José Félix Pérez-Peña es uno de los grandes referentes del sector inmobiliario en la provincia de Málaga y Andalucía. Desde 2016 está al frente de la delegación regional de Savills, una de las grandes consultoras del país.

Nacido en El Perchel es testigo directo de la evolución de una ciudad que sigue evolucionando. Lejos de poner fecha de caducidad a este escenario, augura que lo que viene "es mejor aún de lo que hemos vivido hasta el momento". 

Usted es economista de formación. ¿Pero siempre quiso serlo?

No, yo quería ser piloto. Piloto de avión. Tenía incluso el curso pactado para irme a Matacán, una base área que está en Salamanca. Iba a hacer dos años de piloto del Ejército y luego, piloto comercial. Un día fuimos a volar una avioneta mi padre y yo, cuando veníamos de vuelta me dijo: ‘José, yo no sé si te puedo ayudar mucho siendo piloto. ¿Por qué no estudias económicas y luego ya si quieres te planteas ser piloto?’



¿Hablamos de ayuda económica?

Su idea era que como economista podía ayudarme más. Y la parte económica también pesaba, porque al final era un esfuerzo para la familia. A mí me encantó ese vuelo en avioneta a Córdoba. Tuvimos que abortar cinco veces el aterrizaje. Creo que eso le asustó tanto que me pidió que no fuera.



¿Cuándo fue ese episodio?

Justo antes de empezar la carrera.

¿Se arrepiente de no haber seguido con ese sueño?

La verdad es que no, aunque siempre he pensado como hubiese sido mi vida siendo piloto. Después de eso, cuando estudié la carrera, mi idea era hacer banca. Muchos de mis amigos son banqueros hoy. Pero tuve un par de pruebas y no me veía muy convencido. Me fui a Londres a trabajar y de allí acabé en Aguirre Newman, que era la antigua Savills. Hice la entrevista un martes y empecé el lunes siguiente.



¿Qué es lo que hizo en Londres?

Lo típico, trabajar para mejorar inglés.



Con la perspectiva del tiempo, ¿aquello le enseñó algo?

Siempre me imaginé que algún día trabajaría en una empresa que tuviera sede en Londres. Y fíjate lo que es la vida, porque Savills tiene su sede central en Margaret St, que es una paralela a Oxford St. Cuando fui la primera vez a nuestra sede le mandé un mensaje a mi hermana recordándole que se había cumplido aquello que una vez habíamos soñado. Si no viviese en Málaga, seguramente viviría en Londres, un pedazo de mí pertenece a esa ciudad.

José Félix Pérez-Peña se asoma a una ventana de su oficina por la plaza de las Flores. Daniel Pérez

Por lo que me cuenta, el perfil de economista le viene de su padre.

Sí. Es economista, auditor y un magnífico especialista en derecho concursal. En realidad, casi toda la familia tiene relación con la economía menos mis hermanos pequeños que han optado por la hostelería y la Ingeniería Informática, muy en línea con la ciudad actual.

¿Y eso del Consulado de Cabo Verde?

Pues sigue una tradición familiar. Mi padre siempre ha sido una persona un poco adelantada a su tiempo, su tío fue el último cónsul de Venezuela en Málaga e intentó recuperar su consulado, pero en ese momento era el Delegado en Andalucía de la Cámara Hispano Portuguesa y ayudó, por ejemplo, a la llegada de Sonae o Galp a Málaga. De ahí fue natural el paso a ser Cónsul de Portugal. Y quería que uno de sus hijos recogiese ese legado. Cuando nos comunicaron que ya era oficial el nombramiento, creo que fue para mi padre uno de los momentos más felices de su vida. Cuando empiezas a conocer Cabo Verde e investigas te das cuenta de que tiene una capacidad de crecimiento importante, parecido a las Islas Canarias hace 25 años. Tiene mucho potencial.

Usted empezó en la antigua Aguirre Newman en 2004. ¿Cómo fueron aquellos primeros tiempos?

El sector inmobiliario en general ha estado muy en la lupa a raíz de la gran crisis. Hasta ese momento era ir a trabajar a un sitio donde todo iba muy bien, no había problemas de ningún tipo. Vender activos era sencillo. Recuerdo que entré para llevar la expansión de una caja de ahorros que se llama BBK y que necesitaba comprar y alquilar locales por toda Andalucía. Pero en ese momento quizás no era consciente de la relevancia que tenía el sector inmobiliario para determinado tipo de decisiones. Fue una época muy buena. Todo pasó muy rápido hasta que llegó la crisis.

