Hace unos días fue noticia mundial la fuga de la justicia española de Karim Bouyakhrichan, capo de uno de los clanes más importantes de la Mocro Maffia. Lo detuvieron en enero en Marbella, y tras decretarse su libertad a finales de febrero no ha vuelto a presentarse en un juzgado desde el 1 de abril. La huida coincide en fecha con agradecimiento a España del rey de Países Bajos porque su hija, la Princesa Amalia, vivió en Madrid bajo el paraguas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tras detectarse amenazas de un clan la Mocro Maffia contra ella. Por suerte, las amenazas no eran reales y Amalia ya vive tranquilamente en Holanda.
Es importante contextualizar qué es la Mocro Maffia, ya que así se denomina a las organizaciones criminales asentadas en Países Bajos y Bélgica en las que su mayoría de miembros tienen orígenes magrebíes y trafican con grandísimas cantidades de cocaína.
Estos clanes no tienen una estructura mafiosa en la que hay una banda superior jerárquicamente a otra, dado que su organización es horizontal. El clan de Bouyakhrichan es considerado uno de los más importantes junto al de Ridouan Taghi y eso significa ser una de las organizaciones criminales más poderosas de Europa.
La capacidad económica en España de Karim Bouyakhrichan se reveló en enero, cuando la Policía Nacional informó que se le bloquearon 172 inmuebles valorados en más de 50 millones de euros, y que poseía 146 cuentas bancarias en las que resguardaba 3 millones de euros.
Este patrimonio estaba enmascarado a través de un entramado societario entre Marruecos, República Dominicana, Emiratos Árabes Unidos, Países Bajos y España.
Esos bienes fueron sólo los descubiertos en España, como cualquier narco con este poder es más que previsible que tengan inmuebles y cuentas bancarias en decenas de países. Porque las cantidades de las que se hablan son las de un empresario millonario.
Traspasando fronteras
El escándalo judicial rebasó nuestras fronteras porque estos clanes criminales están sembrando el terror en Bélgica y Países Bajos, de donde son originarios. En España, al ciudadano de a pie no le afecta en la gran mayoría de ocasiones la violencia del crimen organizado, pero en los estados anteriormente mencionados por desgracia si.
El control por la cocaína que se introduce por Rotterdam y Amberes ha provocado, entre otros hechos muy reseñables, que el año pasado se cometieran más de 600 atentados con explosivos en Países Bajos, y decenas en Bélgica, que periodistas vivan escoltados, y que jueces encargados de luchar contra el crimen organizado estén con seguridad permanente y su forma de trabajar recuerde al pool de Palermo de Falcone y Borsellino.
Las intimidaciones de la Mocro Maffia llegaron a su punto más algido en Países Bajos cuando los servicios de seguridad detectaron que secuaces de Ridouan Taghi realizaban seguimientos al exministro Mark Rutte cuando se desplazaba en bicicleta.
Y en Bélgica, un clan de narcotráfico trató de secuestrar en 2022 al exministro de justicia Vincent Van Quickenborne. La policía encontró frente a la vivienda de Quickenborne un vehículo preparado para cometer esa misión, en él se encontraban varios fusiles de asalto kalashnikov y material explosivo. Por esos hechos fueron detenidos 3 holandeses, como no.
Todo esto que puede parecer fantasioso, es una realidad en Europa. Sólo que en España deciden actuar de forma más discreta, aunque este año se hayan producido 8 tiroteos en la Costa del Sol.
La fuga
La descoordinación procesal entre Audiencia Provincial de Málaga y la Audiencia Nacional provocó que un capo se fugara tras pagar 50.000 euros de fianza. Para un tipo como Karim Bouyakhrichan, que lleva ya más de una década involucrado el multimillonario negocio del narcotráfico internacional, esos 50.000 euros son como pagar por un chicle.
Si se piensa en la buena fe de todos los responsables, esta situación vergonzante para el sistema judicial español se produce por un absoluto desconocimiento de la realidad del crimen organizado europeo.
¿Y qué está ocurriendo? Pues que hay una tendencia generalizada, ya que el crimen organizado quiere influir cada vez más en la política, y como su poder económico crece, su influencia también. Gran parte de los actores importantes de este narcotráfico internacional, con intereses en la Costa del Sol, han cometido recientemente hechos como lo que se van a describir.
La semana pasada un clan de la Mafia Albanesa colocó una bomba en la vivienda del juez Tonin Sterkaj de Shkodra (Albania), este magistrado tiene abiertas varias investigaciones contra el crimen organizado. De esa ciudad albanesa provienen bastantes narcos que pasan épocas por el sur y el levante español para negociar partidas de cocaína o crear plantaciones industriales de marihuana.
Sobre la Mocro Maffia: en Amberes (Bélgica), el martes atentaron con explosivos en una calle del centro y el viernes 26 de abril en Arnhem (Países Bajos) las autoridades encontraron un explosivo cerca de una vivienda que necesitó ser desactivado por los TEDAX neerlandeses.
Ese inmueble ya había sido objetivo de atentados en varias ocasiones, y los narcos que vivían en él, como precaución, ya se habían mudado allí. Ahora, los residentes son otras personas sin relación con el crimen organizado. Quienes enviaron la bomba se enteraron en ese momento. El jueves, una cafetería del centro de Ámsterdam amaneció con un explosivo adosado al escaparate, no parece ser el mejor recibimiento para abrir un negocio.
Lo más preocupante en estas últimas semanas es el vídeo que se ha filtrado de un miembro de un cartel mexicano en el que amenaza directamente a una persona que vive en la Costa del Sol, un sicario armado habla en la grabación indicando que su organización tiene a este hombre ubicado en Marbella, San Pedro y Benahavís. Y lo peor, que conocen donde estudian sus hijos. No son películas, es la vida real.
En Italia, el clan de la Ndrangheta que controla Cassano allo Ionio (Cosenza, Calabria) durante el mes de marzo y abril ha incendiado varios negocios. Concretamente en Marina di Sibari, una pedanía turística que pertenece a Cassano.
Uno de esos ataques se dirigió contra la bar-heladería Martucci, un histórico local del pueblo. Ocurrió el 16 de abril, el mismo día que murió a los 77 años Matteo Martucci. Si se fijan, el apellido coincide con el nombre del establecimiento hostelero. Era el dueño. La mafia calabresa no permitió a la familia que celebraran un funeral tranquilo, les quemaron el negocio de su vida el día que enterraban a su padre.
Esto es el día a día en muchos pueblos calabreses, y en esos términos de pura malicia se maneja esta mafia. En el propio Cassano allo Ionio, el 1 de mayo les quemaron el coche a un frutero y a un profesor. Nadie sabe porqué.
Los vecinos lo ignoran por la omertá, quienes si conocen toda la historia son los miembros del clan Abbruzzese y los Forastefano. La Mafia Calabresa es la principal organización criminal de Europa, y su poder lo crea en estos pequeños pueblos para conquistar el continente.
Cobrar el pizzo en Calabria es indispensble para ellos mientras dirigen las principales rutas de cocaína de Europa. ¿Y con quíenes hacen negocios? Con clanes como los de Karim Bouyakhrichan, el fugado.
Más de 100 toneladas de cocaína se incautaron en 2023 en España, es un récord absoluto. Es la evidencia más simple de que el narco está más fuerte que nunca.