Mayte Carrasco (Terrassa, 1974) se hizo reportera de conflictos armados por casualidad. Estaba de corresponsal en Moscú cuando estalló la guerra en Georgia y le tocó cubrirlo. "Me di cuenta de que estaba preparada porque tenía el temple necesario para hacerlo", reconoce por teléfono la veterana periodista con raíces malagueñas. Su abuela, Paloma de la Torre, nació al lado de la casa natal de Picasso.
Después de aquello acabó cubriendo la Guerra de Afganistán, un país conocido como "el cementerio de imperios". La región ha hecho honor a su apodo después de que los talibán tomaron el control del país y echaran a las fuerzas armadas occidentales y afganas tras 20 años de conflicto. Carrasco ha estrenado ahora una valiosa serie documental en Televisión Española donde revisa sus últimos 40 años de historia y EL ESPAÑOL de Málaga ha podido hablar con ella.
La directora ha sido reconocida con el Premio Gimme por Afganistán, la tierra herida, para ARTE, NDR y Al Jazeera. En los cuatro capítulos desgrana los 40 años de guerra a través de los ojos de quienes más la padecen: las mujeres de allí. Carrasco también ha cubierto conflictos en Colombia y Venezuela; la guerra en Malí contra el yihadismo, la guerra de Libia, la revolución en Egipto; y la guerra en Irak.
Para la reportera, la guerra de Siria ha sido la que más le ha impactado por el número de atrocidades que ha visto. Recuerda al teléfono la masacre vivida en Homs, que ella misma cubrió tras entrar a la ciudad por las cloacas junto a su amigo Roberto Fraile, asesinado por Al Qaeda en Burkina Faso, y Alessio Romenzi. La veterana periodista Marie Colvin murió 48 horas después en la misma casa donde estaban alojados.
"Fue un shock. Me di cuenta de la realidad de la guerra. Podría haber sido yo. Murieron muchos años niños delante de mí. Un día enterramos a ocho. Vivir una guerra es terrible. Hay dos tipos de personas: las que lo han vivido y las que no", dice tajante. Carrasco también comprendió allí la magnitud y el dolor de una guerra civil entre hermanos como lo ocurrido en nuestro país hace 80 años.
En 2012 fundó The Big Story Films, productora de creación de contenido audiovisual para cine y TV, de la que es CEO. Durante la pandemia rodó el documental Coronavirus, vidas en cuarenta, que se ha podido ver en televisiones europeas y en Movistar. Además de filmar un corto, que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Almería.
Acaba de estrenar en Televisión España la serie documental Afganistán, tierra herida. ¿Qué reflexiones le ha suscitado revisar los últimos 40 años de historia del país?
Con la serie te das cuenta de que la historia se repite en Afganistán. Todos los intentos de invasión y de ayuda de los extranjeros han resultado en vano. Desde Alejandro Magno hasta hoy, ningún extranjero ha podido poner un pie allí. Todos han sido expulsados. Es una lección que no terminamos de aprender. Un exagente de la CIA dice una cosa muy interesante en la serie: "No nos hemos quedado con la lección de que no hay que invadir Afganistán. Es una trampa". Esa es la conclusión que saca uno cuando ve los cuatro capítulos. Se han cometido los mismos errores una y otra vez en las sucesivas invasiones de este pueblo. Nadie escucha ni respeta lo que quiere el pueblo afgano.
¿Qué responsabilidad tiene la URSS y Estados Unidos en el problema de terrorismo mundial hoy día?