La Costa del Sol es siempre el termómetro de lo que está pasando en el mercado inmobiliario. Cuándo se vende más, cuándo menos y cuándo empezamos a notar que empezaba a bajar. De hecho, recuerdo que tuvimos en Málaga un evento de presentación de un estudio de mercado residencial y nos atrevimos a decir que los ritmos de venta estaban empezando a frenarse. Y casi nos matan. Fue algo bastante sonado. Y al final fue lo que pasó.



Pero era muy difícil calibrar el impacto que tuvo aquella crisis.

De ese calibre y en tan poco plazo era imposible de calibrar, ni nadie estaba preparado para asumir ese golpe. Veníamos de una época de oro, en la que se vendía todo, había un ritmo frenético.

"El sector sigue teniendo muy presente la época de la gran crisis, existe la convicción de que eso no puede volver; la Costa del Sol aprendió que no todo vale"

¿Lo que pasa ahora es comparable con aquella época dorada?

No, y no lo es en muchos sentidos. Todavía tenemos muchos recuerdos de lo que ocurrió. Muchos compañeros del sector inmobiliario de esa época siguen estando ligados al mismo. Es como cuando te haces una herida importante que recuerdas lo que sucedió y tienes una cicatriz para no olvidarlo. La realidad es que el sector sigue teniendo muy presente esa época y existe la convicción de que eso no puede volver a pasar. Eso es algo que vi durante la pandemia. Por ejemplo, en la forma de actuar de nuestra empresa que estuvo muy condicionada por lo que aprendimos de la crisis. Nuestro equipo directivo se bajó el salario en los primeros días del confinamiento, teníamos reuniones diarias para analizar cómo iba cada momento… Creo que aprendimos de aquello. Y la Costa del Sol aprendió que no todo vale. Todo el sector se ha profesionalizado mucho desde aquel tiempo a hoy.



Es de los convencidos de que de esa crisis hemos aprendido cosas.

Desde los bancos hasta los agentes inmobiliarios, las promotoras… diría que todo el sector ha aprendido la lección. Estamos haciendo las cosas relativamente bien. Incluso quizá nos pasamos de frenada. Ahora existe una macro regulación urbanística y financiera que afecta al crecimiento necesario para la época en la que vivimos.

Usted asumió la Delegación de Savills en Andalucía en el año 2016.

En 2008 de ser 25 o 30 personas pasamos a 5. Gran parte del éxito que tenemos ahora es porque resistimos aquí, no nos marchamos ni cerramos. Hasta 2014 aguantamos el tipo. En aquellos años, con María Monasterio como directora, vimos que Málaga era una ciudad que podía evolucionar y a la que se le empezaba a ver potencial de futuro. Había un alcalde con un objetivo muy claro de ciudad y unos mimbres importantes a nivel de infraestructuras. Cuando asumí el rol de director de Málaga éramos siete y hoy somos 56 personas en toda Andalucía.



Pérez Peña posa en el interior de la oficina con un gran mapa de Málaga detrás. Daniel Pérez

La ciudad que se encontró no es ni mucho menos la actual.

Es verdad que ya había mimbres, con las infraestructuras existentes y la apuesta por la cultura y la tecnología. Sí vi que había una capacidad de crecimiento importante en el sector inmobiliario y cómo posicionarnos, porque ya lo había visto dentro de mi empresa en ciudades como Madrid o Barcelona. Tuve siempre claro que Málaga iba a tener su oportunidad.

Lo que viene a decir confirma eso de que Málaga está de moda. ¿Tiene aún margen de crecimiento?

Diría más, no solo está de moda, la hemos puesto de moda. Hemos hecho un ejercicio de comunicación muy bueno tanto desde el sector público como desde el privado. Málaga es una ciudad que tiene carencias en muchos sentidos. No es una ciudad grande comparada con Sevilla, con Zaragoza. Lo que ha hecho muy bien Málaga es sacarle partido a las cosas buenas que tiene y, además, comunicarlas de manera extraordinaria. Eso lo hemos hecho excelentemente bien y Málaga es un claro modelo de éxito en el desarrollo de ciudades. Málaga no se va a parar y la gran suerte que tiene es que ha iniciado un camino de evolución que no tiene vuelta atrás. Y creo que lo que viene es mejor aún de lo que hemos vivido hasta el momento. El potencial que tiene Málaga a nivel inmobiliario y económico es enorme si integramos bien el área metropolitana. Te diría que por capacidad de crecimiento puede ser la segunda ciudad de España, perfectamente.



