Biden se retiró. Durante las últimas semanas la presión sobre él fue creciendo. Desde el debate del 27 de junio no ha levantado cabeza. Sus huestes le retiraron la confianza. Estaban convencidas de que Trump arrasaría si Biden era el candidato demócrata a presidente.
Muchos votantes demócratas mostraban su reticencia. Pero han sido dos grupos cualificados opuestos a su candidatura los que más atención han merecido por parte de los medios de comunicación: los cargos electos demócratas y los que aportan fondos a la campaña electoral.
Parece que han sido las presiones de estos dos grupos las que han convencido a Biden a retirar su candidatura. Ambos representan dos elementos básicos de la política norteamericana: el poder y el dinero.
Los que ostentan el poder (representantes y senadores) temían que, si el candidato Trump arrasase, peligraban sus asientos en las próximas elecciones legislativas, a gobernador. Estaban nerviosos por la defensa de su situación.
Los que aportan dinero estimaban que su inversión a la candidatura de Biden iba a ser poco rentable. Tanto en términos monetarios como ideológicos.
Los que aportan dinero estimaban que su inversión a la candidatura de Biden iba a ser poco rentable.
Ninguno de los dos grupos, por su número, serán significativos con sus votos en las urnas a la hora de poner la papeleta en las elecciones presidenciales. Sin embargo, sí han sido decisivos a la hora de elegir, o vetar, la persona que va a representar al Partido Demócrata en esas elecciones.
Su papel recuerda la democracia censitaria de otras épocas.
La democracia censitaria era un sistema que “limitaba el voto al padrón o lista de contribuyentes de cierto nivel económico o patrimonial”. Durante mucho tiempo hubo elecciones en las que sólo votaban los cabezas de familia con cierto nivel económico.
La democracia por voto universal de los mayores de edad es cosa de ayer. Por ejemplo, en España las mujeres vieron reconocido el voto en 1931 y lo ejercieron a partir de las elecciones generales de 1933. Los afroamericanos de EEUU tuvieron garantizada su participación electoral en 1965.
La pregunta, sin embargo, es: ¿realmente es un sufragio universal cuando los candidatos están limitados por la posibilidad de recaudar fondos del entramado económico más poderoso?
En Estados Unidos, los candidatos exhiben como argumento electoral su capacidad de recibir esos apoyos económicos. El crowfunding minorista a través de internet, que puso en marcha Obama, fue más un argumento de propaganda, que una realidad. Son los grandes mecenas los que dan imagen de solidez a un candidato.
En Estados Unidos, para ser candidato a un puesto político por elección, primero hay que haber demostrado valía profesional.
Por tanto, ¿EEUU no es, realmente, una democracia censitaria? Sí y no. Sí, porque el candidato tiene que tener el apoyo de personas económicamente potentes. No, porque en la elección final juega el voto universal.
En todo caso, si lo comparamos con otros países, en EEUU ni el partido republicano, ni el demócrata, elegirían una persona con pocas posibilidades de conseguir recaudar cifras significativas.
¿Es mejor el sistema español en el que los partidos no sólo no tienen en cuenta eso, sino que si un candidato recibiera apoyo explicito del poder económico puede ser negativo?
¿Quién asegura que la participación en la selección de candidatos políticos de personas del sector económico es peor, y menos objetiva, que la de los mecanismos internos de los partidos?
Todo depende de la cultura política del país. En Estados Unidos, para ser candidato a un puesto político por elección, primero hay que haber demostrado valía profesional; incluso haber sido capaz de tener una situación patrimonial estable. Algo que para algún populista podría ser negativo.
Se puede afirmar que la combinación de un factor ideológico, decisivo en el propio partido, con otro procedente del entramado económico, es una buena mezcla de realismo e ideología. Es lo que le da pragmatismo al sistema político estadounidense.
¿Pero eso no puede inducir a una peligrosa mezcla de intereses público-privados? En EEUU se corrige con la exigencia de transparencia en la donación. Sus ciudadanos saben que poner puertas al campo en esta mezcla es imposible. Prefieren saber la verdad en estas relaciones y luego ya decidirán según les convenga en sus votaciones.
Pragmatismo que ha hecho de EEUU una democracia eficaz.