La página oficial del turismo de Madrid define Lavapiés como "un crisol de culturas y tradiciones" y "uno de los barrios más castizos y multiculturales de Madrid". No es incierto, pues con darse una vuelta por el barrio es posible apreciar la cantidad de locales y comercios procedentes de diversas zonas del mundo que brindan esa multiculturalidad que caracteriza a Lavapiés.
Sin embargo, durante las últimas semanas, más que por su diversidad y sus tradiciones, este barrio ha ocupado titulares por haber generado una nueva bronca política y por las distintas intervenciones policiales se han producido en sus calles. La última de ellas, este lunes, cuando una reyerta a botellazos terminó con cuatro detenidos y un herido tras una persecución. Los cuatro detenidos, de origen magrebí, tenían antecedentes por robos y hurtos, tal y como informaron fuentes de la Policía Nacional.
Por otro lado, el pasado domingo 7 de abril, la detención de un camello al que protegían unas 30 personas terminó con 7 policías heridos y en plena Semana Santa, el viernes 29 de marzo, una detención a dos ciudadanos senegaleses se hizo viral en las redes generando todo tipo de opiniones: para unos, brutalidad policial injustificada y un claro ejemplo de racismo y xenofobia. Para otros, agentes de Policía haciendo su trabajo en un barrio que lleva tiempo siendo un foco de delincuencia.
Los vecinos están cansados. Desde la Plataforma del barrio de Lavapies explican a Madrid Total que el principal problema es que "se vende droga en muchas zonas del barrio" y especifican que "no se trata de una cuestión de raza, sino de delincuencia".
Por eso, estas mismas fuentes manifiestan que "los vecinos no están en contra de las intervenciones de la Policía", pero no entran a "valorar si se hacen bien o mal". Además, desde esta plataforma hacen especial énfasis en el problema de la venta de droga y apuntan a que "cada vez hay más toxicómanos" en las calles.
Reacciones políticas
Frente las citadas intervenciones policiales y las recientes persecuciones, las reacciones en la esfera política no se han hecho esperar. La vicealcaldesa de Madrid y alcaldesa en funciones, Inma Sanz, destacó este lunes la labor de los servicios sociales en Lavapiés y de plataformas como "Madrid Salud en el ámbito de las adicciones", uno de los principales problemas del barrio, según los vecinos.
Tensión entre la Policía Nacional y dos hombres en el barrio de Lavapiés: la Policía intentaba separarles cuando protagonizaban una disputa
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) March 30, 2024
👉 Uno de los individuos se niega a tumbarse al suelo y al no hacerlo el agente aplica diversas maniobras de fuerza a las que resiste,… pic.twitter.com/letaRgRiGn
En cuanto a las actuaciones policiales, y en concreto a la que tuvo lugar este lunes, Sanz expresó su apoyo a los cuerpos de Policía Nacional y Policía Municipal y tachó la actitud de los partidos de izquierdas de "profundamente irresponsable". En su intervención en el Invernadero de Arganzuela también les acusó de "querer incendiar un barrio como ya hicieron cuando gobernaron".
Una posición que parece irreconciliable con la del exdiputado por Madrid de Podemos y actual secretario de antirracismo del citado partido, Serigne Mbaye, que desde que se produjo la viral detención de los dos jóvenes senegaleses el 29 de marzo, calificó la intervención de "paliza injustificada" y expresó que era otro ejemplo de "racismo y acoso".
Mbaye endureció su discurso el pasado viernes 12 de abril, cuando un amplio dispositivo policial se encontraba en la plaza de Lavapiés. El exdiputado pidió la dimisión del ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska y afirmó que la constante presencia policial es "un racismo claro". Además, llegó a decir que "o se toman medidas" o "tomaremos medidas nosotros mismos" e incluso que se "iba a declarar una guerra" en las calles de Lavapiés.