El León de El Español y la piedra de Sísifo
Discurso de Pedro J. Ramírez durante su intervención en la junta general de accionistas de EL ESPAÑOL.
Buenos días, queridos accionistas. Al inaugurar el 12 de abril de 2021 nuestro primer Wake Up, Spain! presenté el evento y por extensión la actitud y razón de ser de nuestro periódico como “un toque a rebato” y como “un espacio de encuentro abierto y transparente, descargado de banderías y exento de toda bilis”.
El propósito concreto de ese foro era estimular la colaboración entre las administraciones públicas y las empresas de toda índole en un esfuerzo común para acelerar la recuperación tras la pandemia.
El principal instrumento para ello era y siguen siendo los Fondos Next Generation que España acababa de solicitar y ahora fluyen ya con regularidad, aunque no a la velocidad debida, a través de los PERTE y demás convocatorias de diversa índole.
Pero más allá de contribuir a la ejecución de esos proyectos, dándoles la importancia y visibilidad que merecen, EL ESPAÑOL quería transmitir a sus lectores y al conjunto de los españoles, el mensaje de que la unidad, la solidaridad y la cooperación son la mejor manera de afrontar una calamidad imprevista de índole mundial como la Covid19.
Por limitada que haya sido nuestra contribución, me siento orgulloso de que EL ESPAÑOL alentara ese espíritu colaborativo que durante 2021 colocó a España a la cabeza del ranking de vacunación y dio paso a un significativo aunque insuficiente repunte económico.
Entre los atributos que caracterizan al León de EL ESPAÑOL yo siempre destacaré el de “indomable”, en el doble sentido de que nunca abdicará de su independencia y nunca se rendirá ante la adversidad.
Por eso cuando, menos de un año después, el 4 de abril de 2022 me tocó abrir, de nuevo junto al presidente del Gobierno, la segunda edición de Wake Up, Spain!, ya en plena guerra de Ucrania, recurrí a la metáfora de la Montaña Imantada de Las Mil y Una Noches.
Era el escollo que una y otra vez emergía ante los navegantes. Cuando se acercaban, los clavos, remaches y demás componentes metálicos se desprendían, atraídos por la fuerza magnética y el barco se desencuadernaba.
Es lo mismo que ha venido sucediendo una y otra vez con las previsiones macroeconómicas y con los proyectos de las empresas y las personas durante este difícil bienio. Como dije entonces, “el imán de los acontecimientos", la “fuerza del destino”, ha engullido vidas, ha destruido empleos y nos está empobreciendo a todos.
Las actuales generaciones nunca imaginamos que pudiéramos sentirnos tan protagonistas del mito de Sísifo. No hemos terminado de salir de una -la octava ola de la pandemia es una realidad en España- y ya estamos gravemente inmersos en otra.
Creíamos haber reparado el barco, creíamos haber levantado de nuevo la piedra que había rodado por la ladera y otra vez la Montaña Imantada se cruza en nuestro camino, proyectando la amenazadora sombra de un estancamiento con elevada inflación primero y una recesión después.
Pero esta concatenación de adversidades no debe hacernos desfallecer. Ni como ciudadanos ni como periodistas. Repararemos la nave cuantas veces sea necesario, introduciremos los cambios estructurales que hagan falta y seguiremos a flote. La tenacidad, la determinación y la constancia terminarán abriéndonos camino como siempre ha ocurrido en la historia de la civilización humana.
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Un periódico como EL ESPAÑOL puede y debe ser la nave nodriza que ayude al conjunto del convoy a mantener la formación y descubrir el rumbo más conveniente.
Seguiremos investigando y denunciando los abusos de todos los poderes, seguiremos relatando sobre el terreno los acontecimientos que más afecten a la sociedad, seguiremos poniendo el foco en los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos, pero sobre todo seguiremos estimulando el debate constructivo que favorezca el consenso y la concordia entre los principales actores de la vida pública.
