Los precios de la vivienda acabarán 2022 con una subida sobre el 4,5%. Y, de cara a 2023, tendrán una caída que oscilará entre el 1% y el 3%. “Un retroceso profundo es poco probable porque la vivienda viene de tocar suelo tras el desplome de 2008”, afirma Ferran Font, director de Estudios de pisos.com.
Porcentajes que dependerán de cada mercado. En los más activos, caso de Madrid y Barcelona, se están manteniendo precios al alza. Y es que, una vez más, el inmobiliario vuelve a ser “un valor refugio que da rentabilidades”.
De no haber sido por factores por la guerra en Ucrania, 2022 hubiera puesto el total de compraventas por encima de las 660.000 unidades vendidas. Sin embargo, la desaceleración prevista para el último trimestre obliga a recalcular un indicador que se colocaría cerca de las 620.000, creciendo un 10% interanual.
“El acumulado de operaciones hasta septiembre es muy importante, pero es innegable que el bolsillo de los españoles huirá de los grandes desembolsos este invierno”, expone Font. A su entender, el recorte se trasladará a 2023, estimando una bajada del -11% y unas 550.000 compraventas.
“Las compras van a ser mucho más meditadas con el fin de no elevar las tasas de esfuerzo a niveles difícilmente manejables, pero al menos irán de la mano de una oferta que también será más comedida en volumen”, añade.
Hipotecas variables
En el capítulo de las hipotecas, en 2022 solo dos meses tuvieron crecimientos interanuales por debajo de los dos dígitos: abril (4,5%) y julio (2,3%). “Es evidente que la demanda ha echado el resto tratando de aprovechar unas hipotecas fijas al 2% que a día de hoy han desaparecido de la oferta de las entidades bancarias”, indica Font.
Si los mecanismos de control por parte de Europa no se hubieran impuesto para normalizar la inflación, con una media de más de 38.000 hipotecas nuevas mensuales, 2022 hubiera roto la barrera de las 460.000 hipotecas anuales.
Sin embargo, la realidad reduce este total a las cerca de 435.000, con apenas un 4% de incremento interanual frente a 2021. “La banca va a reenfocar su estrategia, dando más visibilidad dentro de su negocio a las hipotecas variables. Sin embargo, la escalada del Euríbor retrae a los compradores, que preferirán esperar a que todo se calme y seguir ahorrando para reducir su exposición”, señala Font.
De esta manera, cifra en casi 360.000 las hipotecas que se concederán el año que viene, un -17% menos. En cualquier caso, insiste en que estos retrocesos no deben alarmarnos, ya que “venimos de un año de récord y estos ajustes no restan pujanza al sector”.