La detención de Ramón Santiago Jiménez ha vuelto a remover un caso que conmocionó a la sociedad española hace más de dos décadas: el asesinato de Sandra Palo. El crimen hubiera quedado hace tiempo en el recuerdo de las hemerotecas, de no ser porque sus responsables son criminales reincidentes y sus detenciones copan titulares de forma recurrente.
En esta ocasión, Santiago ha sido arrestado junto a otras ocho personas por secuestrar a dos hombres en Madrid y exigir un rescate a sus allegados.
Las víctimas de secuestro acudieron engañadas a una cita para la compraventa de un vehículo de segunda mano. Los secuestradores amenazaron a las víctimas con un arma de fuego y los introdujeron por la fuerza en el vehículo con el que huyeron. A los arrestados, tres mujeres y seis hombres, se les imputan los delitos de secuestro, lesiones y robo con violencia e intimidación.
La investigación se inició el pasado día 17 de enero, tras recibir la denuncia de los familiares de las víctimas. Los secuestradores se habían puesto en contacto con ellos para exigirles el pago de una cantidad de dinero, a cambio de la liberación de sus parientes.
Tras varias comunicaciones entre los secuestradores y la familia de las víctimas para intentar llegar a un acuerdo económico para la liberación de los retenidos, el día 19 de enero, se estableció un dispositivo para la liberación de las víctimas y la detención de los implicados en el secuestro.
El operativo se saldó con el arresto de ocho personas como presuntos responsables de los delitos de secuestro, lesiones y robo con violencia e intimidación, y cuatro días después se arrestó a una novena persona presuntamente implicada en los hechos.
Esta, sin embargo, no es la primera detención de Ramón tras el asesinato de la joven.
En julio de 2020 fue detenido por tras agredir violentamente a un hombre y rociarle la cara con un extintor para robarle casi 6.000 euros en efectivo y un collar de oro.
Los malhechores le engañaron prometiéndole comprar un motor de automóvil a través de una conocida aplicación de venta de artículos de segunda mano. Una vez llegó el hombre con el dinero al lugar acordado para efectuar la compraventa, se produjeron los hechos descritos.
Ramón cuenta con más de 20 antecedentes por delitos contra la propiedad y la salud pública tras salir del centro de internamiento. Igualmente, se ha dedicado al rap. Escribe y canta canciones con el sobrenombre de Zuni.
Mayo de 2003
El crimen de Sandra Palo sucedió en la madrugada del 17 de mayo de 2003, cuando la joven de 22 años, que volvía a casa después de tomar algo en Madrid capital junto a unos compañeros del taller ocupacional al que acudía, fue abordada por cuatro adolescentes en un Citroën ZX mientras diseñaban un posible alunizaje en un concesionario o joyería.
Primero la secuestraron, luego violaron, atropellaron y, finalmente, la quemaron viva. El cuerpo sin vida de Sandra fue encontrado un día después en un descampado.
Los asesinos, con edades comprendidas entre los 14 y 18 años, acumulaban más de 700 denuncias por diferentes delitos en aquel entonces. Fueron detenidos en junio de ese mismo 2003.
Tres de los autores eran menores de edad en el momento del asesinato: Rafael García Fernández, conocido como el Rafita; Ramón Santiago Jiménez y José Ramón Manzano Manzano, alias Ramoncín. Por último estaba Francisco Javier Astorga Luque, alias el Malaguita, el único mayor de edad.
El Malaguita, fue condenado a 64 años de prisión. Natural de Málaga, fue detenido el 12 de junio de 2003 por robar un coche y atropellar al peatón. Fue entonces cuando fue condenado por delitos de violación y asesinato, con alevosía y ensañamiento.
Ahora tiene 39 años y sigue cumpliendo condena en la prisión de máxima seguridad de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real. El hombre comparte hogar con criminales como Ángel Martín Rodríguez, el pederasta de Ciudad Real; José Bretón, Tony King o Miguel Carcaño.
El 'Rafita' y su historial delictivo
Ramón Santiago y José Ramón Manzano Manzano, alias Ramoncín, fueron sentenciados a 17 años en un centro de internamiento pero salieron en libertad en 2012.
Por último, está Rafael García Fernández, el Rafita, que solo tenía 14 años en el momento del brutal asesinato. Por aquellas, ya era miembro de la llamada "banda del chupete" y tenía antecedentes por disparos con escopetas de perdigones a varios viandantes.
Fue condenado por secuestro, violación y asesinato, e internado en el Centro El Renasco (Carabanchel). Sin embargo, fue puesto en libertad tras cumplir allí cuatro años.
Quedó en libertad y sin historial delictivo a los 22 años, tras cumplir cuatro años de internamiento y tres de libertad vigilada. Desde entonces, ha sido acusado y arrestado por cometer numerosos robos y delitos contra la propiedad.
Ahora tiene 35 años y continúa cometiendo delitos. Sin ir más lejos, en 2018 fue detenido en una macrooperación internacional contra el robo de vehículos para su despiece y venta. En 2021 también fue detenido por pertenecer a una banda especializada en robos en Madrid con el método del alunizaje.