Es un debate de impacto global, pero que hay tenido este miércoles en Málaga un capítulo local. La revolución tecnológica de la inteligencia artificial y sus consecuencias ha sido protagonista en la primera jornada del AI Tech Summit, un evento que ha reunido centenares de asistentes de distintas partes del mundo en el Palacio de Ferias y Congresos de la capital de la Costa del Sol.
Y, aunque a más de uno pueda parecer que la IA ya sea omnipresente, la receta indicada en la jornada ha sido justamente multiplicar la formación en ella: "El conocimiento de la inteligencia artificial debería ser una obligación para el público general, y estoy decepcionado con que las instituciones educativas no lo estén fomentando", ha argumentado en una mesa redonda sobre el futuro del trabajo el cofundador y jefe de tecnología de The Good Data Factory, Ali Bouhouch.
Para él, se trata de una tecnología "disruptiva" que "eliminará formas de vivir y de trabajar" al mismo tiempo que las creará: "Cuando antes la abrecemos y más nos involucremos en ella, más podremos modelar su impacto", ha subrayado.
El tecnoptimismo y la fe en la inteligencia artificial han protagonizado las intervenciones de los ponentes: la enterprise data officer de Telenor, Ayesha Temuri, la ha definido como "una muy buena revolución" de la que "tenemos que sacar el máximo provecho; mientras que la senior product manager de Konux, Petra Pavlovic, ha invitado a adaptarse al cambio y ser menos contrarios al riesgo.
El encuentro, pese a tener vocación de debate global y estar organizado por una compañía checa, también ha contado con presencia malagueña: Freepik es patrocinadora del mismo y ha sido la compañía local con presencia más destacada. Su jefe de producto, Martin LeBlanc, ha explicado la filosofía que tienen a la hora de afrontar esta revolución.
"En lo que respecta a la inteligencia artificial generativa, actualmente no creo que haya ningún experto", ha opinado LeBlanc: "Es como llamarte experto en Internet en 1995, apenas estaba empezando. Ahora es cuando existe la oportunidad de convertirse en experto".
La estrategia de Freepik para afrontar esta tecnología, que podría tener el potencial de acabar con su negocio de facilitar imágenes de recurso, ha sido justamente apostar por ella y abrazarla, con el lanzamiento de varias herramientas: "La misión de Freepik es ayudar a cualquier a crear gran diseño más rápido para expresar el poder de sus ideas. Nosotros buscamos productos habilitados por la IA que fomenten esa misión".
Un reto ético
Por su parte, el responsable de inteligencia artificial y ética en el banco holandés De Volksbank, Joris Krijger, ha subrayado la importancia de la filosofía en el desarrollo futuro de esta tecnología. "Necesitamos la ética para navegar por estos desafíos y riesgos de la IA y pensar qué es la cosa correcta para hacer", ha afirmado. Su visión es que ofrecerá "oportunidades enormes a muchas organizaciones", pero también grandes desafíos.
"La responsabilidad siempre está relacionada con la noción de control", ha indicado, planteando interrogantes sobre la asignación de responsabilidad en sistemas de inteligencia artificial que evolucionan de manera autónoma. Además, ha criticado la falta de "infraestructura organizacional" en las compañías para abordar estas cuestiones éticas.
"El gran desafío en la inteligencia artificial responsable no será técnico, sino ético en su naturaleza", ha concluido Krijger. Todo ello, además, con una dificultad añadida: apenas estamos viendo las formas más iniciales de la IA. Apenas está todo por nacer.