El inicio de los estudios universitarios es un paso importante en la vida de cualquier persona. Algunos tienen muy claro a lo que se quieren dedicar, mientras que otros se debaten entre varias opciones. En cualquier caso, la elección final puede no resultar satisfactoria una vez iniciado el camino. Es lo que le ocurre a casi un 15% de los alumnos de nuevo ingreso de la Universidad de Málaga: la rama de Ingeniería y Arquitectura acapara el mayor porcentaje de renuncia.
La tasa de abandono de la Universidad de Málaga se mide por diferentes parámetros y los resultados se descubren pasados dos años: se calculan en base a los alumnos de nuevo ingreso que no se han matriculado en el grado durante dos cursos seguidos. Este dato ha ido bajando progresivamente en los últimos años.
En el curso 2015/16, la tasa de abandono en la UMA se situaba en el 16,86%, según los datos recabados por la UMA. En el curso 2019/20, en plena pandemia de Covid-19, la tasa bajó hasta el 14,65%, con 1.066 alumnos que dejaron los estudios que habían iniciado ese año.
El vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, Bartolomé Andreo, valora estos datos como positivos. "En líneas generales, la Universidad de Málaga mantiene unas tasas de abandono muy similares a la media nacional. Hemos recortado incluso unas décimas en los últimos años, teniendo en cuenta que venimos de la pandemia. Entre 2015 y 2020 los datos nos muestran que el trabajo iniciado nos marca algunas líneas", apunta.
Estos resultados se han conocido tras dos cursos completos, por lo que también se puede consultar qué ha ocurrido con esos alumnos. De ese porcentaje de estudiantes que abandonaron el grado en la UMA durante el primer año (14,65%), un 7,9% se matriculó en otra carrera. Un 8,79% de ellos fueron hombres y un 5,82% mujeres.
No todos permanecieron en la UMA: un 3,7% sí que eligió otro grado en Málaga, mientras que un 4,7% decidió apostar por otra universidad del país.
En la última década se ha trabajado en acciones con el objetivo de mejorar estos datos, por ejemplo, con las Jornadas de Puertas Abiertas de Destino UMA y en orientación profesional y académica en los centros de secundaria y bachillerato, según detalla Andreo. "En este segundo aspecto hay que reforzar el trabajo, y puede ser un elemento clave para bajar la tasa de abandono en primer año. El estudiantado debe tener toda la información antes de tomar su decisión. Ahí tenemos que trabajar juntos la Universidad, los institutos de secundario y bachillerato e incluso los colegios y asociaciones profesionales", añade.
Este descenso de la tasa de abandono puede ser debido a múltiples factores, como la mejora en la orientación, tanto en los institutos como en la propia UMA, la adaptación de los planes de estudio o el incremento de la nota media de acceso. "Ya en los últimos años se pusieron sobre la mesa algunas acciones nuevas como hacer una encuesta y grupos de discusión con el estudiantado que cambia o abandona un título para identificar las causas y a partir de ahí diseñar una estrategia", destaca el vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado.
Porcentaje de abandono
En cuanto al porcentaje de abandono por tipo de grado, la rama de Ingeniería y Arquitectura fue la más perjudicada, con un 23,15%. La mitad de ellos cambiaron a otra carrera (11,79% de los alumnos).
La segunda rama que registró una mayor bajada de alumnos de nuevo ingreso fue la de Arte y Humanidades, con un 15,01%. En este caso, un 7,97% de los alumnos eligieron otra carrera.
El resto de ramas cuenta con un porcentaje de abandono menor: Ciencias acapara el 13,68%, Ciencias Sociales y Jurídicas el 11,56%, y Ciencias de la Salud el 8,68%, según los datos consultados.
Nuevas medidas
En cuanto a medidas previstas para conseguir que esta tasa de abandono disminuya aún más, Andreo resalta diferentes líneas de trabajo a fortalecer, como los actos de acogida al comienzo de curso en todas las facultades. "Algunas ya lo hacen y los datos específicos de estas muestran que estos actos y la orientación académica y profesional contribuye a la mejora. Aquí también estaría bien pensar algunas actividades con antiguos estudiantes de la UMA, que pueden ser un espejo en el que se miren en muchas ocasiones para quienes están en las aulas. Esto se hace ya, pero siempre se puede reforzar", añade.
Asimismo, asegura que la UMA "debe responder a las necesidades sociales del entorno y garantizar la calidad de la oferta académica, facilitando la inserción laboral de egresadas y egresados, sin olvidar su esencia. Es preciso controlar que nadie quede fuera del sistema por su capacidad socioeconómica".
En este sentido, el vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado subraya que se adelantará la resolución del Programa de Becas de Cohesión Social y se ampliará la cobertura del Plan Propio de Becas y Ayudas al estudio para facilitar el acceso y la permanencia de estudiantes con situaciones económicas desfavorables, "con ayudas específicas destinadas al alojamiento".