En el colegio Giner de los Ríos de Málaga hay una clase muy especial, el Aula Hogar, un espacio que simula una vivienda, con su comedor, su cama o su cocina, y que está pensado para que alumnos con diversidad funcional mejoren sus habilidades y ganen en autonomía realizando tareas cotidianas y labores domésticas.
Este proyecto está abierto a alumnos de cualquier etapa, desde Infantil hasta sexto de Primaria, con algún tipo de discapacidad, Trastorno del Espectro Autista (TEA) u otras necesidades especiales, para que puedan desarrollar desde rutinas básicas de limpieza, como barrer o limpiar el polvo, hasta aprendizajes como poner la mesa, hacer la cama, poner la lavadora, tender, guardar ropa o preparar el desayuno.
Todo ello bajo la "estricta supervisión" de los profesionales que dirigen las actividades y con la ayuda de recursos audiovisuales, como pueden ser tabletas o pictogramas (dibujos adaptados).
"Este es un espacio para que estos menores ganen en autonomía, sepan desarrollar tareas cotidianas y desenvolverse en labores domésticas. Un proyecto educativo destinado a la inclusión, a la mejora de habilidades de este alumnado con necesidades especiales", explican desde este centro de educación infantil y primaria (CEIP), que tras dos años de trabajo ha logrado sacar adelante la iniciativa gracias al apoyo de la empresa Servihogar y el Ayuntamiento.
Aprendizaje lúdico e inclusivo
Hace tres semanas que se puso en marcha este proyecto y el alumnado que lo ha probado se muestra "muy motivado" por dejar un rato de lado los libros y las clases convencionales "para aprender de manera más lúdica y divertida", explica a EFE el técnico de Integración Social del centro y personal del Aula TEA Pedro Salas. Lo más importante, asegura el experto, es que estos menores muestran mejoras no solo en lo académico, sino "también a nivel conductual".
Por el Aula Hogar pasan grupos mixtos de estudiantes que se organizan para realizar las tareas en un tiempo límite: cuentan con un responsable de materiales, un coordinador que utiliza las tabletas con instrucciones visuales de cómo hacer cada labor, un secretario que testea y un encargado de orientar e incluir al alumnado TEA.
La meta del centro no es solo fomentar la autonomía de estos niños, sino aumentar el respeto mutuo entre compañeros sin importar las diferencias e "implicar a toda la comunidad", teniendo en cuenta el "rechazo social" que a menudo sufren las personas con diversidad funcional o TEA.
"El hecho de que desde pequeñitos estén acostumbrados a tratarlos hace que vean normal si a lo mejor tienen una rabieta, un grito o cualquier movimiento estereotipado. Lo vemos súper importante y fundamental para cambiar poco a poco la manera de ver la sociedad", insiste Salas.
A esta visión se suma su compañera en el Aula TEA y maestra de Audición y Lenguaje del colegio, Aída Claro, que incide en "la convivencia" como factor determinante, especialmente en un centro el CEIP Giner de los Ríos, donde conviven diferentes culturas, religiones y menores con diferentes discapacidades o trastornos. "Los niños salen muy preparados para trabajar en el futuro en equipo, con cualquier tipo de persona", argumenta.
Coeducación en igualdad
Aula Hogar no solo emplea las tareas domésticas para paliar estas diferencias, también aboga por una educación que deje de lado los estereotipos de género y fomente un ambiente de igualdad entre niños y niñas.
En este punto, Natalia Rodríguez, maestra de Pedagogía Terapéutica de PROA+ Transfórmate y coordinadora de Coeducación en Igualdad del centro, explica a EFE su modo de trabajar, basado en el trabajo desde "todas las áreas y puntos de vista", con un foco especial en los estereotipos en torno a la mujer y la violencia de género.
"Todo este proyecto está enfocado a la coeducación en igualdad, fundamentalmente en borrar lo que es el estereotipo contra el que tenemos que luchar mucho. Se llevan la idea de que las tareas domésticas es una cosa de todos, que es el objetivo", resalta.
Rodríguez destaca, en este punto, la "gran diversidad" que existe en el centro, con numerosos alumnos de etnia gitana y de origen inmigrante, con los que trabajan el patriarcado y los estereotipos, "siempre desde el respeto de su cultura". "No podemos evitar que haya diferencias, pero sí somos iguales en el respeto, las oportunidades y en los derechos", remarca.
En una segunda fase, el proyecto pretende abrir el espacio a los problemas socioeconómicos. "Aunque el desafío es educativo y terapéutico para los alumnos con autismo, TEA u otros trastornos, también se pueden realizar actividades para una inclusión más social", subrayan desde el colegio, que quiere ayudar a que niños y adolescentes más desfavorecidos económica y socialmente puedan aprender tareas domésticas, relacionarse y hacer actividades conjuntas.