'La Gran Evasión' del mercado laboral

'La Gran Evasión' del mercado laboral

La tribuna

El mercado laboral y 'La Gran Evasión'

La pandemia ha marcado un antes y un después para muchos trabajadores. La flexibilidad es clave para el futuro.

5 noviembre, 2021 02:47

En medio del gran debate sobre la nueva reforma laboral en España, estamos dejando de lado temas sobre los que es necesario reflexionar y también impulsar.

Para bien o para mal, la Covid-19 ha cambiado de forma drástica el mercado de trabajo en todo el mundo y España no es una excepción. Son muchos expertos los que hablan de La Gran Evasión, una renuncia masiva de trabajadores. Nada que ver con la famosa película de los años 60, sino con un fenómeno que ha producido a partir de la vuelta al trabajo tras el obligado confinamiento.

Según analizan consultoras como McKinsey, más de un 40% de los trabajadores ha aprovechado el confinamiento para reflexionar sobre el sentido de su trabajo y ha decidido abandonar su empresa. De ese 40 % de trabajadores, un 62% ha decidido abandonar si tan siquiera tener otro trabajo, lo cual es un gran luz roja que todas las organizaciones deberían mirar con mucha atención.

Los empleados no se sienten valorados, no sienten que su trabajo tenga el sentido que ellos desean y sobre todo, hay un gran hambre de una mayor flexibilidad en el trabajo que permita conciliar trabajo y vida personal.

Evidentemente, el impacto de esa renuncia masiva de trabajadores ha sido mucho más notorio y fulminante en mercados de trabajo más dinámicos como el norteamericano y algo más lento en España, pero créanme: el tema es muy grave. Hablaba estos días del tema con muchos profesionales de Recursos Humanos (RRHH) y me confirmaban que hay un gran sentimiento de despego entre los empleados y un gran temor por parte de las empresas a perder gente valiosa.

El impacto de esa renuncia masiva de trabajadores ha sido mucho más notorio y fulminante en mercados de trabajo más dinámicos como el norteamericano

Es evidente que el largo tiempo de teletrabajo tiene mucho que ver con esta situación. Trabajar en casa tiene numerosos inconvenientes, pero también indudables ventajas, entre ellas la oportunidad de organizar la jornada laboral de una forma mucho más flexible para el empleado e igualmente efectiva a efectos prácticos para que el trabajo salga adelante.

La flexibilidad es uno de los aspectos laborales más importantes para las nuevas generaciones que se incorporan al mercado de trabajo, conjuntamente con buenas relaciones con managers y compañeros. Será muy complicado retener a los nuevos trabajadores sin flexibilidad.

Las jornadas laborales de 40 horas eran necesarias en la Primera Revolución Industrial. Las grandes fábricas no podían permitirse que la producción estuviera condicionada a que cada trabajador hiciera el horario y jornada que mejor le conviniera. Pero los horarios rígidos carecen de valor en la Economía del conocimiento.  

Netflix ni siquiera registra el tiempo de vacaciones que cada empleado decide tomarse. Cada uno tiene objetivos muy claros y allá cada cual si no los cumple. Si eso ocurre, la empresa actúa con extraordinaria rapidez: está usted despedido. Todas las empresas digitales saben que la mejor forma de retener a las personas valiosas no es ofrecer más dinero, sino dar flexibilidad. 

Facilitar la flexibilidad horaria a los empleados es una estrategia que reporta enormes ventajas: la fidelización y el compromiso de empleados son mucho más altos en las organizaciones con jornadas flexibles; el clima laboral es mucho mejor y la satisfacción del empleado es por lo tanto más alta, lo que impacta positivamente en productividad y resultados. No olvidemos que el coste de dar flexibilidad es muy bajo. La flexibilidad bien aplicada no tiene un gran coste económico para la organización y sí numerosos beneficios.

Evidentemente, detrás de una política de flexibilidad tiene que haber una cultura de compañía de respeto y confianza y un estilo de liderazgo que sepa evaluar el rendimiento de sus empleados en base a objetivos marcados y no a permanencia en el puesto. Y ahí es donde muchas organizaciones pinchan.

Si la única forma de medir el rendimiento y compromiso de los empleados es controlar que estén  presentes físicamente  en la oficina durante largas jornadas de "calentar silla", entonces debemos estar preparados para perder a los mejores y quedarnos en cambio con muchos empleados zombies: todos sentados y visibles pero escasamente comprometidos. La disyuntiva es clara: flexibilidad o fuga de talentos.  Decidamos, pero decidamos pronto que La Gran Renuncia ha comenzado.

*** Esther González Arnedo es especialista en Recursos Humanos y profesora de EAE Business School.

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