¿Cuántas llamadas puede recibir a diario o a la semana de fondos de inversión interesados en Málaga?

Visión, que es el estudio de mercado que Savills presenta de manera anual en nuestra ciudad, es para nosotros un termómetro muy bueno. Después de la presentación, a mediados del año pasado, ha habido 750 personas o empresas que se han interesado en acceder a los detalles y a toda la información que facilitamos online sobre los distintos mercados inmobiliarios en la ciudad. De todas ellas, unas 200 aproximadamente son particulares que se interesan por la evolución del sector; el resto son empresas, fondos de inversión o clientes interesados que no tienen negocio en Málaga en la actualidad, puede haber 300 o 400 nuevos interesados en poder desarrollar negocio inmobiliario en la ciudad.



Hablaba usted antes de las carencias de Málaga.

Hoy en día el problema número uno es el de la vivienda y hasta ahora no ha estado en la mesa política ni de las principales empresas del sector porque en los últimos diez años no era un problema. Lo fue en la crisis por exceso y ahora lo está siendo por defecto. Málaga necesita empezar a comunicar a nivel interno cuáles son las problemáticas de la ciudad y que los malagueños entendamos por qué se dan y cómo se pueden solucionar. Debemos saber si es algo que sólo pasa en Málaga o es algo común a España y Europa. Y hay que poner el foco en todo lo relacionado con la vivienda asequible, que permita a los malagueños tener una calidad de vida como la que teníamos hace cinco años. Y creo que es importante que Málaga empiece a cuidar el contenido, en el sentido de mantener la idiosincrasia de la ciudad. Es súper importante, es lo que hace que Málaga sea Málaga.

"Lo normal es que durante los próximos tres, cuatro o cinco años la situación sea más tensa; porque no hay una solución a corto plazo mientras no se den soluciones a los problemas de escasez de oferta"



¿Cree que se está perdiendo?

Yo creo que se está modificando. Tenemos la suerte de ser una ciudad muy turística, que, además, ha mejorado muchísimo en todo, desde la limpieza a la peatonalización pasando por la conectividad o la cultura. La propia pandemia ha sido una especie de dinamizador de personas que residen y viven en Málaga y que antes no se lo planteaban. Americanos, belgas, franceses, polacos… Eso es algo que nos enriquece. Málaga siempre ha sido multicultural y vamos a seguir siéndolo. Ese es el ADN de Málaga. Todo eso hay que explicarlo bien; qué beneficios trae y ser conscientes de los problemas que existen. Gracias al tema turístico y a la inversión privada el Centro histórico ha podido tener una transformación tan importante en tan poco espacio de tiempo.

La sensación es que en Málaga se sospecha de todo lo que tenga que ver con la inversión privada.

Evidentemente, quien quiere invertir quiere rentabilidad, pero por la experiencia que tengo, diría que la gran mayoría lo que quiere es aportar valor a nuestra ciudad. Y eso se consigue si se hacen las cosas con calidad. Eso es algo que Málaga necesita, proyectos que den calidad. Hace diez años eso no pasaba, que se hicieran edificios como los que se están construyendo ahora a nivel residencial, oficinas o logístico era una quimera. Se creaban barrios sin pensar tanto en aportar valor a la ciudad. Y eso está mejorando. El malagueño tiene que disfrutar y aprovechar también esa mejora.



José Félix Pérez-Peña en la oficina de Savills en Málaga.

¿A qué se refiere?

A nivel inmobiliario, hay mucha venta de reposición; es decir, una persona que tiene una casa en una zona que ahora es mejor de lo que era hace diez años, vende su casa y se compra otra mejor en otra zona, de mayor tamaño y con terraza o mejores zonas comunes. Eso es un impacto positivo.

¿Pero cree que el malagueño se va a acostumbrar a que una casa valga de media 400.000 euros? Parece difícil de explicar.

