La gran operación de ordenación urbanística pendiente en Málaga capital se localiza en San Rafael, un espacio productivo e industrial anclado en la ciudad consolidada. Esta circunstancia, y la existencia de más de un centenar de propietarios, eleva la compleja intervención a la que empieza a dar forma el Ayuntamiento.
La reciente aprobación inicial del plan especial con el que organizar un espacio de 234.000 metros cuadrados, supone el pistoletazo de salida a una iniciativa trazada hace ahora más de una década, en el marco del vigente Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU). Con este primer movimiento administrativo, se activa un periodo de información pública en el que los afectados podrán realizar cuantas observaciones consideren.
Por más que la Gerencia de Urbanismo, sobre la base de los trabajos contratados al estudio buró4, se haya puesto manos a la obra, parece evidente que la materialización del nuevo barrio soñado sobre este emplazamiento, que albergaría 2.240 viviendas (160 VPO), equipamientos y zonas verdes, exigirá aún muchos años para su materialización.
¿Pero qué es lo que hay hoy por hoy en este sector de la urbe? La memoria elaborada por buró4 realiza una aproximación detallada sobre la tipología de edificaciones existente, con una preponderancia clara de los usos productivos. De manera precisa, el 45,19% es industrial; el 1,92%, empresarial; el 12,5%, logístico; el 3,85%, son usos terciarios, y el 12,5%, comercial.
A todos ellos hay que sumar un 8,65% de equipamientos comunitarios, entre los que se incluye la actual sede del Colegio de Médicos y un edificio de oficinas. Asimismo, los técnicos destacan que hay un 15,39% de edificaciones sin uso.
Ampliando la exposición, se acumulan naves de alquileres de trasteros (negocio en expansión en la zona), talleres mecánicos, de bricolaje y muebles; distribuidores de papelería, libros y juguetes, y concesionarios de coches; tiendas de bicicletas, ferretería, comercio de electrodoméstico, supermercados.
A juicio de los analistas, la existencia de un alto porcentaje de parcelas sin uso, "denota el estado de obsolescencia del polígono industrial para el desarrollo de su actividad tradicional". También consideran "llamativo" que pese a ser un polígono de carácter industrial haya un número importante de fincas destinadas a equipamiento comunitario. Algo que, a su juicio, "habla de la carencia de espacios para albergar este tipo de equipamientos que tienen los tejidos residenciales del entorno".
Las superficies de las parcelas varían entre 500 metros cuadrados en el caso de las más pequeñas, hasta 11.000 metros de las de mayor entidad. El tamaño medio de las situadas en la manzana oeste es de 2.000 metros, respecto a los 1.000 metros del área oriental. Las alturas oscilan entre una y dos plantas. Se trata de un sector situado junto a los antiguos suelos de Repsol, otra de las grandes centralidades futuras.
Con excepción de la sede del Colegio de Médicos de Málaga, que ocupa un edificio de la década de los 50, anteriormente usado como bodega, "con cierto valor patrimonial", el resto de las edificaciones del ámbito "no poseen valor arquitectónico alguno". Con carácter general, son naves industriales construidas entre finales de los años 60 y principios de los años 70. La mayoría, de fábrica de ladrillo y cubiertas metálicas.
Traslado "forzoso"
Para hacer posible esta gran intervención urbanística, la fórmula que se maneja es la de la compensación, incluyendo la reubicación de una buena parte de las instalaciones. "Este desarrollo conlleva la necesidad implícita del traslado forzoso o la extinción de las actividades que actualmente se encuentran en funcionamiento en el ámbito y que por su naturaleza son incompatibles", concluyen los redactores del documento.
Los técnicos diferencian entre las actividades compatibles con la ordenación, como es el caso del Edificio Luxfor, que se conserva e integra, y aquellas "relocalizables" dentro de la propia ordenación propuesta. Entre ellas, todas las correspondientes a usos comerciales, terciarios o equipamientos, que podrán ser reubicadas en las manzanas ya previstas para servicios terciarios y en las plantas bajas de los edificios residenciales.
Pero a todas estas hay que agregar un buen número de actividades "no relocalizables", caso de aquellas de carácter productivo y logístico, "o con necesidades de parcelas de grandes dimensiones". Las mismas "deberán trasladarse". A modo de opción, en la memoria se alude a la existencia de suelos finalistas como Huerta del Correo, donde restan parcelas susceptibles de ser empleadas.
Al tiempo, se recuerda la existencia de numerosos sectores con uso global productivo, adecuados para acoger actividades industriales. No obstante, admiten la necesidad de "clarificar cuántos metros serían necesarios para solventar esta circunstancia y poder plantear una estrategia de relocalización más concreta".