La Guerra Fría causa una mella enorme en el mundo, no sólo en Afganistán. Muchos países del tercer mundo sufrieron mucho cuando el comunismo y el capitalismo quisieron imponerse. La URSS y Estados Unidos en la época de la Guerra Fría causaron estragos en toda la zona de Oriente Medio, Asia central y África. Sin olvidar Latinoamérica donde hubo guerrillas y la CIA estaba presente. En los años 80 no fue tanto la Unión Soviética, sino la CIA, que armó a los rebeldes hasta los dientes (ríe). La serie lo que enseña en el capítulo uno es que Afganistán estaba al borde del abismo cuando los soviéticos entraron para pacificar la guerra civil. En ese tiempo había unas purgas extraordinarias contra todo el pueblo, fosas comunes y ejecuciones masivas. Las prisiones estaban a reventar. Todo eso era contra todo opositor, tanto islamista como comunista. Había habido tres golpes estados sucesivos desde 1973. Los soviéticos entraron a pacificar aquel país. Fue una trampa. Se metieron en una guerra de guerrillas contra la Yihad. Ahí empezó todo. Los culpables son ambos. Estados Unidos para acabar con la URSS empezó a inyectar dinero en los grupos islamistas de la oposición, los muyahidín.
Shukria Barakzai, que en 2004 se convirtió en miembro del Parlamento afgano, dice al inicio del documental que "Kabul era mejor que Europa". ¿De qué libertades gozaban las mujeres entonces?
Kabul en los tiempos del rey Shah se regía por una monarquía muy abierta. Su esposa Soraya no se ponía velo. Tampoco la anterior reina, Soraya. Eran muy occidentales. En los tiempos del rey Shah, en el Hotel Continental había una intelectualidad, glamur y desfiles de moda. Las mujeres vestían en minifalda y con el peinado yeyé. Iban a guateques abiertos y se podía fumar en los bares. Kabul no tenía nada que envidiar a una capital europea. Ya le hubiera gustado a Madrid en aquella época donde tenía guateques, pero no libertad por Franco. Incluso se producía vino allí. El rey estaba enamorado de París y le encantaba la cultura occidental. El problema es que eso era burbuja. Sólo sucedía en las grandes ciudades.
Sin embargo, las mujeres en zonas rurales estaban apartadas y se podían comprar para el matrimonio.
Claro, esa es una de las cosas que ocurre en sociedades que se rigen por reglas tribales. Esto sucede en muchas partes donde aún no se ha evolucionado y las tradiciones familiares más retronadas todavía permanecen. Estas historias, de vender a mujeres como camellos, las hemos oído en África también. En aquel momento, mientras que en las grandes ciudades se evolucionaba a la velocidad del rayo en las zonas remotas de Afganistán vivían atrasados. Es un país súper escarpado con zonas remotas a las que no se puede acceder. Afganistán es un país ingobernable que se rige por sus propias reglas. No funciona de forma centralizada como Francia. Además, es un país con muchas etnias (los pastunes son la etnia mayoritaria). Según el Código Pashtunwali, "ninguna mujer es superior al hombre ni siquiera tu mujer o tu hermana". Son tradiciones que no quieren perder.
Los talibán ya gobernaron en 1996 tras una Guerra Civil. Fue una época terrible para las mujeres. ¿Qué va a ocurrir ahora con ellas?
Las mujeres siempre han sufrido el doble en Afganistán. Han tenido que adaptarse a los diferentes momentos de la historia de su país. Los derechos de las mujeres siempre han sido moneda de cambio. En la época del rey Shah y soviética eran libres. Podían estudiar y trabajar. Después, en la época de la guerra civil, sufrieron violaciones masivas y recortes en sus derechos fundamentales. Estaban pasándolo tan mal que cuando llegaron los talibán les recibieron con los brazos abiertos. Se escuchaban rumores de que los talibán habían salvado a una mujer y habían colgado a un violador. "Por fin viene la ley, alguien que nos va a salvar", decían. Luego se dieron cuenta de que trajeron paz, pero recortaron todos sus derechos fundamentales. Esos talibán son los mismos que ocupan el poder ahora. Pero han aprendido mucho. Hay muchas más cámaras vigilándoles y redes sociales. Dicen que son pacíficos y feministas. No son mejores que los talibán de 1996. Habrá ejecuciones de opositores. La gente está aterrorizada. Las mujeres más. Ellas ya saben que son el blanco de este régimen totalitario que odia a las mujeres. Afganistán se va a convertir en una prisión gigante de mujeres.
