En las últimas semanas he hecho un repaso de las principales magnitudes fiscales, déficit y deuda pública, en las dos últimas décadas (véase El déficit público en la "era Sánchez" y La deuda pública en la "era Sánchez"), y concluido que, durante el mandato del presidente Sánchez, el déficit público promedio en términos de PIB fue algo mejor que el del período de Rajoy (5,3% versus 5,8%, respectivamente), pero significativamente peor que el del mandato de Zapatero (-3,7% del PIB).
Por el contrario, el ritmo de aumento de la deuda pública de la “era Sánchez”, 2,3 puntos del PIB en media anual, ha sido menor que el del Gobierno de Zapatero (2,8 puntos al año) y no digamos que el de Rajoy (4,4 puntos de incremento anual). Es decir, que Rajoy ha tenido el peor desempeño fiscal, déficit y deuda, de los 3 presidentes que han gobernado España en las dos últimas décadas.
En este artículo me centro en el crecimiento del PIB, en la creación de empleo y en la tasa de paro del mandato del actual Gobierno, en comparación con sus predecesores. En estas intensas semanas de campaña electoral, ha sido frecuente escuchar a analistas que han descrito un juicio apocalíptico sobre los resultados económicos del presidente Sánchez, buscando la fecha en la que su gestión sale peor parada. No le den más vueltas: elijan el cuarto trimestre de 2019, en vísperas del estallido de la pandemia, para que la comparación sea la peor posible.
Se evitan así el año y medio de crecimiento previo a esa fecha y así se magnifica el impacto de la Covid-19. Lejos de esos ejercicios de “data mining” (busca de los datos que a uno le convienen) lo que voy a hacer aquí es poner todos los datos desde 2002, utilizando datos oficiales y públicos y dividir los sub-períodos en la misma forma en que lo hice en los dos anteriores artículos: el año 2004 lo asigno completo a Zapatero, el año 2018, tanto a Rajoy como a Sánchez, y para 2023 uso las previsiones del Consenso de Funcas, de los principales organismos de análisis.
El PIB y la renta per cápita
Antes de proceder con los datos de las dos últimas décadas, conviene dar un poco de perspectiva sobre el crecimiento del PIB en el período democrático, algo que presento en el Gráfico 1. En promedio anual nuestra economía ha crecido a un ritmo promedio del 2%, jalonada por 4 importantes crisis: la segunda crisis del petróleo de 1979-80, que afectó a Suárez; la ruptura del Sistema Monetario Europeo, en 1992-93, durante el mandato de Felipe González; la Gran Recesión de 2008, que en realidad fue una doble recesión para los países del sur del euro, de 2009 a 2012, que impactó tanto a Zapatero como a Rajoy, y la pandemia de 2020 y la crisis de Ucrania, sobre el Gobierno Sánchez.
Aznar ha sido un presidente afortunado. El único de la democracia que no ha sufrido una crisis internacional y pese a que, en su mandato, se gestaron los principales desequilibrios que pasaron factura en la Gran Recesión de 2008: burbuja inmobiliaria, burbuja de crédito y de deuda privada, déficit exterior y caída de la productividad. En cualquier caso, visto en perspectiva, un crecimiento del 2% o superior no es un mal dato en términos de la historia reciente española.
Y ahora, sí, pasemos a los datos de las dos últimas décadas. En la Tabla 1 presento la tasa de crecimiento del PIB real de España en las dos últimas décadas.
Lo primero que llama la atención es que el crecimiento medio en estos 20 años ha sido del 1,2%, casi la mitad del crecimiento de todo el período democrático. Lo segundo, que el crecimiento ha ido a peor: de un 1,4% medio en el periodo de Zapatero a un 1,3% en el periodo Rajoy y apenas un 1% del período Sánchez, muy marcado por la fuerte caída de la actividad en el primer año de la pandemia. Para 2023 he tomado la cifra del Consenso de Funcas, un 2,1%, que coincide con la del Programa de Estabilidad presentado en Bruselas por el Gobierno. Seguramente el dato final será bastante más elevado, en torno al 2,5%, pero ello no afectará al promedio del período, al menos en el primer decimal. También es reseñable que tanto Zapatero como Rajoy sufrieron dos años de crecimiento negativo, mientras que Sánchez sólo sufrió uno, pero de una magnitud considerable.
¿Cómo se compara el crecimiento de España con el conjunto de la Unión Europea? En 2004 se produce la gran ampliación al este, por lo que el número de países que forman la UE se ha mantenido en 27 en todo el período, aunque se produjo la entrada de Croacia y la salida del Reino Unido. En la Tabla 2 presento los datos de la UE y los comparo con los de España.
Lo primero que llama la atención es que, salvo en el período de Zapatero, en que se igualaron, la tasa de crecimiento promedio del PIB de España ha sido inferior a la de la UE. Es decir, no ha habido convergencia sino divergencia. Lo segundo es que, al contrario que en España, en el conjunto de la UE no ha habido una tendencia decreciente y su tasa media se ha mantenido anclada en el 1,4%.
