La Nueva Rosaleda de cara al Mundial de Fútbol 2030 es un "proyecto vivo" y todavía tiene muchas aristas que cerrar. Pero lo que sí está claro es que lo que se espera del resultado de la remodelación y ampliación es que sea algo más que un estadio de fútbol.
Algo que trascienda al equipo de la ciudad para convertirse en una instalación de referencia de la capital de la Costa del Sol con vida los 365 del año, sin olvidar que será la casa del Málaga CF pero también muchas cosas más.
Tanto como "una ventana de Málaga al mundo". Para ello, se antoja primordial la participación de capital privado que impulse el proyecto.
Son las conclusiones de la charla de EL ESPAÑOL de Málaga con José María Arrabal, secretario general para el Deporte de la Junta de Andalucía -una de las tres propietarias del estadio-, y una de las caras visibles que están detrás del empuje para que Málaga sea sede del Mundial de Fútbol que se celebrará en España, Portugal y Marruecos dentro de seis años.
Aunque el proyecto se ha dado a conocer por parte de las instituciones, todavía faltan muchos puntos por confirmar, sobre todo en cuanto a plazos y coste final de la remodelación de la instalación de Martiricos.
A todo ello se refiere Arrabal, sin concretar cifras ni fechas, pero insistiendo en que lo importante es "el legado" que deje en la ciudad y en los malagueños la Nueva Rosaleda.
"Lo importante es el legado que deje en la ciudad y en los malagueños la Nueva Rosaleda".
La construcción de la Nueva Rosaleda tiene "una premisa fundamental": que "esta infraestructura no solo sea capaz de albergar un gran acontecimiento como el Mundial, sino que, sobre todo, sea capaz de dejar un legado que dure décadas. Es decir, que al día siguiente del Mundial de Fútbol eso tenga un sentido y que vaya mucho más allá de los veinte días que se use, digamos, a nivel futbolístico".
"En otras palabras, un Mundial de Fútbol es en sí mismo un gran objetivo, pero también es un medio. Es un medio para la consecución de fines más sostenibles en el tiempo", resalta Arrabal.
Insiste en que "lo que se quiere es no sólo cumplir los requisitos que te exige la FIFA", sino que esa infraestructura "esté dotada de los medios que permitan que preste un gran servicio a la ciudad y a la provincia".
"Un gran servicio a nivel de regeneración de la zona norte de la ciudad, a nivel de prestación de servicios los 365 días al año y, por supuesto, como una gran ventana de Málaga al mundo".
Por tanto, un proyecto de estas características forma parte de un "proceso vivo donde se van adaptando los diferentes documentos de trabajo a la realidad del momento".
En este sentido, el responsable de Deportes de la Junta de Andalucía coincide con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en que lo que se pretende que sea el proyecto final es una especie de Rosaleda Arena.
Un asunto sobre el que hay un "alineamiento" entre las instituciones, que tienen el objetivo "muy claro". "Hay una idea muy clara de las diferentes fases que eso comporta".
Tanto Ayuntamiento de Málaga, como Junta de Andalucía y Diputación de Málaga tienen "una visión estratégica muy clara de lo que una infraestructura de este tipo debe reportar a nuestra tierra".
A su juicio, "el acontecimiento no es en sí mismo el fin, es el medio para que haya una infraestructura que durante décadas no deje de nutrir de prosperidad, de oportunidades y de regeneración a la ciudad y a la provincia. Y ese es el objetivo".
"La Rosaleda se remodeló en 2006. En 2030 habrán pasado 24 años desde la última remodelación. Y este tipo de instalaciones, si no se acompasan con los tiempos, corren el riesgo de quedar obsoletas", dice el directivo de la Junta.
"¿Alguien se imagina la lista de las once ciudades más potentes de España, en un faro de exposición como es un Mundial de Fútbol, sin que estuviera la ciudad de Málaga? Creo que sería algo que no respondería a las expectativas y al posicionamiento de ciudad. Creo que todos nos sentiríamos muy frustrados si Málaga no estuviera en esa lista de 11 ciudades", insiste.
En este sentido, señala que "habría que hacer, igualmente, con Mundial o sin Mundial, algo con esa infraestructura para que Málaga no pierda pujanza. Y añadiría un argumento más. Todo el progreso, toda la generación de empleo, la generación de riqueza, qué eso va a suponer, ¿es necesario?, ¿es conveniente? Yo creo que es algo deseable".
