La hora punta seguirá siendo el gran quebradero de cabeza del transporte público a partir del 1 de septiembre
La reducción o gratuidad de los servicios ferroviarios promete tensar aún más las horas más complejas de operativa.
19 julio, 2022 03:18"Que todo cambie para que todo siga igual". Durante los últimos días en los despachos de muchos operadores de transporte colectivo resuena la frase que popularizó El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa que se inspira en la reflexión de Jean-Baptiste Alphonse Karr.
Con la puesta en marcha de bonificaciones de hasta el 100% de las tarifas de los Cercanías ferroviarios o del 50% en otras opciones de transporte a partir del 1 de septiembre, se espera que más que solucionar los problemas que hoy tiene el sector, estos se agudicen aún más. Concretamente, los mayores temores se concentran en cómo manejar la hora punta.
Un periodo que ya está tensionado y que la llegada de más usuarios ante la reducción de las tarifas puede volver aún más complejo. Actualmente, con ligeras diferencias entre ciudades, la hora punta se comprende en los servicios que se presentan entre las 6 y las 9 de la mañana.
En estas tres horas los servicios ferroviarios de transporte público acaparan entre el 16% y el 19% de los pasajeros de todo el día, según señalan diferentes operadores españoles.
Un volumen de pasajeros que una vez que arranca el curso lectivo en colegios, institutos y universidades ya provoca que las empresas de transporte colectivo deban ofrecer el máximo de su capacidad durante esas horas.
Recuperar los niveles de 2019
Actualmente, según los datos del INE, los servicios de Cercanías y de Media distancia que podrán bonificarse según las últimas medidas del Gobierno transportan un 15% menos de pasajeros que antes de la pandemia. Las primeras estimaciones del Gobierno apuntan a intentar recuperar los niveles de 2019 gracias a la puesta en marcha de las diferentes bonificaciones del transporte público.
Esto implicaría que entre septiembre y diciembre de 2022 se alcanzarán los 209 millones de desplazamientos de 2019. Un aumento de 31 millones de desplazamientos frente a la actual reducción del 85% del tráfico de los últimos meses.
Los quebraderos de cabeza en los despachos de los operadores del transporte público españoles giran en torno a qué porcentaje de esos millones de pasajeros caerá en las horas punta. Un aumento que no se espera que llegue de golpe el 1 de septiembre, pero que sí se prevé de cara al arranque del curso académico.
En este sentido, los primeros días de la puesta en marcha de la medida servirán para identificar un primer efecto de las bonificaciones y para preparar el impacto más grande que llegará de la mano de los estudiantes, uno de los públicos entre los que se espera una mejor acogida de las ayudas. Concretamente, esa oleada llegaría entre la segunda y la tercera semana de septiembre.
Unos 278 millones en ayudas
En lo que se refiere al impacto económico, la segunda batería de ayudas puestas en marcha por el Gobierno se concentrará, en gran medida, en los servicios de Cercanías que actualmente presta Renfe. Tomando como referencia el ejercicio 2019, la gratuidad de los servicios de Media Distancia y Cercanías implicará un porcentaje importante de los ingresos de la operadora.
Durante el ejercicio previo a la pandemia, Renfe ingresó 797 millones de euros por venta de billetes de Cercanías y de Media Distancia. En el periodo septiembre-diciembre, la operadora española acumuló el 35% de los pasajeros, lo que permite estimar en unos 278 millones de euros una cifra orientativa para valorar el peso que los billetes vendidos en el último tercio del año tienen para la operadora.
En concreto, la cifra supone el 12% de los 2.309 millones de euros que Renfe ingresó por venta de billetes de todo tipo durante el último año previo a la pandemia. Una cantidad que sirve como referencia para el montante que deberá desembolsar el Gobierno en las bonificaciones que pondrán en marcha desde el 1 de septiembre.
Así las cosas, la apuesta por fomentar el transporte público como alternativa ante el encarecimiento de los combustibles y la potencial escasez energética que puede provocar Rusia a partir de este otoño colocan a los operadores del transporte colectivo en una compleja situación. Una revolución sobre el papel que, en la práctica, provocará que los problemas actuales de las empresas que presentan el servicio no desaparezcan y que, a la vez, tensionarán su operativa diaria al máximo.