Los barrios de rentas bajas han sufrido mayor incidencia de la Covid, con más ingresos en UCI y muertes en hospital
Un estudio liderado por el Consejo General de Farmacéuticos reclama prestar atención a los determinantes sociales para mejorar la salud de la población.
9 febrero, 2024 02:47La situación socioeconómica de cada persona condiciona su salud, y no sólo por la capacidad adquisitiva con la que cuenta para acceder a determinados servicios sanitarios privados como los bucodentales. La estadística prueba que las crisis sanitarias y económicas pasan más factura a la población de rentas bajas.
Así lo indica un informe encargado por el Consejo General de Farmacéuticos y elaborado por el Instituto de Salud Global de Barcelona. El texto apunta que cuando irrumpió la Covid las personas que vivían en zonas de rentas bajas tenían un 40% más de posibilidades de padecer el coronavirus.
También, sólo por residir en barrios de bajos ingresos, tenían más posibilidades de ser ingresadas por esta enfermedad en una unidad de cuidados intensivos (UCI) e incluso de fallecer dentro del hospital.
Niños
El texto también recoge las condiciones a las que quedaban sometidos los niños de familias de bajo nivel educativo durante el confinamiento. Tenían una mayor exposición al ruido y al humo del tabaco y peor alimentación. Además, padecían una importante brecha tecnológica en el acceso a la educación desde el hogar.
Por otro lado, las comunidades vulnerables y las minorías sociales tuvieron mayor probabilidad de perder ingresos durante el confinamiento y de tener empleos precarios y de alta exposición a la enfermedad por contacto social.
El informe analiza, también, cómo la crisis financiera que se inició en 2008 también tuvo efectos en la salud de la población más desfavorecida.
Al fin y al cabo, la crisis afectó no sólo a las finanzas personales, sino también a las públicas. Esto llevó a una reducción del presupuesto para políticas sanitarias que puso barreras de acceso a la atención médica de personas de bajos ingresos.
Así, durante la Gran Recesión, las personas que sufrieron un mayor perjuicio de su salud física fueron las desempleadas de larga duración y las mujeres sin estudios.
Por otro lado, el mayor impacto en salud mental fue para los varones desempleados o con empleo precario.
El estudio, que aborda el efecto de los condicionantes socioeconómicos en la salud y la necesidad de crear medidas que reduzcan las brechas sociales y que aborden la inequidad como causa última de la enfermedad, se ha presentado en el marco del Congreso Nacional Farmacéutico que esta semana se celebra en Valencia.
En dicha presentación ha participado Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, que ha recordado que el Ministerio de Sanidad trabaja en mejorar la salud de los españoles desde "desde el punto de vista del One Health, es decir, desde todas las perspectivas y desde todas las políticas".
Esto implica la mejora, también, de la situación socioeconómica de la población. Puso de ejemplo los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que se activaron con la irrupción de la pandemia de coronavirus. "Tuvieron mucho más impacto en salud que las medidas de las consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas", ha indicado.
Ha defendido, también, que la farmacia ya es un modelo "promotor de equidad". Ha añadido que los determinantes sociales hay que abordarlos a pie de calle y los dos agentes sanitarios que están en este ámbito son la Atención Primaria y Farmacia Comunitaria.
Cabe recordar que, precisamente, Padilla es uno de los promotores de que la historia clínica digital comience a registrar condiciones socioeconómicas que pueden afectar a la salud de los pacientes, como si llegan a final de mes o si tienen vivienda propia.