Lo tercero es que la divergencia, reflejada en la columna “gap” con un signo negativo, tiene lugar en los años de crisis. Nos afectan más las recesiones que al conjunto de la UE, aunque luego nos recuperamos con más intensidad. De los 6 años en que hemos divergido, dos le corresponden al período de Zapatero, tres al de Rajoy y sólo uno al de Sánchez, aunque con una elevada magnitud, -5,67%, en el primer año de la pandemia. Más allá de los episodios puntuales por la crisis, está claro que España tiene un problema estructural en su modelo de crecimiento, que probablemente se refleje en la productividad.
Otra forma de ver esta preocupante divergencia se plasma en la Tabla 3, en la que presento la renta per cápita de España, relativa a la media europea (UE=100). Sólo en los años de Zapatero estuvo la renta per cápita (PIB por habitante) de España por encima de la europea. En promedio, 100,6.
En 2006 alcanzó un máximo, con la renta por habitante española un 5,3% por encima de la de la UE. Sin embargo, con la Gran Recesión cae hasta el 92,6%, porque nos afectó relativamente más la crisis internacional que al conjunto de la UE. Con Rajoy siguió cayendo, y apenas recuperó en los años de bonanza, de forma que la máxima renta per cápita relativa nunca superó el 92,8%, y al final de su mandato volvía a caer. Con Pedro Sánchez volvió a haber un escalón hacia debajo de 8 puntos en 2020, de los que apenas ha recuperado 3,5 puntos. En promedio, la renta per cápita relativa descendió 9,3 puntos con Rajoy y 4,6 puntos con Sánchez. Es decir, la mitad.
Empleo y paro
Si los datos de PIB real y renta per cápita no han sido muy positivos para Pedro Sánchez (aunque tampoco lo fueron para Rajoy), en los datos del mercado de trabajo la evidencia es mucho más favorable para el actual gobierno.
En la Tabla 4 se presentan los principales datos anuales, basados en la información de la EPA y la Contabilidad Nacional (INE). Para 2023 se toman las previsiones del consenso de FUNCAS, probablemente sesgados a la baja. En las 3 primeras columnas se reportan los datos de empleo. Hay que hacer notar, en primer lugar, que los datos de empleo se refieren “a tiempo completo”, según el criterio de la Contabilidad Nacional. Se elimina, así, el efecto de la reducción en el número de horas trabajadas, que ha sido objeto de crítica, en la medida en que el mayor uso de la contratación indefinida a tiempo parcial, algo que los economistas veníamos reclamando desde hace décadas, se traduce, lógicamente, en una reducción del número de horas trabajadas.
Así, dos contratos a media jornada equivalen a un empleo a tiempo completo, por lo que, al escoger este segundo concepto, se toma ya en consideración el posible efecto sobre el número de horas. La segunda observación es que el número de empleados se refiere al último trimestre de cada año, pero la tasa de variación está tomada sobre el promedio anual de los ocupados.
Por ello, la tercera columna no es exactamente la tasa de variación de la primera. Si lo presento así es para evitar críticas por haber elegido datos de cuarto trimestre en vez de medias anuales. Estoy escogiendo ambas frecuencias y los resultados no son significativamente distintos.
Finalmente, señalar que el empleo es una variable stock, que tiene tendencia, como ocurría con la deuda pública. Por ello, para asignar los cambios a cada período político hay que tomar la primera diferencia, como se hace en la columna segunda, o la tasa de crecimiento, como se hace en la tercera.
Los resultados muestran que la creación de empleo ha sido sustancialmente más elevada en la “era Sánchez”, con más de 300.000 empleos creados en media anual durante su mandato, casi un 50% más de los creados por Rajoy y 6 veces más de los creados por Zapatero. Si lo medimos en tasa de crecimiento del empleo, 1,6% de media anual, ha sido más del doble que la registrada por Rajoy y Zapatero (0,7%). El motivo por el que estos dos presidentes tuvieron el mismo ritmo anual, pese a que en términos absolutos netos se creó menos durante Zapatero, es que el punto de partida del stock era muy inferior para este presidente.
En lo que se refiere a la tasa de paro, en media ha sido muy similar en el período de Sánchez a la registrada en los años de Zapatero. Conviene recordar que este presidente tuvo una tasa de paro de un dígito, por primera vez en la democracia, durante 3 años consecutivos: 2005 a 2007.
Los resultados muestran que la creación de empleo ha sido sustancialmente más elevada en la “era Sánchez”, con más de 300.000 empleos creados
La crisis financiera posterior y el modelo del mercado de trabajo español, basado en una temporalidad excesiva con bajo coste de despido, disparó la tasa de paro, tanto en los últimos años de Zapatero como de Rajoy, que alcanzó el récord de desempleo en 2013 (26,1%), pero la posterior recuperación económica no consiguió reducir la tasa de paro por debajo del 15%. Ello explica el mal promedio de la tasa de paro de los años de Rajoy, 21,4%, un 50% más elevada que la registrada durante los años de Zapatero (13,4%) o Sánchez (14,2%).
La reducción de la tasa de paro en el período de Sánchez tiene lugar, además, tanto en la tasa de paro femenina, como la tasa de paro juvenil, dos de las principales lacras de muestro mercado de trabajo. En particular, en esta última se ha reducido en más de 13 puntos con respecto al promedio de paro juvenil registrado por Rajoy (de 46,7% a 33,1%).
Este excepcional crecimiento del empleo en relación a un desempeño del PIB más modesto, vuelve a poner en duda la medida de nuestra productividad. Pero es algo que abordaremos en un próximo artículo.