Antonio Banderas volvió a presidir la entrega de premios que llevan su nombre en la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga. Enfundado en sus vaqueros acampanados; con camisa vaquera con varios botones desabrochados que dejaban entrever el fray Leopoldo y el cenachero que llevaba al cuello, y tras sus gafas de cristales amarillos, el actor deseó la mejor de las suertes a cada uno de los alumnos que formó parte del show previo a la entrega: los jóvenes representaron una nueva versión del musical Hair --que fue inspiración para Antonio con apenas 16 años-- y un proyecto donde versionaron temas de Alejandro Sanz (uno de los premiados) en el marco del laboratorio creativo Enjoy the process

Banderas atendió a EL ESPAÑOL de Málaga unos minutos antes del inicio de la mencionada gala. Se mostró orgulloso de la colaboración continua con ESAEM, "una gran cantera de talentos", pero reconoció que aún le abruma eso de que un premio lleve su nombre. No lo lleva bien.

Antonio ha sacado un pequeño hueco en su ajetreada agenda para pasar un rato con estos chavales que desbordan ilusión. Antes de marchar a rodar películas en Londres y Nueva York tras el verano, estará muy centrado en el Teatro del Soho para preparar su próxima producción musical, Gipsy, inspirada en las memorias de la famosa vedette y artista de striptease, Gypsy Rose Lee; que apunta que llegará previsiblemente en 2024 y que será "muy compleja". "Habrá muchos niños en el elenco; haremos nuestra primera audición con niños que vienen de aquí el día 22 de junio. Se trata de un musical complejísimo, con muchísimos personajes y una música muy compleja... habrá una orquesta muy parecida a la de Company, con 26 músicos", declaró.

Así, Banderas asegura que es muy complicado trabajar con niños, pues hay que hacerlo "muy bien y bajo la legislación actual". "Queremos tener una colaboración directa con ESAEM. Aquí hay muchos niños que llevan desde los ocho años estudiando. Espero contar con ellos, que encontremos en estas instalaciones el material humano que necesitamos para la obra", dijo. También matizó que lo dirigirá él en solitario. En esta ocasión, no estará Emilio Aragón al mando como fue en el caso de Godspell, donde Banderas solo fue productor. "A Godspell queremos hacerle hueco en Madrid, pero es que los teatros están hasta arriba y está siendo complicado", manifestó.

¿Marvel?

Tras ser cuestionado sobre esos dos proyectos cinematográficos, que llegarán tras el verano, Banderas despeja la duda de si alguno de ellos tiene que ver con Marvel. "Yo no sé nada de ello. No sé de dónde ha salido la noticia. No sé ni cómo se llama el personaje que dicen que haré. Te lo juro que no lo sé... Galacto, Galafo... No han entrado en contacto conmigo siquiera", expresó. 

En Londres, según adelanta el propio Antonio, hará de "un malo que después es bueno", un "personaje muy divertido". "Haremos Paddington Bear, un clásico inglés, toda una gran producción", declaró. En el proyecto en Nueva York estará acompañado de Nicole Kidman y se llamará Baby girl. "Es un thriller muy interesante y bonito. Voy a estar allí hasta finales de noviembre", adelantó.

Harto de las IA

Antonio Banderas cree que es importante que haya sitios como ESAEM donde se trabaja la cultura escénica, pues "la educación que viene de la cultura es algo fundamental en un mundo donde empieza a dar miedo lo que puede hacer la inteligencia artificial".

"En estos momentos, hay una huelga de escritores en Estados Unidos. Están protestando porque ya se están escribiendo guiones en programas de computadora y eso puede acabar con todo un sector. Nosotros en el Soho hemos optado incluso por empezar a poner en los carteles de nuestras diferentes obras o de nuestra orquesta el lema 'hecho por Inteligencia Humana'. En el Soho, cuando suena un trombón, suena un trombón. Y cuando suena un arpa, suena un arpa. Y el actor que se planta frente a ti, es humano, no hay truco. Eso me parece importantísimo", insistió.

Banderas sostiene que "la cultura es importante porque hace que la gente no sea manipulable". "Y hay que cuidarla desde arriba, desde el Estado también, aunque yo tengo una empresa privada, sin ánimo de lucro, pero privada, tengo que decirlo. Yo veo ahora mismo, en el mundo entero, que la gente empieza a ser mucho más manipulable que en los años 80 o 90. Estamos perdiendo libertad, libertad de pensamiento, y solamente se logra a través de la lectura, de la paciencia de sentarse frente a un espectáculo que dura dos horas. La gente ya no tiene paciencia de aguantar una lectura de un libro de 400 páginas. Nos han metido un cerebro en forma de teléfono en el bolsillo, y ese cerebro parece que está haciéndolo todo. Se está perdiendo capacidad cerebral", dijo.

De la misma forma, Banderas lanzó un dardo a los políticos actuales, pues cree que si la gente lee sobre amor, pasión, poder o traición, es mucho más difícil que estos puedan rascar ahí. "¿Qué se está buscando? ¿El bienestar o el voto?", zanjó.

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