Y los peores pronósticos se cumplieron. Las pruebas de ADN han concluido que los restos humanos hallados el pasado 11 de enero en el vertedero Ecoparque de Toledo pertenecen a Ángel Fernández, el menor de los primos desaparecidos en diciembre del año pasado en Madrid. “Los padres se han derrumbado totalmente”, explica Antonio Fernández, tío del malogrado joven, en conversación telefónica con Madrid Total.
A esta pérdida hay que unir la de Fernando, el mayor de los desaparecidos, de 17 años, cuyo cuerpo fue hallado en el mismo vertedero el pasado 15 de diciembre, es decir, cinco días después de la desaparición. Los restos mortales de Fernando ya descansan en un cementerio madrileño, después de que la autopsia revelara que no murió de forma violenta.
El cuerpo de Ángel, en cambio, sigue desaparecido, en su mayoría. Hasta la fecha, de este niño de 11 años solo se ha encontrado un pie seccionado. Las pertinentes pruebas de ADN han confirmado su compatibilidad con el material genético de sus familiares, según han informado a Efe fuentes policiales.
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La pista de los niños se perdió el pasado 10 de diciembre cuando fueron juntos al Híper Usera de la calle General Ricardos (Madrid) y ya no volvieron a sus casas. La investigación comenzó y las primeras pesquisas situaron a los jóvenes en las inmediaciones de un hotel, un centro comercial y la estación de autobuses de Toledo, gracias a las grabaciones de seguridad.
“Eran muy espabilados”, asegura su tío. Era habitual que desaparecieran sin previo aviso. De hecho, ya habían viajado a Toledo “dos o tres veces” sin informar a sus padres. “Ángel era un niño buenísimo. Le encantaba ir al colegio. Allí todo el mundo se ha volcado con nosotros, los compañeros y las profesoras”. El Colegio Honduras de Vallecas vive de luto desde su desaparición.
“Le gustaba mucho tocar el piano con su padre y jugar al fútbol”. De hecho, los vecinos afirman que no era raro ver a Ángel corretear con su balón por Villa de Vallecas, donde vivía con su familia.
Estos primos viajaron hasta la capital manchega en busca de la exnovia del mayor, tal y como relató la familia a este periódico al poco de su desaparición. “Fernando estuvo conviviendo un tiempo con una chica, Lucía, pero cortaron. Luego él se juntó con otra chica, pero a la que quería era a Lucía”, aseguró su tío.
“Se iba allí a verla, a buscarla, a hablar con ella. Ya había ido un par de veces”, prosigue Antonio. “Quería volver con ella. Pero Lucía se había emparejado con otro. Lo que pasó allí... nada más que lo saben ellos”.
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Cuando saltó la alarma de la desaparición, los padres de los jóvenes, Nicanor y Ángel, fueron a ver a Lucía con la intención de saber el paradero de sus hijos. Llegaron a tener una dura disputa. Lucía explicó a la Policía y a la familia que ella no llegó a ver a los jóvenes aquel fatídico diciembre.
La autopsia de Fernando reveló que su cuerpo no tenía signos de violencia y estaba entero, más allá de las lesiones postmortem que pudo sufrir en el vertedero. La hipótesis manejada por los investigadores es que el joven se asfixió por meterse a dormir en un contenedor, para refugiarse del frío. Eso explicaría, además, que los cuerpos aparecieran en el vertedero.
La familia difiere: “No se iban a meter a un contenedor a dormir. Hay mejores sitios, como un centro comercial o un cajero automático. Ellos no se iban a meter ahí”. Por el contrario, sospechan que la nueva pareja de Lucía está involucrada en la muerte de Fernando, aunque por el momento no hay ninguna prueba que lo demuestre.
Ha habido muchas declaraciones e interrogatorios por este extraño suceso, pero ninguna detención. Aún así, el nuevo novio de Lucía y su familia han abandonado sus domicilios de Toledo por miedo a una posible represalia.
La búsqueda sigue
Fuentes judiciales han informado de que las familias de los dos menores se han personado como acusación particular en el procedimiento judicial, que se instruye en el Juzgado de Instrucción número 3 de Toledo.
Esas mismas fuentes han señalado a Efe que la acusación particular ha solicitado al juez instructor la práctica de nuevas diligencias de investigación. El caso sigue bajo secreto de sumario.
La búsqueda de los restos del pequeño Ángel arrancó el pasado 27 de diciembre y en ella participan efectivos de la Policía Judicial, guías caninos, el Grupo Operativo de Intervención Técnica (GOIT) y la Policía Científica con retroexcavadoras y maquinaria auxiliar.
Actualmente, los trabajos siguen en marcha para encontrar el resto del cuerpo y poder practicarle la autopsia. Los resultados arrojarán algo más de luz sobre este oscuro suceso todavía plagado de incógnitas.