El mercado de valores continúa anegado de liquidez por parte de los inversores
A pesar de las caídas que nos han llevado a marcar nuevos mínimos anuales, no hay miedo y el inversor aprovecha para comprar más.
16 octubre, 2022 11:33Esta misma semana se cumplen 65 años de la Gran Riada que asoló la Ciudad de Valencia por el desbordamiento del río Turia y que causó 81 muertos. Ese 13 de octubre de 1957, ya por la noche, todos los serenos y guardias urbanos recorrían las oscuras calles de la ciudad golpeando las puertas de las viviendas para alertarles de lo que estaba a punto de ocurrir.
Pocas horas más tarde, un enorme torrente de agua entraba por los primeros barrios de la ciudad arrastrado con él todo lo que se encontraba a su paso camino hacia el barrio del Carmen.
Hoy, esos serenos y guardias urbanos en forma de analistas y gestores están diciéndonos solo lo que los desesperados inversores queremos escuchar. Cada vez que se ha necesitado rescatar a un mercado, se le ha rescatado.
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Sin embargo, lo que no te dicen es que ese rescate se va a hacer a cambio de más dolor y más sacrificio para ti.
De hecho, lo que está sucediendo en Reino Unido es una clara advertencia de lo que pasará si a la Fed se le ocurre volver a apoyar a los mercados de valores sin terminar su trabajo de lucha contra la inflación.
Para quienes no conozcan esta imagen de Valencia, se trata de una fotografía realizada en la mañana del 14 de octubre de 1957 desde la actual plaza del ayuntamiento a la calle Las barcas en donde se puede ver el edificio de la sede central del Banco de Valencia al fondo.
En esa calle, el nivel del agua apenas superó el metro de altura, en otras se llegó a los increíbles 5 metros de altura, pero lo que no sabe mucha gente es que por aquel momento, tanto el departamento de valores como la cámara acorazada del banco con sus cajas de alquiler estaban en los sótanos del edificio.
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En cuanto pudieron rescatar el contenido de las cajas de alquiler de sus clientes, el propio dinero del banco y todos los títulos-valor de las acciones del departamento de valores las expusieron al sol en cientos de tenderetes en todas las ventanas del edificio.
Como es natural, los directivos del banco aprendieron la lección y el departamento de valores lo trasladaron inmediatamente a la primera planta del edificio en donde quedó instalado ya de manera permanente hasta que, curiosamente, vino una fuerza mucho mayor que una riada que sí pudo llevarse por delante toda la entidad bancaria: la avaricia de sus directivos.
Y esto es precisamente lo que ocurrirá con muchos de los inversores que están entrando en el mercado a estos precios atraídos por impresionantes rentabilidades por dividendo y ratios de PER en el sótano.
La Gran Riada de Valencia dejó casi la mitad de las viviendas dañadas y muchas de ellas con riesgo de derrumbe. Ahora ese porcentaje bien podría ser el de los inversores que están entrando en el mercado a través de productos apalancados y que no podrán sobrevivir a la Gran Riada que viene en forma de ventas masivas y pánico que dejará todo lo visto hasta ahora como una mera llovizna.