La polémica de los trenes que no entraban en los túneles en Cantabria y Asturias se ha cobrado dos nuevas cabezas, esta vez de gran calado político. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha aceptado las dimisiones de la secretaria de Estado de Movilidad, Transportes y Agenda Urbana, Isabel Pardo de Vera y del presidente de Renfe, Isaías Táboas.
Así lo confirman distintas fuentes a EL ESPAÑOL-Invertia, quienes explican que las renuncias se han presentado esta misma mañana a la Ministra, y que ésta ha agradecido a ambos el trabajo realizado durante su etapa como puntales de su departamento.
Ambos dimiten después de que hace un mes se conociera que existía un problema en el gálibo entre los trenes que CAF iba a realizar por encargo de Renfe, y los túneles de ADIF en la red de Ferrocarriles de Vía Estrecha (FEVE) en Cantabria y Asturias. Un proyecto que se puso en marcha cuando Pardo de Vera era presidenta del gestor ferroviario.
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Fuentes del departamento que lidera Raquel Sánchez explican que con estos ceses el Ministerio espera abrir una nueva etapa en ambos departamentos.
Por esta polémica Adif cesó el pasado 6 de febrero al titular de su jefatura de Inspección y Tecnología de vía, mientras que Renfe despidió al que era gerente del Área de Gestión de Material de Renfe Viajeros en el momento de la gestación del proyecto de trenes de vía estrecha en Cantabria y Asturias.
El origen del problema se encuentra en los gálibos publicados en la declaración sobre la red de Adif, que Renfe usó para describir las características técnicas de los nuevos trenes en un contrato que publicó en 2019 para adquirir 31 trenes de ancho métrico, destinados a renovar la flota de la red de cercanías y media distancia, principalmente en el norte del país.
En junio de 2020, Renfe le adjudicó este contrato a CAF, fabricante de trenes y autobuses con sede en País Vasco, por 258 millones de euros. Cuando preparaba el proyecto, CAF se dio cuenta de que había un error en los gálibos y que las vías no soportarían los trenes encargados y se lo trasladó a su cliente, Renfe.
Renfe ya ha alcanzado un acuerdo con CAF, Adif y la Agencia de Seguridad Ferroviaria (AESF) para desatascar el problema con los gálibos de los nuevos trenes de ancho métrico.
Tanto Renfe como Adif están llevando a cabo sendas auditorías internas, que se sumará a la que ha puesto en marcha el propio Ministerio. Ambas empresas se han mostrado abiertas a colaborar con "absoluta transparencia" y valorarán sus conclusiones para proceder a los ajustes organizativos de carácter definitivo que se recomienden.
Desde que estallara el escándalo, el cruce de reproches entre Renfe y Adif era la tónica general en este tema. De hecho, según ha publicado EL ESPAÑOL-Invertia, Renfe no atendió a los avisos de la Agencia de Seguridad Ferroviaria ni del fabricante de los trenes, CAF, en los que avisaban del problema. Se trata de documentos elaborados hace dos años y que fueron totalmente omitidos por parte de la compañía de viajeros.
De momento, desde el Ministerio se ha procedido ya a publicar en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una norma que permitirá la aplicación de un método denominado comparativo para el diseño de los nuevos trenes. De este modo, los nuevos convoyes se fabricarán a partir de las medidas de los modelos que circulan en estos momentos por las vías. ¿Objetivo? Evitar nuevos errores y lograr que la demora en la fabricación de los trenes sea la menor posible.