El transporte público no puede más. El descenso de pasajeros provocado por la Covid y la escalada de precios de energía y carburantes han desatado una tormenta perfecta que tiene a los operadores entre la espada y la pared. Una situación ante la que los representantes del sector piden al Gobierno formar parte de la nueva batería de ayudas que prepara.
Así lo explica Jesús Herrero, secretario general de la Asociación de Empresas Gestoras de los Transportes Urbanos Colectivos (ATUC). "Estamos en una situación crítica. Arrastramos una profunda bajada de ingresos por venta de billetes desde marzo de 2020. En todo este tiempo sólo hemos tenido acceso al fondo de rescate de 420 millones que compensaba la bajada del primer año de crisis. Desde entonces, estamos solos".
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En concreto, Herrero señala que las pérdidas acumuladas por los operadores de transporte público de los ejercicios 2021 y lo que va de 2020 ya llegan a los 1.000 millones de euros. "Seguimos teniendo sobrecostes operativos para aplicar medidas higiénicas, la electricidad, los carburantes... La falta de ingresos por billetes en estos dos ejercicicos nos ha provocado 500 millones de agujero y la de la crisis energética otros 500 millones. En un sector que mueve en su conjunto 5.000 millones al año esto es inasumible".
Pagar por operar
Entre todas las situaciones complejas que están viviendo los operadores de transporte los que se llevan la palma son aquellos que apostaron por el gas. "Las ayudas por cada kilo de gas no llegan al 3%. Esta medida, en el transporte, no tiene una incidencia real. Aquellas empresas que han hecho la apuesta de adoptar el gas natural comprimido, conocido como GNC, ahora cada vez que sacan un vehículo ven que los costes superan a los ingresos".
"No sólo es una cuestión de que necesitamos ayuda para compensar los problemas que estamos pasando. Si analizamos otros países, las tarifas que pagan los operadores de transporte público no tienen nada que ver con las nuestras. En Francia o en Italia los precios del kilovatio hora son entre 5 y 6 veces más económicas que en España", explica el secretario general de ATUC.
Y es que para Herrero no se tiene en cuenta el impacto que el transporte público tiene en los ciudadanos. "Estamos hablando de un sector básico para el presente y el futuro de nuestras ciudades. Antes de la pandemia movíamos 4.000 millones de viajeros al año frente a los 30 millones que puede transportar la alta velocidad ferroviaria. No podemos descapitalizar de esta manera un medio de transporte tan importante".
En opinión de Herrero, una apuesta total por el transporte público tendría un efecto aún más positivo para los ciudadanos que el económico. "La clave es el tiempo. Cuanto mejor sea nuestro servicio más tiempo van a tener los ciudadanos. ¿Cuánto valen dos horas al día de la vida de una persona?".
Próxima renovación de convenios
A toda la complejidad vivida durante los dos últimos años ahora se suma una futura renovación de los convenios. Una renegociación de la situación laboral de las plantillas que llega en un momento en el que la inflación supera el 8%. "Toca renovar los convenios en un contexto dramático. Necesitamos recapitalizar las empresas para poder ofrecer las condiciones laborales que nuestros profesionales merecen".
Ante la escalada de los precios del conjunto de la economía y los costes disparados por la energía ya hay voces que apuntan a que los operadores de transporte necesitarán subir sus tarifas a corto plazo. "Llevamos unos 10 años sin tocar las tarifas. Para nosotros lo prioritario es superar la situación operativa actual", detalla el secretario general de ATUC.
Países como Alemania ya han apostado por lanzar una tarifa plana para que los usuarios abandonen el vehículo particular en favor del transporte público y, de esa forma, se reduzca la demanda de carburantes. Una medida que no convence a Herrero. "Tenemos que ver el efecto real de esta medida. Nuestros estudios señalan que históricamente en España el precio del transporte público no ha sido un factor de adopción. Además, reduciendo su riesgo corres el peligro de hacer que los usuarios lo valoren menos y, si la medida se alarga, olviden su verdadero coste".
Así las cosas, el transporte público encara unas semanas decisivas para cuadrar sus cuentas. De lo que decida el Gobierno en sus próximas ayudas dependerá gran parte de las capacidades que la pieza clave de la movilidad urbana tendrá para afrontar un final de año que se promete económicamente muy complejo.