El veto a la aviación en rutas cortas sigue avanzando en la Unión Europea. Bruselas ha dado su beneplácito para que Francia prohíba los vuelos entre ciudades en las que exista una alternativa ferroviaria con viajes de 2,5 horas. Una fórmula que cada día que pasa gana opciones para convertirse en un estándar en territorio comunitario y que podría tener recorrido en España.
Sin ir más lejos, el documento España 2050 realizado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno de España ya presentaba esta posibilidad como una recomendación. Una decisión que en España tendría un gran impacto, ya que tanto la infraestructura como la reciente liberalización del transporte de pasajeros permitirían trasladar el actual volumen de pasajeros aéreos al ferrocarril sin ningún problema.
Los actuales corredores ferroviarios de alta velocidad que conectan Madrid con Barcelona, Valencia, Alicante, Sevilla o Málaga colocan a nuestro país como un lugar que se adapta a la perfección a los parámetros que señalan a las 2,5 horas de viaje en tren como la mejor alternativa al avión.
Aunque el número de vuelos varía en función de la época del año y el sector aéreo aún tiene margen para seguir creciendo al haberse dejado atrás la crisis sanitaria provocada por la pandemia de la Covid-19, las estimaciones señalan que España podría reducir un número importante de vuelos en el futuro si apuesta por políticas similares a la francesa. En concreto, más de 2.000 podrían ser eliminados, en base a estimaciones propias con datos extraídos de Aena y Flightradar24.
El Madrid-Barcelona, a la cabeza
El corredor Madrid-Barcelona aparecería como el trayecto en el que más impacto tendría esta medida. Aunque algunas aproximaciones señalan que este corredor excede las 2,5 horas -si se meten en la ecuación los viajes con paradas, el tiempo supera a la marca-, sacar al avión de la unión entre las dos capitales españolas eliminaría más de 800 vuelos de un plumazo.
Actualmente, el volumen de conexiones aéreas supone entre 110 y 120 conexiones semanales en ambos sentidos. Un mercado en el que el avión ya ha visto como el ferrocarril le ha superado tras la entrada de competencia en esta línea que, en los próximos meses, aún va a crecer más.
Tras la unión entre Madrid y Barcelona, la conexión de la capital de España con Málaga destaca como el segundo destino con más potencial. Al igual que en el caso del corredor catalán, esta ruta queda en el límite de las 2,5 horas. Su conversión a un modelo 100% ferroviario haría desaparecer 400 vuelos al mes.
En un tercer escalón aparecerían las conexiones de Madrid con Valencia y Alicante. Cada una de estas rutas acumulan 35 vuelos semanales por sentido. Estas estimaciones elevan la eliminación en cada uno de los corredores de hasta casi los 300 vuelos al mes.
Vuelos residuales a Sevilla
Por último, la conexión aérea de Madrid con Sevilla aparece con algo menos de 250 vuelos al mes. La importante presencia de la alta velocidad ferroviaria en este corredor desde 1992 ya ha reducido a la mínima expresión las conexiones aéreas. Algo que se agudizará más a partir de 2023.
La liberalización ferroviaria va a provocar que el número de operadores que cuenten con servicios de alta velocidad en la ruta Madrid-Sevilla se dispare el próximo año. Una circunstancia que tendrá un impacto importante en este corredor sin necesidad de tomar ninguna decisión sobre los vuelos que conectan la capital andaluza con Madrid.
De hecho, la propia liberalización ferroviaria realizará por sí sola este trabajo. En el momento en el que Renfe, Ouigo e Iryo pongan sus capacidades al máximo, según lo pactado en los acuerdos marco que regulan su operación, tendrán capacidad más que de sobra para absorber a todos los pasajeros que hoy optan por el avión.
El marco puesto en marcha por Adif para permitir la entrada de competencia en la alta velocidad española disparó el número de circulaciones sobre las vías españolas. En concreto, cuando todos los operadores lleguen al máximo de la capacidad pactada, España contará con 189 circulaciones por sentido y día en los corredores liberalizados, frente a las 119 de 2019, año de referencia de los acuerdos.
El AVE a Barajas, clave
Hay que tener en cuenta que, de base, un tren de alta velocidad puede llevar entre 400 y 500 pasajeros en sus configuraciones simples y entre 800 y 1.000 en las dobles. Esto permite que sus vagones puedan transportar entre tres y seis veces más pasajeros que un avión que opera actualmente estas rutas de corto radio, en el que se desplazan entre 160 y 180 pasajeros por vuelo.
A las cuestiones de capacidad habrá que sumar en breve un factor que resultará definitivo para este debate: la conexión de alta velocidad del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Si los plazos fijados se cumplen, los primeros trenes podrían llegar al aeropuerto de la capital en 2024.
Una primera etapa que aprovechará el actual trazado de los Cercanías que, en 2030 se completará con un trazado propio que disparará las capacidades de esta conexión. Con la llegada de esta infraestructura, la razón de gran parte de los vuelos interiores en España desaparecerá.
Y es que, a día de hoy, un porcentaje altísimo de estos vuelos se utiliza como meras conexiones para alimentar las rutas de largo radio. Una operaciones en muchos casos deficitarias cuya desaparición sería bien vista por la mayoría de las aerolíneas. Así las cosas, los datos señalan que España cuenta con las capacidades para replicar la decisión francesa simplemente con cumplir los planes que ya están en marcha.
Unas proyecciones que sitúan al ferrocarril en el centro de la movilidad interurbana de nuestro país. La cuenta atrás para el trasvase masivo de pasajeros del avión al tren ya ha comenzado.