“Live long enough you’re bound to find moonlight can make a man go blind” Kenny Loggins.
Aunque el mensaje del Banco Central Europeo con respecto a las bajadas de tipos es meridianamente claro, reiterando su compromiso con la bajada de la inflación, el mercado descuenta cinco bajadas de tipos, entre 125 y 150 puntos básicos, hasta la reunión de octubre de 2024. Esto nos muestra el sesgo burbujero de muchos inversores. Vivimos en un mundo en el que dos generaciones de operadores de mercado solo han visto tipos a la baja e inyecciones masivas de liquidez, y se han generado enormes incentivos perversos que el BCE debe evitar si quiere que sobreviva el proyecto del euro.
El euro es el mayor éxito monetario de los últimos 100 años y la solvencia del BCE ha sido clave para mantener la moneda común a flote. Sin embargo, las hordas intervencionistas del socialismo y comunismo europeo quieren que el banco central se convierta en un instrumento en manos de los gobiernos para nacionalizar la economía y destruir el poder adquisitivo. No se equivoquen, esos que se presentan con palabras suaves exigiendo “política monetaria con mirada expansiva” lo que buscan es exactamente lo que han apoyado en Argentina, Venezuela y Cuba, la expropiación de la riqueza vía la disolución del poder adquisitivo de la moneda.
Sería completamente irresponsable implementar una bajada de tipos como la que descuenta el mercado por varias razones.
La inflación en la eurozona no ha bajado de manera persistente.
El 85% de la bajada de la inflación se explica por el efecto base, al ser la inflación un cálculo interanual desde una cifra muy elevada. Ese mismo efecto base puede afectar negativamente a la inflación en los próximos meses si la senda anual de aumento de precios se mantiene.
No podemos olvidar que la economía de la eurozona no está en contracción por subir tipos, de hecho la debilidad estructural de la eurozona se ha empeorado por los tipos negativos, la mayor aberración económica implementada en nuestro tiempo.
La inflación en la eurozona no ha bajado de manera persistente
La economía de la eurozona acumula datos de crecimiento pobre y endeudado desde hace años en los que se han implementado equivocadas políticas monetarias mal llamadas “expansivas”. Los tipos negativos y la extremada inyección de liquidez no han generado mayor ni mejor crecimiento, sino estados con enormes desequilibrios.
La inflación interanual en la eurozona se ha reducido al 2,4% mientras en España es del 3,2%. La inflación subyacente es también más baja en la eurozona que en España. Sin embargo, estamos hablando de una inflación acumulada desde junio de 2018 del 16,4% y un alza de precios que continúa siendo preocupante, particularmente en los alimentos.
Los agregados monetarios tampoco justifican una bajada de tipos. La tasa de crecimiento interanual del agregado monetario amplio M3 fue del -1,0% en octubre de 2023, una contracción muy modesta tras la enorme expansión de 2020-2022 (+12,3% en diciembre 2020, +6,9% en diciembre 2021 y +4,1% en 2022).
La tasa de crecimiento anual de los préstamos ajustados a hogares disminuyó al +0,6% en octubre tras aumentar un 3,8% en 2022, un 4,2% en 2021 y 3,1% en 2020.
La tasa de crecimiento interanual de los préstamos ajustados a sociedades no financieras disminuyó hasta el -0,3% en octubre tras aumentar un 6,3% en 2022, 4% en 2021 y un 7% en 2020.
Los tipos negativos y la extremada inyección de liquidez no han generado mayor ni mejor crecimiento
No se puede exigir una gigantesca bajada de tipos tras un aumento de masa monetaria tan agresivo como el de 2020 y 2021 y una expansión de crédito tan abrupta.
La inflación es un efecto monetario. Lo que llaman inflación de costes, inflación de materias primas o shocks de oferta no es nada más que mucha más cantidad de dinero yendo a activos relativamente escasos. Los precios unitarios pueden subir por causas exógenas pero no generan una subida sostenida y acumulativa en los precios agregados, que es lo que mide la inflación. Si un precio se dispara por un factor exógeno el resto de precios no suben a la vez para la misma cantidad de moneda emitida.
Por supuesto que el sistema crea toda una serie de supuestos expertos que culpan de la inflación a todo y a cualquiera excepto a lo único que puede hacer que los precios agregados suban a la vez, consoliden esa subida anual y continúen subiendo: la reducción del poder adquisitivo de la moneda.
Desde Burdekin, "The U.S. Money Explosion of 2020: Monetarism and Inflation" (2020), A Borio “Does money growth help explain the recent inflation surge?” (2023) a Hanke “Inflation Dashboard” (2020) o Castañeda y Congdon “Inflation, The Next Threat?” (2020), decenas de estudios alertaron sobre la llegada de la inflación por el exceso monetario y explicaron la causa empíricamente monetaria. Decir que antes no había inflación y también se imprimía dinero es no entender la ecuación de la teoría cuantitativa del dinero y negar, a propósito, que la expansión monetaria de 2020-22 fue hasta cinco veces mayor a la del periodo previo de planes de estímulo.
Efectivamente, una vez que se empezó a retirar cantidad de moneda emitida y subir tipos se dieron la vuelta las materias primas y se redujo la inflación. Monetario.
Pero ojo, si miramos a la contracción de los agregados monetarios, la inflación en la eurozona debería haberse reducido más y con mayor rapidez. Esto demuestra que la velocidad del dinero es alta y, en parte por eso, la reducción de crédito es muy modesta.
El Banco Central debe defender el poder adquisitivo del euro y su posición como reserva de valor, unidad de medida y método de pago generalmente aceptado. Si no controla la inflación, puede perder esa confianza y eso sería devastador. También debe evitar el canto de sirena de las monedas digitales de banco central cuando todavía no ha fortalecido su posición como garante de esa reserva de valor y poder adquisitivo.
La inflación, efectivamente, ha sido creada por una política monetaria equivocada, disparando la cantidad de dinero en el sistema hasta cinco veces más de lo que supuso el “bazooka de Draghi” y dedicándolo a planes de gasto corriente gubernamental que han empobrecido a todos, y solo se puede reducir de manera persistente con una política monetaria seria.
Teniendo en cuenta el efecto distorsionador del efecto base y que la inflación, especialmente la subyacente, no se ha reducido a la velocidad deseada, es esencial que el mercado deje de apostar a favor de políticas burbujeras y que el banco central se centre en parar el empobrecimiento de la población. Si no lo hace, puede poner en peligro el euro, un proyecto que merece la pena defender. Los que quieren que baje tipos y vuelva a imprimir moneda sin control son los mismos que han votado en Europa una propuesta para romper el euro. Cuidado con los generosos con el dinero de los demás.