El problema es que ha pasado muy rápido. Este cambio se ha producido de cinco años a esta parte y de manera mucho más intensa en los últimos tres. Pero no es un problema sólo de Málaga, es un problema generalizado. No es que el desarrollo de la ciudad haya llevado a esto, sino que es la suma de varios factores. Si unes la problemática que existe con el alquiler a nivel nacional, en cualquier ciudad, el incremento exponencial de los alquileres turísticos, y la escasez de viviendas… digamos que es como una tormenta perfecta. Lo normal es que durante los próximos tres, cuatro o cinco años la situación sea más tensa; porque no hay una solución a corto plazo mientras no se den soluciones a los problemas de escasez de oferta. Es necesario mirar a futuro, porque hay barrios en zonas que tienen mucho potencial y que son buenas para vivir. Hace muchos años nadie parece que quisiera irse a Teatinos y hoy muchos amigos y vecinos no quiere salir de allí porque tienen todo lo que necesitan.



Durante años, desde Savills han advertido de la necesidad de incrementar el parque de oficinas en la capital. ¿Hacen falta tantas?

Necesidad hay, porque hay muchas empresas que quieren estar aquí y se quedan fuera. Pero es cierto que tras la pandemia muchas todavía no tienen claro su modelo de trabajo y si necesitan 1.000, 2.000 o 3.000 metros y eso está haciendo que se impulse el espacio flexible, el coworking. Con las oficinas, se ha pasado de una etapa de negación, a una de afirmación y ahora estamos en la de creencia. No estamos acostumbrados al ciclo que ocurre en otros mercados, que los edificios se construyen, se alquilan y se convierten en activos de inversión. Cuando veamos esto, entonces será cuando haya un gran consenso sobre el funcionamiento del mercado de oficinas en Málaga. Eso es lo que nos falta comparado con otras ciudades.

"Málaga necesita sí o sí una conexión entre el PTA y la zona Este; es el proyecto al que dedicaría todos mis recursos a nivel de ciudad"

Le pregunto por la Torre del Puerto y los suelos de Repsol. ¿Qué opinión le merecen los movimientos sociales y ciudadanos que se oponen a esas operaciones?

Soy muy de Málaga, nací en El Perchel y tengo amigos de todo tipo con los que debato de estos temas muchas veces, de hecho, tenemos un pequeño 'Comité de Malagueños'. En casa tengo discusiones sobre lo que me gusta y lo que no, pero, por mi profesión, sí creo que Málaga necesita proyectos como la Torre del Puerto y Repsol. Pueden gustarte más o menos, pero son proyectos que crean nuevas centralidades. La ciudad necesita proyectos hoteleros de primer nivel y creo que la ubicación donde se plantea la torre del puerto no afecta negativamente a nadie.

La torre es un proyecto que necesitamos, que funcionará y será visitado por muchos malagueños. Málaga necesita hoteles de cinco estrellas con marcas de nivel internacional, porque es lo que terminará de consolidar a nuestra ciudad como destino turístico de calidad.

Y sobre el proyecto de Repsol, va a tener un impacto positivo para la zona que aún no somos capaces de medir. En cuanto a las plataformas ciudadanas, existen herramientas durante el planeamiento de las ciudades para alegar sobre estos temas de forma que se encuentren soluciones antes sin frenar el desarrollo económico de la ciudad una vez en marcha.



Un momento de la entrevista con José Félix Pérez-Peña Daniel Pérez

Si estuviese en sus manos, ¿qué proyecto ejecutaría para completar Málaga?

Málaga necesita sí o sí una conexión entre el PTA y la zona Este de la ciudad. La zona Este necesita una mejora importante de comunicaciones, mediante transporte público y autovía. Es el primer proyecto con el que me pondría y al que dedicaría todos mis recursos a nivel de ciudad. Y al margen de esta infraestructura, si tuviese que elegir un proyecto hablaría del espacio de la Feria.

Málaga tiene carencias en materia de congresos, de convenciones; es una ciudad que tiene capacidad de ser atractiva para acoger grandes eventos como los que ya hay en Barcelona, Sevilla… Todo ese entorno junto con el auditorio nos otorga una oportunidad de generar una nueva fuente de ingresos para la ciudad. Es el proyecto estrella que yo tendría para la ciudad, porque te permite hacer un área de negocios, residencial, bien conectada, con capacidad para hacer congresos y generar nueva actividad.

Hace años se puso la semilla, pero no se avanzó más…

La complejidad está en ver quién le pone el cascabel al gato de la Feria y cómo eso convive con el resto de usos. Lo normal sería llevársela a otro sitio, pero es una decisión muy compleja a nivel de opinión pública. Y le pasa igual a Sevilla por ejemplo.

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