Ángeles Gutiérrez Ayuso, una de las hermanas halladas muertas en Morata de Tajuña, recibió este mensaje hace un año: "El perfil y las fotos que publicas son tan hermosos como impresionantes, tu sonrisa caprichosa me llamó la atención y vale la pena leer lo que publicas en tu línea de tiempo". Este comentario apareció en una publicación de su perfil de Facebook.
En aquella ocasión, Ángeles no le prestó atención. Pero unas semanas después, llegó un segundo intento de otro perfil: "Hola feliz año nuevo estuve un rato mirando tu página mirando tu hermosa foto. Me asombró la increíble belleza con la que Dios te creó. Me gustaría tenerte como amigo. Tengo muchas ganas de saber más acerca de este hermoso ángel con el que estoy bendecido".
En la segunda intentona, Ángeles entró al trapo. La mujer y este misterioso hombre empezaron a intercambiar mensajes públicamente.
—¿Cómo me has encontrado? -pregunta Ángeles.
—Estaba buscando a un viejo amigo mío cuando encontré tu perfil. Te ves hermosa y te ves muy atractiva. Tu sonrisa me llamó la atención, así que decidí saludar. Me sorprendió cuando respondiste.
En pocos mensajes, la mujer termina dándole su número de teléfono a este perfil con un nombre escrito en alfabeto cirílico. El anzuelo ha sido mordido. Si uno se pasea por los dos perfiles que escriben estos mensajes, descubrirá que tienen fotos del mismo hombre, pese a tener nombres totalmente distintos.
El primer perfil es tan burdo que una de las fotos tiene la marca de agua de la agencia Getty Images. Las imágenes muestran a un hombre de mediana edad, atractivo, perfecto para captar la atención de una septuagenaria. Las fotos de ambos perfiles corresponden a la misma persona: Artis Pabriks, exministro de defensa de Letonia.
Tal y como publicó Madrid Total, el perfil que consiguió enamorar a Amelia, la menor de las hermanas, usaba fotos de Wesley Clark, un famoso militar, político y empresario estadounidense.
Fruto de esta estafa, las hermanas llegaron a perder entre "300.000 y 400.000" euros, según explicó Enrique, un íntimo amigo de la familia a este periódico. La ruina de las hermanas se convirtió en la fortuna de un estafador -o varios- con muy pocos escrúpulos.
¿Un ajuste de cuentas?
El falso novio de Amelia se hacía llamar Edward e hizo creer a la mujer que otro militar se había enamorado de Ángeles. Ambas hermanas iniciaron una falsa relación a distancia con los supuestos militares.
El estafador les contó que el novio de Ángeles, capitán del ejército, había muerto dejando detrás de sí una herencia de siete millones de euros que querían hacerle llegar a las hermanas a España.
Edward las convenció de que, para hacerles llegar ese dinero, debían pagar una serie de servicios, traslados y viajes. De esta manera, las hermanas dilapidaron la generosa herencia que les habían dejado sus padres. Asimismo, les pasaban directamente su pensión y la de Pepe, el tercer hermano, que sufría una discapacidad intelectual.
Fruto de esta ruina, las hermanas empezaron a pedir dinero a sus conocidos y a contraer numerosas deudas. Cuando estos no se lo daban, les dejaban de hablar. Perdieron contacto con muchos amigos por esta razón.
La hipótesis que más fuerza cobra es un crimen por un ajuste de cuentas, fruto de las deudas contraídas por los hermanos. Los tres cuerpos fueron hallados apilados, con restos de sangre y parcialmente quemados, según informaron fuentes de la Guardia Civil a EFE. Esto refuerza la hipótesis de que murieran asesinados.