La Guardia Civil ha encontrado un arma simulada en la escena del crimen de Morata de Tajuña (Madrid). Concretamente, la Benemérita informa de que se trata de una pistola de fogueo que estaba en la casa de Amelia, Ángeles y Pepe, los tres hermanos hallados muertos este jueves en extrañas circunstancias.
Está previsto que la autopsia de los cuerpos se realice este viernes. La necropsia determinará cómo murieron estos tres hermanos y arrojará algo de luz sobre este suceso sobre el que hay más misterios que certezas.
Fueron los vecinos quienes hicieron saltar las alarmas, ya que hacía varios días que los hermanos no daban señales de vida. El aviso llegó este lunes; el fatal desenlace, este jueves.
El Consistorio y la Policía Local pusieron en marcha el protocolo para entrar en la casa, con la esperanza de que no estuvieran allí y se encontraran de viaje. La Guardia Civil accedió al inmueble y encontró entonces los tres cadáveres a las 11:30 de este jueves.
Los cuerpos presentaban signos de violencia, estaban apilados, parcialmente quemados y tenían restos de sangre, según informaron fuentes del cuerpo a EFE. La casa estaba cerrada por dentro y los agentes han tenido que usar una escalera para entrar, según han contado testigos presenciales del registro.
Fruto de este hallazgo, ha salido a la luz que las hermanas llevaban cerca de ocho años siendo víctimas de una estafa del amor. Una persona les contactó por Facebook haciéndose pasar por un militar estadounidense destinado en Afganistán. Se hacía llamar Edward.
Edward hizo creer a Amelia, la menor de las hermanas, que otro militar se había enamorado de Ángeles. Ambas hermanas iniciaron una falsa relación a distancia con los supuestos militares.
Poco después, les hicieron creer que el novio de Ángeles, capitán del ejército, había muerto dejando detrás de sí una herencia de siete millones de euros que querían hacerle llegar a las hermanas a España.
Los estafadores las convencieron de que para hacerles llegar ese dinero debían pagar una serie de servicios, traslados y viajes. Así, llegaron a estafarles "entre 300.000 y 400.000 euros", según explica Enrique, amigo cercano de la familia. Esta historia ha sido confirmada por numerosos vecinos consultados. Era vox populi en el pueblo lo que estaba ocurriendo con las hermanas Gutiérrez Ayuso.
Fruto de esta ruina, las hermanas empezaron a pedir dinero a sus conocidos y a contraer deudas. Pidieron hasta al cura del pueblo. Cuando estos no se lo daban, les dejaban de hablar. Perdieron contacto con mucha gente por esta razón. Se iban cerrando cada vez en su círculo y hacían caso omiso a las numerosas voces que les advertían de la estafa en la que estaban cayendo. Ellas, crédulas, seguían enviando más y más dinero a sus estafadores.
Así, las hermanas contrajeron importantes deudas para seguir enviando dinero a sus estafadores. Ahora, la hipótesis que más fuerza cobra entre los investigadores es un crimen por un ajuste de cuentas, fruto de las deudas contraídas por los hermanos.