El nuevo modelo de movilidad por el que viene apostando la Unión Europea desde hace años tiene en el ferrocarril uno de sus principales pilares. Lejos quedan los tiempos en los que se buscaba fomentar el uso del vehículo privado financiando la construcción de autovías y autopistas. Y pese a este cambio de estrategia, la posición del Gobierno central es la de renunciar a llevar el tren hasta algunos de los espacios más poblados de la provincia de Málaga.
De acuerdo con los datos aportados esta misma semana por el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, la gran conurbación conformada por el eje costero que se extiende desde Nerja hasta Manilva acoge a alrededor de 3,7 millones de personas, incluyendo habitantes censados y la población flotante propia de un destino turístico y residencial el malagueño.
Buena parte de estos residentes quedan excluidos de los planes del Ministerio de Transporte, que limita la mejora de la movilidad en este entorno geográfico a desdoblar parte del trazado del Cercanías entre Málaga y Fuengirola (donde sea posible físicamente) y a ampliar los andenes de las estaciones para permitir la parada de trenes mucho más largos que los actuales. Un doble movimiento con el que pretende rebajar de 20 a 15 minutos la frecuencia de paso y ampliar la capacidad de pasajeros.
Esta iniciativa, verbalizada el pasado lunes por el ministro del ramo, Óscar Puente, sólo responde a las necesidades de la población que ya se beneficia de las bondades de la C1, la línea de Cercanías más rentable de España. Así lo pone de manifiesto la demanda que tuvo el núcleo de Cercanías Málaga en 2023, que llevó a mover a 16 millones de pasajeros. De todos ellos, la inmensa mayoría en la línea Málaga-Fuengirola.
Sin embargo, tanto esta infraestructura ferroviaria como la planificación de la Administración central se quedan cortas, al obviar a todos los habitantes de Mijas, Marbella y Estepona, en la parte más occidental de la Costa del Sol, así como a los de Rincón de la Victoria, Vélez-Málaga, Algarrobo, Torrox y Nerja, en la zona oriental.
Núcleos que están viviendo un crecimiento poblacional evidente en los últimos años y que tienen únicamente en la carretera su vía de conexión con el resto del territorio. A esto se suma el hecho de que estos ejes viarios empiezan a sufrir problemas de saturación.
Precisamente, esta es una de las razones por las que el Gobierno, tras no pocas reclamaciones, ha decidido licitar un estudio con el que determinar qué mejoras se pueden desarrollar en la autovía que une Vélez y Rincón de la Victoria con la capital.
Aunque el procedimiento sigue sin estar concluido, el pliego de condiciones abre la puerta incluso a la posible ejecución de un tercer carril, ya sea para vehículo privado o transporte público, o de una nueva carretera por encima del actual trazado. Una solución que, al menos parcialmente, vendría a coincidir con la propuesta del Ayuntamiento de la capital de sentar las bases de una vía perimetral que desde Chilches llegue hasta la zona de Mijas.
En el caso de la parte occidental, uno de los espacios de mayor actividad económica del país, se desconocen las actuaciones que pretende desarrollar el Ministerio de Transporte y Movilidad Sostenible para limitar la dependencia que este territorio tiene del vehículo privado.
Tomando como referencia el Plan de Ordenación Territorial (POT) de la Costa del Sol, hay del orden de 1.185.073 desplazamientos diarios en vehículo motorizado privado, cifra que aumentaría hasta 2.280.000 para la población residente "real".
En su mensaje, Puente dejó clara la renuncia a activar cualquier trabajo en torno al corredor ferroviario de la Costa del Sol, asegurando incluso que no existe documento alguno que respalde la viabilidad de la actuación.
Doble fue la negación del ministro. De un lado, desechó por falta de competitividad la opción de extender el Cercanías de Mijas a Marbella, destacando el gran número de paradas que tendría que realizar. De otro, enterró la solución de la Alta Velocidad por sus enormes costes económicos y medioambientales.
Hasta 46 millones de viajes anuales
Mientras el Gobierno insiste en los últimos años en los motivos para no acometer una obra de esta magnitud, se ha despreocupado de reflexionar sobre las razones existentes para afrontar el reto.
Una de ellas tiene que ver con la enorme demanda de pasajeros que llegaría atender. Sin llegar a los alrededor de 80 millones de pasajeros anuales que llegó a estimar la Junta de Andalucía, un reciente trabajo elaborado por ARCS, en el que se incluyen datos de Analistas Económicos, concluye que la infraestructura podría mover al año entre 34 y 46 millones de usuarios.
Uno de los puntos fuertes de este hipotético tren sería que rebajaría el tiempo de viaje en entre un 30 y un 50%, captando al menos un 25% de viajeros. Las estimaciones indican que ir desde el aeropuerto de Málaga hasta Marbella, con paradas, requeriría de 55 minutos; 22 minutos sin paradas.
Este trabajo, que fue remitido hace semanas por el Ayuntamiento de Málaga al Ministerio de Transporte para que su análisis (por el momento sin respuesta), pone en evidencia el enorme beneficio social que tendría, con un impacto económico de 24.526 millones de euros. Un valor muy superior a los entre 2.500 y 2.700 millones (sin IVA) que, según el documento, costaría construir esta infraestructura. A esto hay que sumar unos 325 millones de euros en costes de explotación.
En términos económicos es de destacar la referencia que se hace al ahorro que generaría, de unos 603 millones al año. De ellos, 253 corresponderían al ahorro al evitar la congestión del tráfico, 139 millones al menor uso de otros medios de transporte, 76 al ahorro por accidentes, 74,5 al ahorro de tiempo y 60 al ahorro en polución, ruido y cambio climático.