Somos un periódico liberal, reformista, centrista y progresista. Sobre estas cuatro columnas se levanta y apoya nuestro León. En ese territorio acogeremos siempre a nuestros lectores cualquiera que sea su procedencia. No para adoctrinarlos, sino para hacerlos partícipes de una deliberación permanente sobre el porvenir de la España constitucional, la construcción europea y la globalización desde la perspectiva de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Acabo de cumplir 42 años como director de periódicos. Mis compañeros y yo siempre hemos creído que los problemas de la democracia los resuelve la democracia. Y el tiempo siempre nos ha dado la razón, cuando el buen funcionamiento de las instituciones y en definitiva el juego de las urnas nos ha permitido superar todo tipo de situaciones-límite.
Como acaba de demostrar el, para muchos inesperado, resultado en Andalucía, en una democracia nada está nunca atado y bien atado. Sólo las normas que a todos nos obligan.
Abordaremos por eso el próximo ciclo electoral con respeto a todas las opciones, expectación y actitud proactiva. Diremos con toda claridad lo que pensamos e intentaremos que quienes gobiernen impulsen valores similares a los nuestros.
Sólo juzgaremos los hechos. Nunca descalificaremos a las personas ni menos aun las degradaremos con motes y adjetivos que pretendan despojarles de su dignidad.
Desgraciadamente para eso no faltan ni en la política ni en el periodismo actual sectarios y oportunistas de muy diverso pelaje. Nunca nos cansaremos de recordarles que las formas, la cortesía y la buena educación forman parte del núcleo duro de la democracia.
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Este posicionamiento claro y esta actitud inclusiva son algunas de las claves del éxito de EL ESPAÑOL que, en su sexto año de vida, siguió aumentando de forma notable su audiencia y su influencia.
El informe de nuestra directora general incluirá los detalles sobre la evolución del número de lectores. Baste adelantar que en febrero de 2021 EL ESPAÑOL alcanzó por primera vez en su historia el podio de los tres diarios españoles con mayor audiencia, según Comscore, y ya no lo hemos abandonado en el año y medio transcurrido.
No sólo hemos afianzado la condición de líder entre los nativos digitales que arrebatamos hace tiempo a El Confidencial, sino que también hemos sobrepasado, un mes tras otro, a cabeceras con tanta tradición y legado a sus espaldas como El País o el ABC.
Los datos de Comscore han ido generalmente alineados con los de Google Analytics que es el medidor inapelable tanto del número de dispositivos conectados como de las páginas vistas en cada medio.
El sistema híbrido de medición del número de usuarios individuales que utiliza Comscore es el aplicado en la gran mayoría de los países desarrollados pues combina la medición censal de los dispositivos con un panel de lectores cada vez más representativo de los hábitos de consumo de información digital.
En febrero de 2021 EL ESPAÑOL alcanzó por primera vez en su historia el podio de los tres diarios españoles con mayor audiencia
Desde hace unos meses ha entrado en liza otro “medidor recomendado”, promovido por tres asociaciones del sector de la publicidad y los medios. Se trata de GFK, que descarta la medición censal y se basa sólo en el panel de usuarios a modo de gran encuesta.
Sus limitaciones técnicas le impiden medir gran parte de la audiencia de los medios, especialmente de los nativos digitales que más nos hemos desarrollado a través de formatos como AMP de Google, Instant Articles de Facebook o YouTube. A esos llamados “jardines vallados” no llega o sólo llega parcialmente GFK, ofreciendo por lo tanto datos incompletos de audiencia.
El tiempo lo dirá, pero creo que con la apuesta por este nuevo “medidor recomendado” el sector de la comunicación y muy especialmente los medios que participaron en el proceso de selección se han disparado un tiro en el pie.
Los primeros datos distribuidos reflejan un súbito encogimiento de todas las audiencias, como si entre un 30 y un 60% de los lectores medidos mes tras mes, año tras año por Comscore con su sistema híbrido, homologado internacionalmente, se hubieran evaporado al pasar por ese panel que, a modo de invento casero, es la “single source”, la única fuente de GFK.
Ya empiezan a detectarse las primeras consecuencias adversas en términos de reducción de la inversión publicitaria como consecuencia de su ajuste a una pretendida y falaz nueva realidad.
A ellas hay que unirles las inquietantes revelaciones de medios especializados sobre la falta de representatividad del panel de GFK y sobre su posible manipulación mediante la creación de panelistas por parte de alguno de los medios con más capacidad y menos escrúpulos.
