Hace una semana este periódico adelantaba que RTVE se había posicionado como la favorita en la puja por los derechos de emisión del Mundial de Catar que, hasta el momento, pertenecían a Mediapro.
Este miércoles EL ESPAÑOL-Invertia pudo confirmar, al igual que otros medios, que la televisión pública finalmente se había impuesto a sus competidores en la subasta por las licencias y emitirá en abierto la competición que se celebrará entre noviembre y diciembre de este año.
Según han explicado fuentes cercanas a la operación a este diario, la oferta del ente presidido por José Manuel Pérez Tornero era muy difícil de superar. Concretamente, han asegurado que la cantidad que se barajaba en esta ocasión estaba "fuera de cualquier criterio de rentabilidad".
La cifra que RTVE puso sobre la mesa rondaba entre los 35 y los 40 millones de euros y las privadas percibieron como un suicidio económico aventurarse a invertir tal cantidad de dinero en una competición que probablemente, según apuntan voces del sector, no reportaría beneficios reales ni pujando por diez millones menos de esa cifra.
Una petición del Gobierno
A pesar de que la televisión pública no centra en la rentabilidad sus movimientos estratégicos como cadena, sí que cuenta con una motivación de peso a la hora de tomar decisiones de este calado: subir su dato de audiencia.
En este caso, según han explicado fuentes internas de TVE a este periódico, dicho objetivo se habría transformado en casi una orden tras recibir una presión extra desde el Gobierno. Exactamente se habla de una "petición" del Ejecutivo a la directiva de la Corporación para que pujara con una oferta tan elevada que, dentro de las limitaciones, fuese casi imposible de alcanzar por el resto de participantes.
De esta intervención política se podría extraer un verdadero interés por resucitar las audiencias de unos canales que se encuentran desde hace ya algún tiempo bajo mínimos históricos.
En cualquier caso, RTVE no puso impedimento alguno debido a que, en el caso de ofertar una millonada por la competición, no sería el ente el encargado de pagar la totalidad de la fiesta, sino que desde el Gobierno se le otorgaría una aportación extra, como ha sucedido en otras ocasiones.
Cabe recordar que, por ejemplo, en abril de 2020 el grupo audiovisual recibió una partida extraordinaria de 55 millones de euros para poder emitir los Juegos Olímpicos de Tokio. Lo mismo ocurría en 2016, cuando el ejecutivo hizo una inyección a la pública de 50 millones para cubrir la compra de derechos de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Una oferta que infla los derechos
Tal y como ha podido conocer este diario, las demás televisiones han percibido una vez más en esta estrategia de RTVE una 'sobrepuja' contra la que resultaba casi imposible competir en igualdad de condiciones.
Fuentes participantes de la subasta han asegurado en conversación con EL ESPAÑOL-Invertia que la cantidad ofertada a Mediapro por el ente público "supera con creces" las cifras presentadas por el resto de televisiones.
Para tomar una referencia numérica, en 2018 Mediaset abonó alrededor de 30 millones por el Mundial de Rusia. En esta compra, sin embargo, no solo estaba en juego emitir la competición en exclusiva, sino poner en marcha una "estrategia de marketing" e "imagen de marca" que impulsara el lanzamiento de su plataforma digital Mitele Plus.
En esta ocasión, tal como recuerdan fuentes del sector, la televisión 'ganadora' no cuenta con un rival directo, no se beneficia de la inversión publicitaria y "tampoco se ahorra costes de contenidos prime-time". En este sentido, no se encuentra un razonamiento coherente que sostenga tal oferta.
Voces expertas consultadas han comentado al respecto que, según la Ley de Financiación de la Corporación, los prestadores de servicios públicos de comunicación audiovisual "no pueden subcotizar los precios de su oferta comercial" ni utilizar "la compensación pública" para sobrepujar frente a competidores privados por derechos de emisión de contenidos con gran valor para el mercado audiovisual.