A sus 85 años de edad Silvio Berlusconi se encuentra más cerca que nunca de materializar uno de sus mayores sueños empresariales: crear un imperio audiovisual a nivel europeo. Desde 2019 el deseo con forma de holding tiene nombre, MFE Media For Europe N.V. Sin embargo, ayer la compañía del italiano dio una zancada histórica hacia su objetivo confirmando su intención de hacerse con el 100% de Mediaset España.
El conglomerado remitió esta información a la CNMV y añadió que se convocaría al Consejo de Administración a lo largo del día para "adoptar alguna decisión al respecto". De dar luz verde a la operación, la familia Berlusconi tendría vía libre para poner las últimas piedras de su gran imperio televisivo, tras pasar 48 años en construcción.
Se cumplen casi cinco décadas desde que un audaz italiano que cantaba en los cruceros del Mediterráneo decidió embarcarse en ‘Telemilano’. Del canal de cable al gigante europeo hay muchos pasos intermedios, algún tropiezo y varias disputas judiciales.
De Milán al mundo
Dicen que no estaba destinado a destacar especialmente, pero que se propuso ser poderoso y lo consiguió. Probó muchos negocios. De hecho, la compañía matriz de todos ellos, Fininvest, llegó a concentrar más de 150 empresas del sector inmobiliario, editorial, televisivo y financiero.
Aunque se aventuró antes en otros segmentos, el sector de los medios de comunicación supuso un antes y un después en su trayectoria empresarial. En los 80 su canal local se convirtió en nacional y pasó a llamarse Canale 5. Tan solo con este paso Berlusconi ya estaba dejando una huella importante al acabar con el monopolio de la televisión pública italiana.
Desde un primer momento encontró un filón de audiencia en el entretenimiento, que pasó a convertirse en una obsesión. Cuatro años más tarde consiguió hacerse con Italia 1 y Rete 4. Sin embargo, tras varias adquisiciones, en 1985 funda La Cinq, una cadena privada gratuita en Francia que quebró al poco tiempo por sus malos datos.
Unos años después, en 1991, Berlusconi compró el grupo Mondadori, una editorial que posee 16 periódicos, tres semanarios de éxito y casi 40 cabeceras más.
En 1996 aparece por primera vez una de las denominaciones que le haría llegar a lo más alto de la comunicación: Telemilano pasa a denominarse Mediaset. Pasado un periodo de estabilidad en el que el empresario se dedicó a su crecimiento como figura política, en 2002, el grupo audiovisual entra de lleno en España y realiza una operación en Telecinco valorada en 276 millones de euros.
El por aquel entonces primer ministro italiano se hizo con el 12% de la participación que el Grupo Correo poseía en la cadena y lo suma al 40% que ya tenía previamente. Berlusconi pasó a contar con el 52% del canal español.
Dos décadas de desarrollo
Una vez controlada la unidad televisiva española Berlusconi se puso manos a la obra para “engordar” el proyecto. Según comentan fuentes del sector a este periódico, el italiano ya tenía en mente catapultar sus medios de comunicación a través de un gran conglomerado mucho antes de que se comenzaran a conocer los detalles de dicha intentona de expansión.
Sin embargo, para llevar a cabo este proceso, ambas compañías debían ser lo “suficientemente poderosas” por separado. Uno de los pasos a seguir se daba en 2010. Telecinco se fusionaba con Cuatro y daba lugar a un grupo de ocho canales entre los que también se encontraban La Siete, Factoría de Ficción, Boing, Divinity, Energy y Nueve. Dos de ellos serían cerrados cuatro años más tarde tras una sentencia del Tribunal Supremo.
Nace Media For Europe (MFE)
Es en 2019 cuando desde Mediaset Italia se comunica la noticia: habrá fusión y traerá consigo una mudanza. Tras varios años de especulaciones, el grupo de la familia Berlusconi ponía sobre la mesa 5.000 millones de euros para llevar a cabo la creación del holding MediaforEurope (MFE) compuesto por la ‘matriz’ y la filial española.
En ese momento, traslada la sede legal de la compañía a Holanda pero sin dejar de cotizar tanto en las Bolsas de Madrid como de Milán. De la misma forma, tampoco realiza cambio alguno en la línea editorial de sus contenidos ni se traslada la localización del personal productivo y administrativo.
Todo era idílico. Según los cálculos de la compañía italiana, con esta fusión se lograría ahorrar entre 100 y 110 millones de euros “antes de 2023”, crear dividendos por 100 millones de euros y poner en marcha un programa de recompras de acciones propias hasta de 280 millones de euros para finalizar la fusión.
Silvio Berlusconi no tuvo dudas al exponer su estrategia y detalló que la operación tenía el objetivo de “crear un grupo paneuropeo en el sector del entretenimiento y los medios de comunicación, con una posición de liderazgo en sus mercados de referencia”.
Para desarrollar el plan se comunicó que a la nueva compañía le sería conferida también la participación del 9,6% del canal de televisión alemán ProSiebenSat1, hasta ese momento en manos de Mediaset Italia.
Vivendi, de socio a obstáculo
La pandemia no ayudó a la puesta en marcha del proyecto, pero Vivendi tampoco. El año pasado, en los primeros meses de recuperación tras la crisis publicitaria que trajo consigo la Covid-19, la cúpula de la matriz explicó públicamente que el proceso se había paralizado porque se quería “evitar cualquier tipo de litigio” con su socio francés (que controlaba el 28,8%), debido a que este se oponía a la operación.
“Un tribunal español bloquea la fusión y hoy no queremos entrar en nuevas disputas legales”, explicaban desde la compañía, “el primer paso es el traslado del domicilio social a Holanda y luego daremos los demás pasos, precisamente porque no queremos volver a entrar en situaciones de conflicto judicial que puedan bloquear nuestra estrategia”.
Una disputa que arrastraban desde 2016 fue la culpable de un bache que duró un lustro e impidió la fusión y expansión internacional de Mediaset en el plazo inicial. Sin embargo, de manera inesperada, en la primavera de 2021, los grupos anunciaron que habían alcanzado un acuerdo global para poner fin a sus disputas y que renunciaban a todos los litigios y reclamaciones existentes entre ellos.
El grupo francés de Medios se comprometió a vender en un plazo de cinco años el 19,9% del capital de Mediaset a través de Simon Fiduciaria y dar luz verde a Mediaset para trasladar su sede a los Países Bajos.
Mediaset engrasa la maquinaria
Con el lastre de Vivendi superado a los de Berlusconi se les allanó el camino hacia Europa. Según fuentes consultadas, en el último trimestre del pasado año desde la cúpula de Mediaset ya se comenzaron a filtrar movimientos que levantaron de nuevo los rumores de fusión.
Meses más tarde, el nombramiento de Borja Brado como sustituto de Alejandro Echevarría para presidir la compañía terminó de saldar las dudas que podían quedar en el aire. El fichaje “no era arbitrario”. Las mismas voces explican que, a pesar de que en el puesto se podría haber colocado una figura meramente “representativa”, Mediaset apostó por un perfil “ejecutor” con elevada experiencia en el mundo financiero.
Dicho y hecho. Dos semanas después de su aterrizaje ha saltado la liebre en forma de una posible opa sobre el 40% que le falta a la matriz por controlar de Mediaset España. El último paso de Berlusconi antes de comenzar a mover ficha en el mercado europeo.
El imperio resultante, según apuntan fuentes conocedoras a este diario, podría pasar a ser liderado en unos años por Marina Berlusconi, la primogénita del italiano. Antes, su padre pretende dejar todos los hilos bien “atados” mientras su edad le permita seguir en sus funciones.