Cuando suena un tema de El Barrio, hay una parte de los andaluces que se enciende y nos conectamos todos entre sí. Es algo mágico. Y si llevamos todos un sombrero puesto, mejor. El Barrio es el puente entre generaciones. Nietos y abuelos, padres e hijos, pasan los recuerdos que les traen estas letras barrieras de unos a otros, como el Señor Zapatones lo hacía en la canción.
Cada letra de José Luis Figuereo guarda una historia para cada barriero, como se hacen llamar sus seguidores. Sin ir más lejos, yo misma recuerdo ese Corsa gris de mi tío que subía las cuestas de los Montes de Málaga para ir a comer a alguna venta los fines de semana cuando solo tenía 6 años.
La banda sonora que sonaba en esa radio de las de quita y pon era 'Las playas de invierno'. Y el rugido del tubo de escape que sufría al subir. Allá que me creaba yo mis historias, mirando por la ventanilla, sobre quién sería la 'Querida enemiga' de José Luis Figuereo y a quién le pediría que le abriese la puerta en 'Ábreme la puerta'.
No era el único recuerdo presente. Anoche volvían muchos más a la memoria de los barrieros con la vuelta de Selu, una institución o incluso un patrón para los de la religión barriera. El Barrio volvía a Málaga tras dos años de espera. Muchos de sus seguidores ya ni recordaban el precio de las entradas de tanto tiempo que llevaban guardadas en el cajón.
Pese a no ser la primera canción del concierto 'He vuelto', para el público lo ha sido. El Auditorio Cortijo de Torres se caía abajo y no era para menos. José Luis Figuereo sacaba su disco a finales de 2019 y después el mundo se paraba. Se puede decir que ha vuelto, pero sin pasar esos "tres añitos con gilipollas que se creían que se estaba muriendo". "Aquí no estamos cualquiera. Aquí solo hay gente con mucha verdad", decía el cantante.
Vivir. Quizás haya sido ese el resumen del concierto. "Aunque estemos hoy aquí con un trozo de tela en la boca, tenemos que disfrutar del concierto, tenemos que vivirlo, quiero que el público se vaya hoy de aquí con el corazón contento de alegría", decía Selu en mitad del concierto, y quizás ese haya sido el recuerdo con el que todos hemos salido. Por primera vez me he sentido como hace dos años, y no precisamente por la afluencia de público o la falta de restricciones, sino por el aura que derrochaba el concierto, pura alegría y fortaleza.
Si El Barrio daba palmas, la grada le seguía y las daba. E incluso si había que darle compás, lo daban. No faltaba nadie sin su sombrero, como buenos barrieros, y si Selu pedía que se cantara, se cantaba para que se enterara Málaga, Cádiz y Nueva York, si fuese necesario.
"San Pedro de mi alma, avisa a San Tulo y manda el terral y el levante...", imagínense como acabó el público completando esa divertida frase en una noche donde el calor apretaba en Málaga y muchos sombreros acabaron sirviendo de abanico.
Respecto al repertorio, Selu dio un buen repaso de su último álbum, El danzar de las mariposas, pero sin duda las más aplaudidas fueron los clásicos: La fuente del deseo, Ángel malherido, Pa' Madrid o Orgullo barriero, con la que cerró el concierto en una gran fiesta donde el oscuro cielo malagueño se tiñó de colorines con los papelillos del confeti.
Así, se puede decir que parte de los temas escogidos por Selu para su tracklist son feministas. A destacar el tema Mujer, quizás algo más desconocido, donde el artista proyecta rostros de mujeres de todas las culturas en pantalla. "Y al falso machista, don nadie y embustero que me digan de qué sexo fue a nacer", cantaba.
La noche tuvo, además, su momento malaguista con el escudo del equipo de la ciudad en la camiseta del batería, que además era fuengiroleño. "Me gusta el nombre de María, me gusta Lola, aquí somos tos' de Cai' y este es de Fuengirola", bromeaba Selu, que a lo largo de la noche hizo divertidísimas improvisaciones que causaron las risas del público. Así, cuando el artista gaditano mencionó con añoranza sus actuaciones en Tívoli World, un inmenso "Ohh..." del público dejó claro que la ciudad echa de menos el parque de atracciones y apuesta por su conservación.
51 años tiene ya Selu, quien dio el callo de sobresaliente durante toda la noche tras una dilatada carrera. "Qué pena que los años se cumplan hacia delante y no hacia atrás", decía, alegando el cansancio que ya va sufriendo tras 26 años en el mundo de la música. Pues José Luis, los años no pasan en su voz y en su aje. Cuídese mucho, que tiene que darnos usted muchos recuerdos más que el propio Tívoli.