Los primeros datos de GFK reflejan un súbito encogimiento de todas las audiencias de los medios
Gran parte de estas observaciones críticas han sido ya expuestas por una de las tres asociaciones que integran la llamada Comisión de Seguimiento de GFK. Todo indica que esas asociaciones tomaron la decisión más desafortunada en el momento más inadecuado posible.
Pero eso ya no tiene remedio, por lo que EL ESPAÑOL mantendrá una actitud de seguimiento estrecho de la evolución del nuevo medidor tratando de contribuir, como el resto de los medios, a través de los cauces que se le abran, a la corrección de esos defectos, sin dejar de informar a la opinión pública sobre la evolución de esos desajustes.
Al mismo tiempo mantendremos un diálogo activo con la OJD, institución de larga trayectoria, que reúne la doble condición de certificador de los datos de Google Analytics y auditor de GFK, insistiendo en un aspecto clave: así como distintos sistemas de medición pueden desembocar en cifras distintas de usuarios únicos, el número de páginas vistas -clave para los anunciantes, acorde con el inventario de cada medio- es un dato objetivo, tecnológicamente acreditable, que no debería sufrir alteraciones significativas.
Por eso coinciden básicamente los datos de Google Analytics y los de Comscore. Las páginas vistas ni se crean ni se destruyen: son las páginas vistas. Que un mismo organismo certificara o auditara, por dos caminos distintos, datos muy dispares de las páginas vistas de un mismo medio sólo podría redundar en su descrédito y en el escepticismo general del mercado sobre el nuevo modelo de medición.
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Junto a la gestación de este enredo que EL ESPAÑOL afrontará con la solidez de su audiencia y el rigor de sus argumentos, la otra cara de la moneda del año 2021 ha sido la largamente esperada trasposición de la Directiva de la UE sobre propiedad intelectual y derechos de autor.
Nuestro periódico se ha implicado en ese debate y ha celebrado como un triunfo la anulación de la polémica disposición de la Ley de Propiedad Intelectual que obligaba a los editores a negociar colectivamente unos derechos “irrenunciables” con los agregadores de noticias.
Eso había desembocado en el llamado “canon AEDE” -así es como se llamaba en tiempos de Rajoy la patronal de los editores de medios impresos- que sólo sirvió para facturar cantidades insignificantes y ahuyentar de España a Google News. El cambio legislativo ha servido para restablecer la libertad de empresa informativa y permitir acuerdos bilaterales entre Google y la gran mayoría de los medios.
Hemos celebrado como un triunfo la anulación de la disposición de la Ley de Propiedad Intelectual
Google News acaba de regresar a España y en septiembre comenzará a funcionar un innovador producto llamado “Showcase”, a modo de nuevo canal de distribución de los mejores contenidos de cada medio. Eso nos proporcionará ingresos adicionales que nos permitirán seguir apostando por el periodismo de calidad en el difícil entorno económico que se avecina.
Lo ideal sería que Showcase, concebido como una especie de gran carrusel de contenidos de alto valor añadido, terminara convirtiéndose también en el gran kiosko digital que permitiera suscribirse a varios medios a la vez, o incluso al conjunto de todos los principales, mediante una cantidad fija o mediante el pago por cada artículo elegido.
EL ESPAÑOL no puede quejarse sobre la marcha de las suscripciones. En 2021 nos acercamos a las 22.000 y tras los primeros meses de este año ya hemos superado las 25.000 activas.
Estoy convencido de que sólo una solución tecnológica conjunta, al modo de las grandes plataformas de películas y series, acelerará el crecimiento del mercado de las suscripciones hasta convertirlo en una fuente mucho más significativa de ingresos de lo que lo es hasta ahora.
Mientras cada medio siga haciendo la guerra por su cuenta, el concepto de suscriptor seguirá siendo algo heterogéneo y difuso y el dumping en los precios neutralizará todo impacto relevante en la cuenta de resultados. Había un proyecto de plataforma de prensa digital impulsado por la CEOE en el que llegó a implicarse Telefónica, pero a falta de avances por esa vía, bien podría emprenderlo Google.
