Desde su origen hace más de 150 años, la ginebra Larios ha estado ligada a su ciudad de origen, Málaga, pero desde este martes lo está más aún, pues su nuevo embajador, la cara visible de la marca, es el malagueño más internacional, el actor Antonio Banderas, un gran ejemplo del lema de la marca, que aboga por defender la "buena vida" que ciudades como Málaga ofrece.
El malagueño estuvo este martes compartiendo, precisamente, esa buena vida que da su tierra natal junto a compañeros de profesión como los malagueños Pablo Puyol o María Esteve, así como Jon Kortajarena o la cantante Estrella Morente, que deleitó a todos con su música durante el atardecer, incluso a capela.
Larios organizó un gran evento en la Huerta del Conde donde Banderas actuó de gran anfitrión y disfrutó de un breve descanso entre rodaje y rodaje. Desde que Antonio Banderas sufriera un infarto en 2017, asegura que su percepción de ver la vida le ha cambiado completamente. Ya no se enfada por las cosas insignificantes. Tampoco fuma "como un carretero". "Quizá haya sido de las mejores cosas que me han pasado de la vida", reconoció.
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En este sentido, Banderas añadió que, a veces, es bonito que la vida te sacuda para entender lo que realmente quieres. "Me hizo darme cuenta de que tenía que dedicarme realmente a aquello que quería hacer", dijo, reconociendo que "volver a Málaga, también ha sido volver a mí mismo".
El actor reconoció que Málaga ya es una marca, gracias, en parte, al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. "Lo ha conseguido con muchísimos años de trabajo, casi 25. Y prácticamente solo en algunos momentos. Yo recuerdo una calle Larios totalmente llena en contra de Paco de la Torre, diciendo que nos iba a arruinar. Sin embargo, ahora vemos que ha convertido Málaga en un lugar muy humano", declaró.
Respecto al proyecto del Teatro del Soho CaixaBank reconoció que es algo que no podía haber hecho solo y explicó, como hace habitualmente, que desde el principio tuvo claro que no quería desarrollarlo con dinero público. "No tengo nada en contra, lo apoyaré siempre, pues hay mucha gente que necesita de esos fondos para poder funcionar en el mercado. A veces me cabrea el funcionamiento que se sigue", criticó.
Este modelo lo observó en los 23 años que pasó en Estados Unidos. "Allí no existen un teatro o un ballet nacional norteamericano, ellos se nutren de lo privado. Me acuerdo de ir al Teatro de la Ópera de San Francisco y encontrar allí una placa que había llena de nombres que habían colaborado con ese teatro. ¿Queréis un teatro? ¿Queréis a Plácido Domingo en la ciudad? Pues a colaborar, esa era la idea", relató.
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Bajo esta idea ha concebido al Teatro del Soho CaixaBank, con entidades que han apostado por el proyecto. "Sin ellos hubiera sido imposible", dijo con honestidad. Larios, en este sentido, ha propulsado especialmente una de las aristas del Soho, su orquesta, llena de jóvenes talentos.
Con ellos quiere hacer ver a los que vayan al teatro que si se quiere, se puede. "Yo quiero que haya gente joven que vea a Marcos Castilla, que tiene 16 añitos y que digan que ellos también pueden hacer eso. Que se den cuenta. Es muy importante que cuidemos a la gente joven que puede hacer que Málaga se convierta en un lugar aún realmente más interesante. Quiero que la gente diga '¡Guau, qué pedazo de ciudad se han fabricado estos tíos!'", declaró.
Con esta manera de entender esa hermandad entre la cultura y su tierra natal, en 2020, Antonio Banderas reconoció ante los medios que en Málaga encontró "la forma más perfecta y romántica de arruinarme". Unos años más tarde, sigue con la misma idea y alega que "si uno llega a morirse y todavía le queda dinero en el banco, es porque algo ha salido mal".
En abril del próximo año pondrá en cartel en el Soho un espectáculo "más pequeñito pero precioso", el musical They're playing our song, de Neil Simon y protagonizado por María Adamuz, y, como se había anunciado, Gipsy, que admite que "viene con muchos problemas y es una carrera de obstáculos".
Aunque sabe y reconoce que lo sencillo para ganar dinero sería caer en "lo facilón", como espectáculos como Mamma mía o cualquiera de los de Disney, Banderas sigue apostando por musicales cultos "que cuenten más que canten" aunque a veces pierda dinero. "Una compañía de ochenta personas cuesta 160.000 euros a la semana", advirtió.
Su "niña bonita"
Igual que él oye música todos los días, el teatro tenía que tener "una niña bonita", su orquesta sinfónica. "¿A quién coño se le ocurre, en mitad del Covid, decidir poner una orquesta sinfónica con mucha gente, cuando todo el mundo estaba encerrado y acojonado en casa, con miedo a morirse o a contagiarse? Pues a mí, que estoy chalado", bromeó.
Y los que le apoyaron en su "locura" fue el equipo de Larios que ahora le hace embajador, principalmente, por su manera de impulsar Málaga al estrellato. "Ha sido duro mantenerla trabajando hasta que ellos han llegado. Nos dan un aire que necesitábamos. Aunque en Málaga hay orquestas, nosotros queríamos, con el nombre de Pop, que fuera popular, que hiciera otro tipo de música y presentarla al público de otra manera... y para eso necesitábamos fondos", explicó.
Los próximos 17 y 18 de noviembre la orquesta tocará por primera vez la maravillosa partitura de George Gershwin, sin duda, el compositor más legendario de la música norteamericana. Se trata del primer concierto-espectáculo de esta temporada, como siempre, con el maestro Arturo Díez Boscovich a la cabeza.
La orquesta estará acompañada por el solista Marcos Castilla. El jovencísimo pianista malagueño repetirá en el Teatro del Soho CaixaBank, tras debutar con mucho éxito el verano pasado junto a Larios Pop del Soho.
Sin embargo, Banderas reconoce que tiene "ganas de meterle mano" a clásicos españoles y a un andaluz como Manuel de Falla. El malagueño aseguró que espera meterlos pronto en el teatro y promocionar con ellos a "la gente joven y talentosa de nuestra orquesta". "Sin los patrocinadores no somos nada. Necesitamos su mano. Si todos esos que creen en Málaga, si las empresas son además malagueñas, mejor aún", zanjó.