Paula Ruiz (Málaga, 1999) lleva nadando desde los dos años cuando su madre, por casualidad, la apuntó a clases de natación para que aprendiera a defenderse nadando. Desde entonces, nunca más se ha separado del agua.
En su rutina habitual, se levantaba a las cinco de la madrugada y a las seis estaba en la piscina. A las ocho, cuando todo su grupo de la Federación Andaluza de Natación se marcha, ahí sigue ella. Una hora y media más nadando dirigida por Xavi Casademont, su entrenador. Tras un descanso, comer y estudiar, a las tres y media vuelve al agua hasta las seis de la tarde, que sale de la piscina y entra al gimnasio hasta las siete y media.
Así cada día de sus últimos años, una y otra vez, teniendo en cuenta que este entrenamiento se ha intensificado aún más recientemente con su preparación para su actuación en los Juegos Olímpicos de Tokio. Paula trabajó duro para conseguir su plaza a los Juegos, el pasado mes de junio, en el Preolímpico de Setúbal (Portugal) donde consiguió la plata que le dio el pasaporte a su sueño, con el que competirá esta noche en la final de 10 km en aguas abiertas.
Los Juegos Olímpicos de Tokio
Desde aquel día, el objetivo en mente de Ruiz ha sido claro: Hacer una buena actuación en los Juegos Olímpicos. "Estamos puliendo detalles, pero siento que ya está todo hecho. Voy a darlo todo y ya está", dice la nadadora.
Llegó a la Villa Olímpica el pasado sábado por temas de protocolo Covid. "Es espectacular verte rodeada de profesionales de todo tipo, de todos los deportes. A veces, miro a algunos con cara de "yo te conozco"", dice entre risas.
Asimismo, reconoce que su momento favorito es cuando están en el comedor y ve a estrellas del deporte, que ha seguido desde siempre, hacer vida normal a su lado. "A veces aún me impacta ver a mis referentes comiendo conmigo. Es una experiencia increíble", explica.
Reconoce que quizás lo negativo de una vivencia tan única como la de estar en los Juegos Olímpicos de Tokio es que es muy fácil distraerse. "Tengo que mantener la calma porque aún no he competido y tengo que evitar tentaciones y distracciones de todo tipo que puedan hacerme olvidar del objetivo real: competir y dar lo mejor de mí misma", cuenta.
De igual forma cree que ella está muy centrada. "A veces creo que no subo ni fotos de la experiencia por lo concentrada que estoy en la competición. Se me olvida guardar estos bonitos recuerdos", relata.
Recuerdos como unos post-its que compartió ayer en su cuenta de Instagram donde referentes como Mireia Belmonte, Jessica Vall o África Zamorano le dejaban mensajes de ánimo para que de su mejor versión esta noche. "Dalo todo en el agua y confía mucho en ti. Eres increíble", escribía Zamorano.
Su club, pendiente de ella
Pese a que estuvo varios años en el Club Natación Mairena de Aljarafe, volvió a Málaga hace muy poco con el CN Inacua Málaga, club que le ha visto dar el sprint previo a los JJ. OO.
Como es evidente, sus compañeros están orgullosísimos de ella y piensan ver juntos la final de esta noche. "Con Paula se puede tener la certeza de que independientemente del resultado, todos sabemos que sí o sí se ha dejado la piel y eso mismo es lo que hace que haya llegado tan lejos", dice Antonio Romero, pareja y compañero de Paula en Inacua.
Sus compañeros la definen como una persona muy sonriente e independiente que prefiere refugiarse en los momentos más difíciles con su círculo más cercano."Es muy exigente con ella misma y es digno de admirar la humildad con la que lleva todos sus éxitos. Una no va a los Juegos Olímpicos todos los días", prosigue Romero.
Isaac Cánovas, otro de sus compañeros, está totalmente de acuerdo con que la actuación de Paula esta noche no dejará indiferente a nadie. "No me cabe duda de que trata de igual manera a sus contrincantes internacionales sin importar los títulos que puedan poseer y estoy convencido de que eso, sumado a la constancia y garra compitiendo que siempre la han caracterizado nos dará un gran espectáculo esta noche en el país nipón", detalla con alegría.
Por su parte, Patrick Luppi, entrenador de Inacua Málaga, señala que la medalla es complicada porque están las 25 mejores del mundo y todas tienen el mismo objetivo, pero que "en las situaciones difíciles es donde ella saca su máximo potencial y confía mucho en ella".
"Estos últimos meses han sido muy duros por los entrenamientos, por las concentraciones en altura y por la tensión que había en el ambiente por la clasificación, pero ella siempre confiaba en que el objetivo se conseguiría" concluye Luppi.