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En el actual contexto, el incremento de los ingresos comerciales, en todos sus formatos, incluidos la publicidad, el branded content y los eventos, ha sido decisivo para que EL ESPAÑOL haya obtenido en 2021 los mejores resultados de su historia. Como queda reflejado en el detallado informe que presentará después nuestra directora general los porcentajes de mejora tanto respecto al año anterior como respecto a nuestro presupuesto son muy significativos.
Yo me quedo con un dato que los compendia todos: el Ebitda, superior a tres millones de euros y superior por primera vez al peor resultado operativo de la historia del periódico que lógicamente correspondió a su primer año completo de existencia.
Lo ideal sería que Showcase, concebido como una especie de gran carrusel de contenidos de alto valor añadido.
La empresa editora de EL ESPAÑOL ha consumado así su tercer año consecutivo con beneficios crecientes y a juzgar por la buena marcha de la primera mitad de 2022 pronto podremos hablar de un cuatrienio completo con cifras incrementalmente positivas.
Eso nos permitirá encarar con fortaleza empresarial cualquier escenario económico adverso y nos acercará al momento que todos esperamos -yo el primero- en el que, tras terminar de cubrir las pérdidas de los primeros años, podamos comenzar a repartir dividendos a los accionistas.
Es verdad que para alcanzar estos resultados e incrementar nuestra audiencia e influencia también hemos aumentado nuestros costes, especialmente en el capítulo de personal.
Mientras muchas empresas de muy diversos sectores y algunos de nuestros competidores han debido replegar su actividad durante la pandemia, recurriendo a ERE, ERTE, reducciones de plantillas y recortes de salarios, EL ESPAÑOL ha recorrido con serena audacia el camino opuesto.
Hay datos que hablan por si solos: el 31 de diciembre de 2019 nuestra plantilla estaba formada por 91 personas. El 31 de mayo de este 2022 asciende a 154 personas. El incremento ha sido nada menos que del 69%.
Podemos sentirnos orgullosos de haber creado todos estos puestos de trabajo y de haberlo hecho de forma más que rentable para la empresa. Mientras el ebitda de 2019 fue de 1.433.901 euros, el de 2021 ha sido de 3.051.647 euros y el del presupuesto de 2022 -que vamos a hacer todo lo posible por cumplir- es de 3.442.139. Estamos hablando pues de una mejora ya consolidada del 113% que alcanzará el 140%, si a final de año se consuman estas previsiones.
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Pero más allá de tantos números y porcentajes, está el factor sustancial, reflejado en el enorme salto de calidad efectuado por EL ESPAÑOL en estos últimos dos años y medio.
La empresa editora de EL ESPAÑOL ha consumado así su tercer año consecutivo con beneficios crecientes
Si en 2020 adquirimos Invertia e iniciamos el camino que lo ha transformado en uno de los grandes diarios económicos de España, en 2021 le hemos sumado Disruptores e Innovadores y el vertical Wake Up, Spain!, especializado en los fondos europeos.
Al mismo tiempo, hemos creado nuevas secciones tan potentes como MagasIN, Porfolio, Enclave ODS, Series y Más o MotorECO. También hemos reforzado nuestras secciones fundamentales como España, Opinión, Mundo, Reportajes/Sociedad/La Jungla, Ciencia, Deportes y Jaleos con Bluper a su lado.
Acabamos también de incorporar a nuestro perímetro a El Cultural como publicación de referencia del mundo de la cultura con la que tan vinculado me he sentido desde su fundación por Luis María Anson y Blanca Berasategui.
Además, EL ESPAÑOL ha impulsado durante 2021 un notable desarrollo de su penetración territorial que ya incluye la cobertura de Galicia a través de Quince Mil y Treinta y Tres, la de Castilla-Leon y Castilla-La Mancha con nuestra participación en los diarios líderes de ambas comunidades Noticias de Castilla y León y El Digital de Castilla La Mancha, la de Andalucia con una edición regional y otra específica para Málaga, la de la Comunidad Valenciana con una edición regional y otra específica para Alicante y la de Murcia.
La mayor parte de estos empeños se ha canalizado a través de la sociedad Obelisco en la que contamos con la compañía inmejorable de nuestro socio, consejero y amigo Pablo Grandío.
