Madrid se encuentra en plena ola de calor. En muchas zonas de la ciudad se han registrado temperaturas superiores a los 35 grados que hacen imposible permanecer mucho tiempo en las calles o incluso dormir algunas noches. Se trata, además, de una situación de calor que no va a remitir a corto plazo.
Para combatir este calor extremo, las piscinas se han convertido en lugares clave. Sin embargo, muchos vecinos de la capital no disponen de piscinas comunitarias o privadas, por lo que para poder refrescarse, tienen que acudir a alguna de las 23 piscinas públicas ubicadas en la ciudad.
Para poder acceder a estos recintos, es necesario adquirir las entradas a través de la aplicación Madrid Móvil o la web del Ayuntamiento de Madrid. A través de estos portales, se pueden seleccionar dos posibles turnos para acceder a las piscinas: de mañana, desde las 10 hasta las 15 horas; y de tarde, desde las 16 hasta las 21:00 horas. Las entradas se ponen a la venta 48 antes de cada uno de los turnos.
La piscina de Peñuelas, ubicada en la calle de Arganda, en el barrio de Acacias, es una de las pocas ubicadas dentro de la M-30. Y aunque parezca mentira, conseguir entradas para este recinto es una misión imposible, puesto que, al intentar comprar tickets para algunas de las franjas horarias disponibles, están siempre agotadas, aunque se intenten comprar justo en el instante en que salen a la venta.
Desde Madrid Total, hicimos la prueba e intentamos comprar las entradas para la piscina de Peñuelas para el día 22 de julio a las 16 de la tarde. Cuando dieron las 15, hora exacta en la que salen a la venta, intentamos efectuar una compra a través de la aplicación Madrid Móvil. Al principio, la web dio problemas y errores y a las 15:02 horas, cuando por fin logramos acceder al menú con las distintas opciones de edad y precios, la web notificaba que el aforo, que tiene 585 localidades, estaba ya lleno.
El polémico grupo de WhatsApp
La explicación a esta curiosa situación se debe a que los vecinos de la zona se han organizado en las últimas semanas para comprar todas las entradas y así asegurar su plaza en la piscina. Al menos, así lo hicieron a través de un grupo de WhatsApp donde se dedicaron a revender las entradas, a intercambiarlas o a cedérselas a otros vecinos. Por la atención que ha recibido este tema y la polémica que ha generado, los vecinos han cerrado este grupo, al que ya es imposible acceder.
Un ciudadano afectado por esta situación cuenta a este periódico que el "objetivo" de los vecinos no era lucrarse, sino tener seguridad de que podrían acceder a la piscina, por eso, se mandaban entre ellos el QR que se genera con cada venta.
Pese a la desaparición del grupo vecinal, parece que no será a corto plazo que este 'mercado negro' deje de existir, cuya solución podría pasar porque el Ayuntamiento habilitara un sistema de devolución de entradas en caso de que un usuario no pudiera finalmente acudir a la piscina.