Deutsche Bank previsualiza una foto a final de año muy similar a la que tuvieron los mercados financieros en 2018: con prácticamente todos los activos “muy en rojo porque hay que recuperar muchas pérdidas del primer semestre”. Así lo han asegurado en una presentación varios de sus responsables en España.
En la misma, Rosa Duce, directora de Inversiones en Deutsche Bank España, ha avanzado que esperan una recesión técnica en Estados Unidos durante el primer semestre de 2023, una recesión que la zona euro podría evitar si el suministro de gas ruso no se corta.
“Nuestro escenario base es que Rusia no cortará el gas y, por tanto, Europa no entrará en recesión. A Rusia le interesa jugar con los precios del gas y la volatilidad porque con ello gana más que antes, pero no le interesa parar sus exportaciones a Europa, ya que China no puede suplir por completo la demanda del Viejo Continente”, ha asegurado la economista. No obstante, ha advertido de que, en caso de que Putin finalmente se atreviera a cerrar el grifo del gas hacia nuestra región, la caída del PIB agregado de la eurozona podría ser del 3%.
En cuanto a España, Deutsche Bank pronostica un crecimiento del PIB del 4,5% en 2022 y del 2,8% para 2023. El incremento de la economía española estaría por encima de la media mundial en el primero de los ejercicios. La estimación del banco germano es un crecimiento del PIB mundial del 3,1% para cada uno de los años, con desaceleración en casi todos los países, salvo en el caso de China (3,8% y 5,3%).
Pese a la buena proyección de nuestro país, “España ni siquiera ha alcanzado niveles preCovid, mientras que otros países europeos sí lo han hecho ya”, ha matizado Duce.
[El miedo a una recesión hunde el euro a mínimos de 2002 frente al dólar]
Preguntada por el euro y su pérdida de valor frente al dólar, la directora de Inversiones de Deutsche Bank España ha aseverado que la moneda comunitaria “puede tocar la paridad puntualmente fruto de la volatilidad actual”, aunque ha dejado entrever que luego recuperaría parte de su fortaleza frente a la divisa norteamericana.
En cuanto a la herramienta antifragmentación que prepara el BCE de Christine Lagarde, desde la entidad consideran que “puede evitar la crisis de deuda europea y, más particularmente, la periférica”, aunque han reconocido que “es difícil de implementar desde el punto de vista regulatorio en muchos países”. Con todo, “el mensaje ha calado porque, a pesar de la inestabilidad del mercado, las primas de riesgo se han relajado en los últimos días”.
¿Es el momento de la bolsa?
Duce es consciente de que es prácticamente imposible que la situación dé un vuelco tan grande en tan poco tiempo como para que los activos financieros remonten el año y terminen en positivo. “Para que eso pasara, la inflación tendría que bajar muy deprisa, pero no va a ocurrir; el mercado tendría que estabilizarse y hacerlo mucho mejor que hasta ahora, pero no hay margen de tiempo suficiente para compensar pérdidas tan profundas; y que la guerra rusa en Ucrania se acabara, algo de lo que hoy por hoy no hay visibilidad”, ha puesto en contexto.
Según Álvaro Soldevilla, responsable de Gestión Discrecional de Carteras de Deutsche Bank España, lo que sí podría ocurrir en el segundo semestre es que las correlaciones entre activos se normalicen y “la diversificación entre acciones y bonos funcione algo más”.
Soldevilla se muestra “razonablemente positivo” con la bolsa a 12 o 18 meses vista desde los niveles actuales, aunque anticipa más volatilidad en el corto plazo. Además, “este año sí se podría ver una revisión a la baja de los beneficios empresariales”, lo que no hace recomendable la inversión en acciones hasta entrado el 2023.
[Christophe Jaubert (Mediolanum): “Quien compre bolsa ahora podría perder hasta un 10% más”]
El gestor cree que la valoración de los índices es “razonable de nuevo” en EEUU y “barata” en Europa y los mercados emergentes.
En cuanto a la renta fija, a medida que se vaya enfriando el crecimiento se irá rebajando la presión sobre los bancos centrales, lo que favorecería a los bonos públicos, mientras que en la deuda corporativa “es mejor concentrarse en el segmento de mayor calidad” ante una subida de las probabilidades de impago.