Este desarrollo territorial complementa el que EL ESPAÑOL ya había iniciado anteriormente mediante los vínculos empresariales que nos unen a tres cabeceras del prestigio del Diario de Avisos en Canarias, Crónica Global en Cataluña y Navarra Hoy.
Y no puedo dejar de referirme por último al peso de nuestros restantes portales verticales, empezando por Vandal y siguiendo por Omicrono, El Androide Libre y Cocinillas.
Todas estas cabeceras forman el gran poliedro de EL ESPAÑOL, cubriendo todos los focos de interés, todos los espacios territoriales, todos los nichos de la información general y especializada.
Hemos ido construyendo el puzle poco a poco, pieza a pieza, año a año, de forma que cuando este próximo octubre cumplamos nuestro séptimo aniversario -y el 7 es mi número favorito- podremos enorgullecernos de haber alcanzado la madurez de un periódico completo, second to none, como dicen los ingleses, a la altura de los mejores diarios españoles con treinta años, medio siglo o incluso más de un siglo de vida.
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Nuestro lema fundacional fue “hagámoslo juntos” y lo hemos hecho, lo estamos haciendo juntos. Por eso hoy quiero dar las gracias a nuestros 50 millones de lectores en todo el mundo, a nuestros 20 millones de lectores en España, a esos leones fieles que mantenéis e incrementáis vuestras 25.000 suscripciones y muy especialmente a los más de cinco mil accionistas que nos estáis acompañando en este recorrido.
Pero además debo referirme de forma expresa a todos los miembros del consejo de administración del periódico que tanta asistencia nos prestan en lo general y en lo específico y en concreto a nuestra vicepresidenta Cruz Sánchez de Lara que a finales de 2021 asumió funciones ejecutivas en la compañía, garantizando así la continuidad de nuestro proyecto; y que además ejerce -con brillantez ya reconocida por premios y distinciones- como editora de dos secciones tan determinantes de nuestra identidad y de esos valores progresistas a los que me he referido al principio como MagasIN y Enclave ODS.
Quiero por último felicitar a todo el equipo de profesionales que han hecho posible este salto hacia adelante. Es de justicia reconocer que todos los accionistas de EL ESPAÑOL todos los consejeros, la vicepresidenta y el presidente de EL ESPAÑOL somos muy afortunados al contar con un grupo de directivos tan cualificado, cohesionado y dedicado al proyecto común como el que encabeza nuestra directora general Mamen Vázquez, con Daniel Muñoz, Verónica Milo, David Murciano o Sergio Sanz en las áreas de gestión y Mario Diaz, María Peral, Vicente Ferrer, Arturo Criado, Alberto Prieto, Cristian Campos o nuestro reciente gran fichaje Fernando Garea en los puestos clave de la redacción.
Aunque no puedo citarlos a todos por su nombre, me gustaría que cada redactor jefe, cada responsable de área, cada redactor, cada columnista, cada periodista gráfico, cada corresponsal, igual que cada comercial o miembro del departamento de tecnología, marketing o SEO se diera por aludido en este reconocimiento colectivo.
Por separado podemos ser muy buenos; juntos creo que invencibles. Y cuanto más gigantesca sea la tarea, cuanto mayores sean las dificultades, cuantas más veces resbalemos y parezca que vacilamos o retrocedemos, más meritoria será nuestra reconquista diaria.
Antes me he referido al mito de Sísifo y a su interpretación por Albert Camus. Dejadme concluir con sus reflexiones clave:
“Para un hombre sin anteojeras no hay espectáculo más bello que el de la inteligencia en lucha con una realidad que le supera… Cada uno de los granos de esta piedra, cada fragmento mineral de esta montaña llena de oscuridad, forma por sí sola un mundo. El esfuerzo mismo por llegar a la cima basta para llenar el corazón de un hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso… Su destino le pertenece. Su roca es su cosa”.
A eso me he referido siempre que he dicho que el periodismo es una forma maravillosa de vivir. EL ESPAÑOL es nuestra roca. EL ESPAÑOL es nuestra cosa. Gracias queridos accionistas, queridos lectores, queridos compañeros, por estos siete años ya de felicidad compartida.
*** Discurso de Pedro J. Ramírez durante la junta de accionistas de EL ESPAÑOL celebrada el 30 de junio de 2022.