En noviembre, los mercados bursátiles de renta fija y divisas han estado muy influenciados por la contundente victoria de Trump. En Estados Unidos, el S&P 500 se revaloriza un +5,73% en el mes, aupado por las mayores previsiones de crecimiento tras las elecciones americanas.
El S&P 500 cierra noviembre por encima de los 6.000 puntos, máximo histórico. En cambio, en Europa, el Euro Stoxx 50 se deja un -0,48%, y los países emergentes, medidos por el MSCI Emerging Markets, caen en el mismo periodo un -3,66%.
La renta fija también avanza. A grandes trazos, el mercado de deuda europeo avanza un +1,96%, seguido del mercado americano que sube un +1,06% respecto el mes anterior. El dólar se aprecia frente al euro un +2,91% en noviembre.
El nuevo mandato de Trump, denominado Trump 2.0, aplicará previsiblemente políticas fiscales expansivas, con recortes de impuestos, pero también políticas de oferta restrictivas, con mayores aranceles y limitaciones a la inmigración.
Precisamente debido a los citados aranceles, algunos economistas e inversores comienzan a ser menos positivos con la economía y también con los mercados bursátiles del viejo continente y de muchos países emergentes.
Durante noviembre se ha producido una rotación de carteras de renta variable europea y emergente hacia Estados Unidos.
Además de las políticas de impuestos, inmigración y aranceles, la nueva administración americana también es proclive a la mayor desregulación, incluido el sector financiero, y a mantener déficits públicos elevados.
Debido a los aranceles, algunos economistas empiezan a ser menos positivos con la economía del Viejo Continente
Algunos analistas citan como sectores que podrían verse beneficiados a la tecnología, las finanzas, defensa y empresas en Estados Unidos con sesgo doméstico. El Bitcoin también ha celebrado el triunfo republicano con importantes revalorizaciones.
Creo que el mercado, que está en modo “risk on”, o lo que es lo mismo, asunción de riesgo, se ha centrado en lo que las políticas de Trump 2.0 traerá en el corto plazo (mayor crecimiento y mayores beneficios de las empresas después de impuestos).
Pero obvia, al menos parcialmente, los riesgos potenciales que se pueden producir en el medio pazo si la inflación es elevada (la limitación de la inmigración y los aranceles no ayudan al control de la inflación).
Una mayor tasa de crecimiento de los precios puede provocar que las tasas de interés bajen más lentamente y que se estabilicen en un nivel más alto, lo cual no es positivo para las valoraciones bursátiles ni, por supuesto, de la renta fija.
El mercado está en modo asunción de riesgos y se centra en lo que las políticas de Trump traerán a corto plazo
Además, la nueva administración republicana tendrá que enfrentarse a un panorama geopolítico más complejo, tal vez el más complicado desde la caída de Muro de Berlín. Ucrania y Oriente Medio, sin olvidar las tensiones más o menos evidentes entre china y Estados Unidos, son algunos ejemplos de ello.
Los republicanos, vencedores de las elecciones en Estados Unidos, van a contar con un amplio poder, ya que han ganado el Senado y la Cámara de los Representantes, pero también Trump se enfrenta a un entorno menos confortable para poder tomar medidas económicas de calado.
En 2016 (primera victoria de Trump) la deuda pública sobre el PIB era de un 76%, mientras que actualmente es del 99%. El déficit público era hace ocho años de un 2,9% frente al 7% actual. Claramente el grado de flexibilidad económico es ahora más estrecho.
Probablemente 2025 será otro año de crecimiento económico aceptable frente a un entorno global complicado. No obstante, los mercados de renta variable, en especial las grandes tecnológicas norteamericanas, están en unas valoraciones elevadas, lo que deja poco margen a la expansión de múltiplos (pagar más por un euro o dólar de beneficios).
El próximo año las revalorizaciones seguramente serán modestas y fruto de los incrementos de los beneficios empresariales.
Unas valoraciones elevadas en el corto plazo no son un catalizador suficiente para hacer caer al mercado, pero sí tendrán influencia sobre los retornos en el medio plazo, que seguramente serán discretos.
En cuanto a la renta fija, que ha tenido un comportamiento positivo en 2024, pensamos que en 2025 tiene valor, pero no son previsibles grandes rentabilidades.
En mi opinión, probablemente la mejor estrategia para la mayoría de los clientes es disponer de carteras diversificadas con cierta flexibilidad de actuación ante diferentes entornos de mercado.
** Rafael Hurtado Coll es Director de Inversiones y de Estrategia en Allianz Soluciones de Inversión AV