad en la ETSA de la Universidad de Sevilla

Me parece que el tema de las arquitecturas, su bondad o maldad no radica en la tipología, sino en la calidad y en la adecuación de la localización respecto al conjunto del paisaje urbano. Tengo la opinión de que aparte del debate 'torre sí o torre no', es que es un mal proyecto. En Bilbao hubo un proyecto de transformación de toda la ría y se levantó el Guggenheim. Y la Torre Iberdrola, que es vulgar. Esa torre no forma parte de los atractivos de Bilbao, pero el museo sí. 

-Pero yendo al caso de Málaga…

-V. P. E.: En el caso de Málaga, la torre se quiere levantar en un enclave, con un pedúnculo final del sistema portuario. Para mí es un factor que exige una reflexión. Además de si es un proyecto de valor, atractivo, o es una torre mediocre que no aporta especialmente nada para compensar los problemas que se pudieran generar.

-Francisco Sarabia: Es interesante la óptica de entender la operación como posibilidad de que se incorpore el patrimonio malagueño por su calidad arquitectónica. Si la torre del puerto es capaz por sí misma, por el valor del hecho arquitectónico, de atraer a la ciudadanía será un éxito. Pero si se queda ahí solo para los que se alojan en el hotel, habrá fracasado la operación.

-V. P. E.: Hay argumentos de peso para que no se localice ahí un edificio en altura, pero si resulta inevitable que sea el mejor posible. Mi impresión es que esta operación está en el gran paquete catarí para España. Y por sus cojones que se hará, aunque haya que hacer un simposio de la Unesco como se hizo sin que hubiera cataríes por detrás en la Torre Sevilla. Lo que no podemos hacer es callarnos y dar nuestra opinión. Tenemos un problema que está en el debate, con la introducción de elementos tácticos como declarar BIC La Farola para evitar que se construya la torre.

-¿Cuál es su punto de vista, Román?

-R. F-B:: Partiendo de la base de que la buena arquitectura del presente es el patrimonio del futuro, no hay que mezclar las cosas con el patrimonio. Digo esto porque quien tenía que haber parado la Torre Pelli no era la administración de Cultura; los que tendrían que haber intervenido son los de Medio Ambiente. Nosotros no emitimos pronunciamiento porque nos lo tenía que encargar la consejería y en aquel momento ésta entendía que estaba muy lejos de la delimitación. Lo de la Torre Pelli era una falacia. ¿Qué le puede afectar al Alcázar o la Catedral que estaba a 6 kilómetros?

-A usted le tocó estar en primera persona metido en el debate sobre la torre. Era responsable del Instituto del Patrimonio Andaluz. ¿Le hubiese gustado pronunciarse?

-R. F-B:: Es una pregunta complicadísima. En ese momento no me apetecía ese debate porque entendía que podía ser instrumentalizado. En el caso de Sevilla sí hicimos una serie de recomendaciones porque estaba en redacción el proyecto de indicadores para las ciudades históricas y se puso como ejemplo Sevilla. 

-Aquí en Málaga no había motivos…

-R. F-B:: Pero dicho esto, en la línea de lo que dice Víctor, el desarrollo no se puede entender solo como un modelo de crecimiento económico, tiene que ver con las aportaciones a la calidad de vida, y la percepción, la escala, el impacto formal en el lugar. eso lo estudian expertos. 

-Usted pone el foco en quienes tendrían que haber tenido responsabilidad sobre la torre de Málaga. El informe de Medio Ambiente, firmado por el delegado, fue muy controvertido. ¿Falló el filtro?

-R. F-B:: Me hace una pregunta… La torre está ahí. 

-¿Desde su punto de vista no debería estar ahí?

-R. F-B:: Tendría que haber hecho un análisis de percepción con mi equipo. Yo no lo he hecho, por lo que no puedo dar un dictamen. Hay quienes opinan que eso va a salvar a Málaga y los que creen todo lo contrario. Yo escucho a unos y otros. Creo que la arquitectura tiene elementos suficientes como para que si hay dudas en su percepción se haga un ejercicio de madurez y se llegue a una solución en un enclave que pueda ser tolerado sin perder la edificabilidad.

"La arquitectura tiene elementos como para que si hay dudas en su percepción se haga un ejercicio de madurez y se llegue a una solución en un enclave que pueda ser tolerado sin perder la edificabilidad"

Román Fernández-Baca, doctor arquitecto por la ETSA de Sevilla y alcaide del Alcázar de Sevilla

-F. S.: Si esto genera tanta controversia se requiere más análisis y si no hay consenso amplio, en mor de la seguridad no lo hagamos, no hagamos algo de lo que nos podamos arrepentir.

-R. F-B:: Hay personas que me dicen que le parece maravillosa la torre y esa misma persona me dice que el edificio de Moneo es una agresión. No lo entiendo. 

Víctor Pérez Escolano.

-Existe una vertiente de opinión contraria a la torre que habla de agresión al paisaje y a la ciudad.

-R. F-B:: No hablaría de agresión sino de agresión no comprobada. Yo tendría que comprobarla.

-V. P. E.: ¿Cuáles son los valores de esa localización? ¿Esto es una operación especulativa? ¿Sí o no? ¿Por qué puñetas tiene que emerger aquí un hotel de 5 estrellas con un palacio de congresos?

-R. F-B:: La dinámica de Málaga ha sido de crecimiento del parque hacia al mar, la lámina portuaria; el Palmeral de las Sorpresas, que queda como un elemento sostenible sobre el ámbito portuario que no dificulte la relación de esa Málaga que llegue al mar. Ahora se genera una cierta contradicción porque ponemos una pieza al final del ancla. Habíamos estado en un proceso de sacralizar esa relación de la alameda portuaria con la ciudad histórica y no meter elementos que la perturben y al final, más para allá, aparece un elemento. 

Antes decía que estudiemos una fórmula sostenible que no tiene que ser una operación de impacto, hagamos que en esa dinámica, en la que Málaga ha cuidado todo ese ámbito con operaciones de calidad, la ciudad no muera de éxito. Y las operaciones que puedan alterarla que sean de calidad, muy cuidadas y sostenibles.

-Usted ha sido protagonista en la operación de rehabilitación del Colegio de San Agustín. De hecho, fue quien metió en el cajón el proyecto anterior de intervención. ¿Qué le llevó a hacer eso?

-R. F-B: Vi que el proyecto afectaba al colegio, que no era sostenible. Era una barbaridad y se iban a cargar el colegio. Sobre la marcha escogí a Luis Arranz, con gran experiencia en bibliotecas. La operación es de un respeto absoluto. Hay cosas nuevas, porque no se puede decir que se congele todo. No hay nada que no esté apoyado en un conocimiento. Málaga es cultura, pero no sólo es ponerse así misma por los museos. Los museos pueden estar en más sitios. Aquí hay también un tema residencial. La biblioteca y el Colegio de San Agustín eran deudas pendientes. Es una intervención decisiva, porque es meter cultura pero para el tema residencial en la ciudad.

-Habla usted de un centro con habitantes.

-R. F-B:: Hay que generar una dinámica de atracción que no sea puramente turística. Creo que apoyamos una dinámica en la ciudad de equipamientos de otra naturaleza, no solo museos. Estoy muy satisfecho de haber tirado palante.

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