"¿Alguien se imagina la lista de las once ciudades más potentes de España, en un faro de exposición como es un Mundial de Fútbol sin que estuviera la ciudad de Málaga?"
Se muestra prudente en cuanto a cifras, dejando eso en manos de los técnicos. Las cifras que se manejan son cercanas a los 300 millones de euros. Pero sí apunta algo referente al aspecto económico de la nueva instalación: "cada euro de dinero público que se invierta va a tener un retorno, porque así es como se está construyendo el modelo", por lo que, a su juicio, "el éxito de la inversión está garantizado".
La "pata privada"
Ahí es donde hace referencia Arrabal a la inversión privada que se antoja, a tener de las declaraciones de los responsables políticos, imprescindible para el proyecto. "En la medida en la que se consiga incorporar inversión privada, menos costará el proyecto a las administraciones, por lo tanto a los ciudadanos. Y ese es el equilibrio que se está buscando, con una premisa fundamental, y es que las instituciones somos garantes, las instituciones son garantes de la base del proyecto".
"Cada euro de dinero público que se invierta va a tener un retorno. El éxito de la inversión está garantizado".
Arrabal redunda de esta forma en la declaración expresa del alcalde de Málaga de que la inversión privada tiene que ser una pata imprescindible para la remodelación.
¿Hay movimientos para que llegue ese capital privado? "No es ningún secreto que Málaga y Andalucía en estos momentos acaparan muchísima atención e interés de inversores en todas las facetas. Y en este caso no es diferente. Sabemos que hay interés", afirma Arrabal.
Y añade que "lo que se está haciendo es conducir los trabajos técnicos necesarios para sustentar todo ese proceso de argumentación y de valoración de una forma empírica, razonada, seria, profesional, midiendo retornos, midiendo usos. Y eso va a redundar en un mayor acierto en ese sentido. Y aunque el rol de las administraciones como garante del proyecto no se va a alterar, sí que, indudablemente, esa pata privada va a determinar en gran medida el recorrido final".
Uno de los riesgos que corre esta remodelación es que La Rosaleda pierda su idiosincrasia, la idiosincrasia de la casa de los malaguistas, para lo que Arrabal pide "sensibilidad", para "comprender al que está en la grada". Por eso, "cuando uno trabaja en gestión deportiva tiene que comprender cómo vuela un vestuario, cómo cruja un parqué, cómo se levanta un césped cuando se saca una falta…".
Listo antes del Mundial
"El que está en la grada es muy inteligente y sabe que contribuye a hacer su equipo más competitivo, que contribuye a hacer su equipo más respetado y acepta eso", expone.
Para defenderlo, arguye que "si tú quieres imaginarte cómo será el Málaga dentro de 10 años pues seguramente el fiel reflejo será en función o dependiendo de cómo sea la casa donde juega”.
Y de ahí vuelve de nuevo a la "versatilidad de la instalación”, porque eso “contribuirá a completar la oferta de la ciudad de Málaga y a generar nuevos nichos de oportunidad y de prosperidad que en el fondo es de lo que se trata".
Una de las grandes incógnitas es cuando comenzarán las obras en el estadio, aunque se espera para 2025 según las informaciones del proyecto que ha salido a la luz.
No se aventura Arrabal a aportar ninguna fecha tanto para la licitación como para el arranque de las obras. "Existe, todo lo habéis visto, entre otros documentos gráficos, vídeos donde se habla de cuáles son los plazos aproximados en los cuales se quiere y se debe llevar a cabo todo. A partir de ahí, insisto, como representante institucional, uno debe ser prudente. Yo no puedo hablar de la cuestión de carácter técnico, que no me corresponde, creo que por responsabilidad".
La "intención", para cuando empiece la actividad, "es compatibilizar la actuación con el ejercicio por parte del Málaga Club del Fútbol, de su actividad. Y la vocación es afectar lo menos posible".
No se sabe el inicio, pero sí es algo más concreto, al menos con respecto a su consideración, sobre cuándo debe estar funcionando lo que denomina el "chasis" del proyecto.
"La instalación, en condiciones normales, debe estar operando al menos el chasis de la infraestructura deportiva el verano previo, como mínimo". Es decir, en el verano de 2029. "El ejemplo lo tenemos con el Mundial 2026 -México, Estados Unidos y Canadá-. En el año 25 ya se van a celebrar algunas competiciones FIFA en varios, por decir muchos, de los estadios donde se va a celebrar el Mundial". Algo de luz sobre la Nueva Rosaleda.
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