La inversión en investigación y desarrollo (I+D) de medicamentos por parte de la industria farmacéutica innovadora en España ha marcado un nuevo máximo histórico en 2022, superando los 1.395 millones de euros.
Así se desprende del informe "I+D en la industria farmacéutica 2022", de Farmaindustria. La inversión alcanzada supone un 10,1% más que en 2021 y el mayor incremento de los últimos 15 años y sigue consolidando a la industria farmacéutica como el primer sector industrial en inversión en I+D en nuestro país, tanto en términos relativos como absolutos.
El 60% de la inversión se dedicó al desarrollo de ensayos clínicos, un 5,6% más que el año anterior. La apuesta de las compañías por realizar investigación clínica en nuestro país ha ido incrementando anualmente, pasando de los 479 millones de euros registrados en 2012 a los 834 millones de euros en 2022, lo que implica un crecimiento superior al 74%. España es ya para muchas compañías farmacéuticas el segundo país del mundo en actividad en ensayos clínicos, sólo por detrás de Estados Unidos, y participa en uno de cada tres ensayos que se ponen en marcha en Europa.
Dentro de esta inversión, los ensayos en fases tempranas (I y II) han subido casi 10 puntos en los últimos 10 años, representando el 36,4% del total destinado en 2022. Los ensayos clínicos en fase III, aquellos que se realizan con un mayor número de pacientes, mantienen su peso y cae el porcentaje de la inversión para los de fase IV, la posterior a la comercialización del medicamento, aunque su dotación económica se ha mantenido estable en estos años.
La segunda partida más elevada es la destinada a investigación en fases básica y preclínica, las más complejas, que representó una inversión de 175 millones de euros, incrementando en más del 11% con respecto a 2021. A esta le siguen los 114 millones dedicados al desarrollo tecnológico y otros 105 millones dedicados a labores de farmacoeconomía, epidemiología y estudios posautorización.
“De esta inversión se benefician sobre todo los pacientes, porque buena parte se dedica a poner en marcha ensayos clínicos, lo que supone que miles de personas en España estén accediendo de manera temprana a los tratamientos del futuro, a ese nuevo medicamento, esa nueva terapia innovadora para su enfermedad, que, si todo va bien, verá la luz cuatro o cinco años más tarde. Y esto, para muchos pacientes de enfermedades graves supone una oportunidad única para curar su enfermedad”, apunta Juan Yermo, director general de Farmaindustria.
Dentro de la encuesta, destaca el hecho de que casi la mitad de la inversión en España, 633 millones de euros, fueron destinados a “investigación extramuros”, es decir, a contratos de investigación en colaboración con hospitales, universidades y centros públicos y privados. Una aportación clave que sigue poniendo en valor el importante papel que desempeña la colaboración público-privada para la sostenibilidad de estos centros y facilitar el acceso de los pacientes a los tratamientos más punteros a través de los ensayos clínicos.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la industria farmacéutica se sitúa como el primer sector de la economía española por sus inversiones extramuros o en colaboración, que suponen aproximadamente un tercio del total de todo el sector industrial.
Finalmente, entre los datos que arroja la encuesta destaca el crecimiento constante del empleo directo en las compañías dentro de los departamentos investigadores, que ya se sitúa en 5.498 personas, la cifra más alta registrada. Este empleo es, además, igualitario —el 67% de los profesionales que trabajan en los departamentos de I+D son mujeres— y altamente cualificado: en 2022 se ha superado por primera vez el 90% de titulados universitarios en esta área.