La subida de los precios y la alarma por la bajada de producción está llevando a mucha gente a plantearse hacer acopio de aceite de oliva, como en los primeros compases de la pandemia ocurrió con el papel higiénico. Los expertos niegan que sea una buena idea por diferentes motivos, entre ellos que el consumo no es tan elevado y el factor temporada.
Según las estimaciones del Ministerio de Agricultura, la producción de aceite de oliva durante la presente campaña que empezó el pasado 1 de octubre será de unas 31.000 toneladas, un 2% más que en la anterior temporada pero un 37% por debajo de la media de las últimas cuatro.
En el conjunto de Andalucía se espera recoger 550.600 toneladas, un 7% más que el pasado año pero un 40% menos que la media entre 2019 y 2023. La comunidad es una las principales regiones productoras junto a Castilla-La Mancha y Extremadura, donde también se esperan incrementos del 29 y el 100% en la producción respecto a la pasada campaña.
La tendencia acumulada en los últimos años, según la lectura del propio Ministerio de Agricultura, es causa de la escasez de lluvias y de las altas temperaturas. El ascenso del termómetro afecta tanto a la floración como al cuajado el fruto, lo que ha provocado que este año bajen las posibilidades de que la producción de aceite sea mucho mayor y próximas a los niveles de los últimos años.
Precios por las nubes
Esta coyuntura, agitada por la emergencia climática que afecta a todo el mundo, está elevando los precios de este producto a máximos históricos. Según el último dato de IPC de agosto, el aceite de oliva se ha encarecido un 52% en el último año.
Según denuncia Facua, el litro de aceite de oliva virgen extra ha incrementado su precio una media de 3,66 euros en los supermercados desde que comenzó el año, con subidas que van del euro con veinticinco a los 6,30 por litro. En el caso de aceite de oliva virgen, la subida récord alcanza los 7,36 euros por litro.
Tras estudiar las seis grandes cadenas de distribución, la subida más acusada desde enero se ha detectado en la garrafa de cinco litros de aceite de oliva virgen Carbonell en Carrefour, que ha aumentado su precio un 141,5 %, pasando de 26 a 62,79 euros.
Paradójicamente, en el mismo supermercado y bajo la misma marca se encuentra la segunda subida más baja. Esta se ha producido en la botella de un litro de oliva virgen que ha pasado de 8,24 a 9,59 euros. Esto muestra la volatilidad de los precios y sirve a los expertos para explicar por qué no es recomendable hacer acopio.
Desde Facua han instado al Ministerio de Consumo a que abra una investigación "sobre los incrementos de márgenes de beneficios que presumiblemente se están produciendo tanto en el aceite de oliva como en el resto de alimentos afectados por la rebaja del IVA".
Preocupación en el campo
La otra vertiente de este tema está en el campo. Los olivareros hablan de una situación "dramática" y una campaña "inaudita" por venir arrastrada de otra previa que ya fue corta. "Muchos agricultores no tuvieron aceituna el año pasado y no volverán a tenerla ahora, y los que tuvieron algo ven que el incremento de precios no compensa la caída de la producción", explicó a EFE el presidente del sector del Aceite de Cooperativas Agroalimentarias, Rafael Sánchez de Puerta.
Desde Asaja ponen el foco en un "agravante" más: que los países del entorno tampoco tienen producciones altas, por lo que prevén que los precios de la aceituna "sigan manteniéndose en el entorno actual y con una tendencia al alza por la escasez".
En UPA hablan de un escenario "que nunca se había dado, consecuencia directa de esta crisis climática, de la sequía pertinaz y de las anomalías térmicas". Según apuntan, la situación es de quiebra técnica" en "miles" de explotaciones porque hay olivareros que han tenido producciones "insignificantes" hasta el punto de que "ni siquiera recojan" la aceituna porque "el coste para la recolección no se puede asumir".