He leído que se les va a prohibir a las mujeres utilizar su móvil. Pero comparado con lo que cuentas...
Las mujeres con las que hablo están aterrorizadas y temen por su vida. Están cambiando de casa cada tres días porque saben que pueden ir a por ellas. Son mujeres valientes, cuya generación ha nacido en libertad y ha podido ir a la universidad. Han vivido años de relativa paz y de progreso para sus derechos. Lo único que quieren es salir del país. Ya no se trata de que le quiten el móvil. Son pequeñeces al lado de lo que les puede pasar a activistas, periodistas, cineastas. Mujeres que tenían profesiones liberales. Estas mujeres pueden estar amenazadas de muerte por poner un tuit. Las mujeres van a ser silenciadas en Afganistán.
Se han cumplido recientemente 20 años del 11S. ¿La amenaza terrorista es mayor que nunca hoy día?
La amenaza sigue ahí. Estados Unidos invadió Afganistán con dos objetivos: terminar con Bin Laden y con el terrorismo internacional. Con el primero acabaron, pero no con el terrorismo internacional ni con el germen que él creó: Al Qaeda. No sólo ha crecido y se ha expandido a otras zonas del planeta 20 años después, sino que ha tenido hijos tremendos como Daesh, que se quieren comer al padre. Está todavía más a la derecha de Al Qaeda. Son más brutales y quieren la Yihad global. Afganistán se puede convertir en un santuario del terrorismo internacional como ya lo fue en la época de los talibán en los 90. Que la comunidad internacional llegue a pactos con los talibán sobre tema de terrorismo internacional da mucho miedo. Con los terroristas no se puede negociar. No van a respetar ningún tipo de acuerdo.
Incluso en el documental se dice que "no hay garantías de que no vuelva a pasar". ¿Usted qué cree?
Ahora mismo los países occidentales somos objetivo de estos dos grupos. Es un momento en el que nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado están en diferentes alertas dependiendo del país. Estarán alerta también a los movimientos que se están dando en Oriente Medio después de las revoluciones árabes donde todo el mapa político se ha transformado y las consecuencias que ha podido tener en el terrorismo internacional. Ahora mismo están analizando qué tipo de amenazas nuevas puede haber contra Europa. Que los talibán ganen una batalla similar lo único que puede hacer es insuflar entusiasmo en las filas de los radicales. Esto puede animar a muchos lobos solitarios en Europa a esta lucha yihadista.
¿Hay esperanza de que Afganistán se reconstruya?
La esperanza no se pierde nunca. Es un pueblo que siempre ha renacido de sus propias cenizas. Son gente con la resiliencia más grande que haya visto nunca. Sin embargo, nadie es capaz de decir qué ocurrirá en esa zona. Lo más probable es que se reconozca a los talibán como gobierno y que haya un momento que se olviden los derechos fundamentales de las mujeres, los hombres y los niños. Tendrán que valerse por sí mismos y decidir su propio futuro. Los medios ya se han olvidado varias veces de ellos.
Igual ha ocurrido en varios conflictos como el de Egipto tras la Primavera Árabe. O los Balcanes. Igualmente, vivimos un momento convulso no sólo por la pandemia...
El mundo está en un momento de cambio geopolítico y social. Vive una gran crisis de valores y de la democracia. Vivimos la decadencia de Occidente. Europa y Estados Unidos han tirado la toalla en cuanto a la intervención. Estados Unidos ya no quiere ser el policía del mundo y Europa ha tirado la toalla en la defensa de los valores fundamentales. Me refiero a los derechos de las mujeres, de los trabajadores, la igualdad, contener a la extrema derecha. Europa va en dirección contraria: levanta muros, da alas a la intolerancia y proliferar los partidos de extrema derecha. Me recuerda a periodos de la historia muy negros que ha tenido Europa previamente.