Una ración de comida de un 'rider' clandestino en la Bolsa de Taxis de la T4.

Una ración de comida de un 'rider' clandestino en la Bolsa de Taxis de la T4. Jaime Susanna

Sociedad

Los 'riders' clandestinos que reparten comida hecha en sus casas a los taxistas del aeropuerto

El cierre de las cantinas del aeropuerto desde la pandemia ha hecho florecer este negocio sumergido en las terminales 2 y 4. 

9 mayo, 2023 01:29

"¿Cuántas ensaladas? ¿Dos?". Lili despacha su género bajo un sol de justicia en la bolsa de taxis de la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas. En el carrito lleva raciones de ensalada y guisos de ternera y pollo. Hoy porta 15 raciones. "A veces sí que las agoto, pero ayer me sobraron dos raciones", explica.

Lili se dedica a repartir comidas de forma clandestina en este emplazamiento. A raíz de la pandemia, AENA echó el cierre de las cantinas de las terminales 2 y 4 del aeropuerto, dejando a los taxistas sin sitios donde comprar comida para pasar sus largas esperas en este enclave.

Tres años después, y con la pandemia terminada, siguen sin abrir, según informan tanto la Federación Profesional del Taxi de Madrid como los conductores consultados. "En la T4 han montado nada más un food truck para comprar comida y bebidas. En la T2 ni eso", explica Julio Sanz, presidente de la citada asociación gremial.

Una mujer le vende una bebida a un taxista.

Una mujer le vende una bebida a un taxista. Jaime Susanna

En medio de este panorama, algunos buscavidas han visto una oportunidad de negocio. Preparan comida en casa y la racionan en envases desechables para venderlas entre los cientos de conductores que se agolpan en este lugar.

Lili lleva ocho meses haciéndolo, junto a una compañera que transporta el carrito de las bebidas. "Hay que buscarse la vida", afirma esta mujer latinoamericana de mediana edad mientras pasea entre un mar de taxis.

Un rider 'clandestino' vendiendo a un taxista.

Un rider 'clandestino' vendiendo a un taxista. Jaime Susanna

Hoy toca elegir entre una ensalada "fresquita", un guiso de pollo con guisantes u otro guiso de ternera y puré de patata. Todo lo ha hecho en casa. Cada ración cuesta siete euros. Para promocionar los platos, lleva fotos de los mismos en su teléfono móvil y así mostrarlos a los clientes que estén indecisos.

Aunque hay muchos conductores no reparan en su presencia, otros, en cambio, la tutean y la tratan con afecto, como si la conocieran desde hace tiempo.

La policía ya vigila

Muchos conductores consultados aseguran que no han consumido nunca la comida que proviene de estos carritos. "A saber dónde se ha hecho eso. Yo prefiero traerme mi propia comida", asegura un taxista. 

Los compañeros que tiene alrededor coinciden con él. "Sí aquí hay uno pagando impuestos, prefiero comprarle a quien paga impuestos", añade otro, en relación al citado food truck.

El 'food truck' de la bolsa de taxis de la T4.

El 'food truck' de la bolsa de taxis de la T4. Jaime Susanna

Sin embargo, hay quienes sí que les compran. Eso hace que haya varios vendedores recorriendo el lugar para darle salida a su comida. Están, sobre todo, a la hora de la comida y la cena. Este jueves en torno a las 13 horas, este reportero ha podido contar media decena de personas que pasean con carritos con comida.

Dos hombres ecuatorianos, padre e hijo, que prefieren no ser identificados, venden platos típicos de su país natal. Su reticencia a identificarse o a ser retratados viene de que son conscientes de que su actividad se mueve al margen de la regulación.

"Ha venido alguna vez la policía municipal y ha confiscado todo. A nosotros no, pero a otros compañeros sí", asegura el mayor de los dos, mientras muestra las raciones que vende a seis y siete euros, dependiendo del plato. "A la gente le está gustando mucho nuestra comida".