Calviño ha anunciado los primeros 9.000 millones de euros que llegan de Europa. Yolanda Díaz, ataca con las exigencias económicas de Unidas Podemos para distanciarse del PSOE, demasiado socialdemócrata-europeo en su opinión; empezando con la subida del SMI (Salario Mínimo Interprofesional). Sánchez en la Casa de América se felicitó por ambas propuestas; un equilibrio político para mantener su presidencia.
La subida del SMI no es aconsejable con un paro de cerca del 16%, más los trabajadores en ERTE y autónomos en cese de actividad; total, alrededor de cuatro millones de desempleados reales. Máxime cuando el ministro, José Luis Escrivá, cree que la mitad de los trabajadores en ERTE no volverán a trabajar y hay empresas zombi entre los autónomos en cese de actividad.
Los datos de agosto en disminución de desempleados (82.000 menos registrados) son buenos. Pero ya lo dijo San Ignacio: en tiempos de tribulación no hacer mudanzas. Sobre todo, si el paro, nuestro talón de Aquiles, da síntomas de mejora; aunque, para hacer un cálculo realista, hay que esperar a octubre, cuando cesa el efecto de las contrataciones veraniegas.
La subida del SMI no es aconsejable con un paro de cerca del 16%, más los trabajadores en ERTE y autónomos en cese de actividad
Cada subida del SMI supone un freno a la creación de empleo. El Banco de España cifró el aumento de desempleados en 2019 entre los 90.000 y los 170.000 los puestos de trabajo no creados por la subida del SMI (un 22% de aumento). Hasta 8.000 parados por cada punto. Pero eso no parece influir en el Gobierno, para el que un parado parece un número, cuando detrás hay una persona concreta y su familia que pierden renta, autoestima y empleabilidad.
El Ministerio de Trabajo negocia con los agentes sociales una nueva subida. ¿Cuánto aumentará? ¿Cuánto costaría?
Para un economista ortodoxo la subida debería ser cero por los millones de desempleados reales. El Gobierno habla de 15 euros/mes para este año a cambio de subir más los próximos. Algo difícil para Unidas Podemos, en caída libre electoral, porque necesita triunfos políticos. Los sindicatos también.
La horquilla previsible está entre una subida igual al IPC esperado para impedir el deterioro de la capacidad adquisitiva y otro que permita cumplir con su objetivo de que al final de la legislatura, el SMI sea el 60% del salario medio. Es decir, cercano a 1.100 euros/mes. Más de lo que calculan Unidas Podemos y el Gobierno (1.070 euros) porque la subida del SMI hará subir el salario medio.
En el primer caso, con una inflación del 3% este año, el aumento sería de 950,00 x 1,030 = 978,50 euros. Una subida de 28,5 euros/mes para mantener el poder adquisitivo del SMI. Parece que los sindicatos aceptarían este año 25 euros, a cambio de que suba más los próximos años. En el segundo caso, el cálculo sería: 950 + (1.100 - 950 / 3) = 1.000 euros/mes. Su diferencia entre 21,5 y 25 euros/mes, no parece mucho. Pero por cada euro, unos miles de personas entrarán en el registro de desempleo del SEPE.
Por cada euro que suba el SMI, unos miles de personas entrarán en el registro de desempleo del SEPE
Se calcula que hay unos 1,5 millones de trabajadores cobrando oficialmente el SMI, aunque en realidad son menos los que tienen esa renta (en hostelería las propinas no se contabilizan oficialmente). Por tanto, la subida más alta podría suponer 700 millones de euros adicionales para las empresas, más el efecto de escalada en los otros salarios (se están negociando convenios colectivos).
Además, aumentaría el paro en más de 20.000 personas, lo que supondrían un gasto público de prestaciones por desempleo. En total, entre pitos y flautas, hasta un coste de unos 1.000 millones al año para la economía. Bien es cierto que según el Gobierno se haría paulatinamente, pero en todo caso, ahora nos hace menos competitivos, envía personas al paro, y ceba la inflación que nos amenaza.
Si el volumen de paro fuera la mitad el aumento sería asumible. Porque con un paro registrado del 8 o del 10% el propio mercado aumentaría los salarios, por lo que la subida gubernamental sería simbólica.
La subida del SMI ahora es un contrasentido económico y social que se impone por criterios políticos. El más importante, la necesidad de Unidas Podemos de mostrar su "poder" dentro de la coalición gubernamental a costa de aumentar el paro.
*** José Ramón Pin es profesor del IESE.