Prisa ha cerrado la refinanciación de su deuda, que extiende su vencimiento hasta 2025 en medio de una fuerte crisis de liquidez, la caída de la acción y la facturación en mínimos impulsada por la crisis de la Covid. Paralelamente, ha acordado la venta de Santillana España a la finlandesa Sanoma por 465 millones de euros.
De esta manera, la compañía ha conseguido un importante salvavidas financiero en medio de críticas de su principal accionista Amber Capital, que pide que se aceleren las operaciones corporativas, en especial el spin off societario de Santillana acordado en junio de este año.
Frente a estas críticas, Prisa indica que la venta de su negocio en España -paradójicamente el que dio nacimiento al grupo en 1958 de la mano de Jesús de Polanco- es un buen negocio que genera valor y que sienta las bases, precisamente, de la separación de sus negocios.
De hecho, respecto de Santillana se indican en privado que lo grueso del negocio está en Latinoamérica y no en España. Santillana España representa el 21% del negocio global y, a su vez, todo el grupo genera más del 75% de la facturación de toda la compañía.
Según Prisa, el precio por la venta de Santillana España ha quedado establecido sobre un valor empresa de 465 millones de euros, lo que supone un múltiplo de 9,6 veces sobre el ebitda medio del ciclo educativo del periodo 2017/2019, por encima de los múltiplos de las principales transacciones comparables en el sector.
Acuerdo con la banca
El precio será satisfecho íntegramente en efectivo en la fecha de cierre de la operación, una vez descontada la deuda neta a 30 de junio de 2020 del negocio, estimada en 53 millones de euros. La venta generará una plusvalía a nivel consolidado estimada en 385 millones de euros, según Prisa.
En el caso del acuerdo de refinanciación de la deuda supone extender su vencimiento hasta marzo de 2025, con un coste inicial del 5,5% y un coste total medio del 7% durante la vida del contrato. Prevé la amortización de 400 millones de deuda (con lo que la deuda neta total se recortará más de un 30%) y establece el marco para una futura separación efectiva de los negocios de Educación y Media.
En junio, BNP Paribas, HSBC y algunos fondos como CVC prometieron mejores condiciones de refinanciación de la deuda para Prisa, que llega -hasta antes de esta operación- a 1.500 millones. Estas entidades pidieron paz y estabilidad accionarial para refinanciar con nuevas condiciones y aceleraron el pacto entre todos los accionistas para mantener a Monzón en el cargo.
Prisa debía realizar dos amortizaciones parciales y obligatorias de deuda el 31 de diciembre de 2020 y 2021 por importes de 15 y 25 millones de euros, respectivamente. Y debía pagar el grueso de la deuda en noviembre de 2022. En septiembre se contrató a Lazard para poner en marcha la refinanciación y allanar el spin off, pero tampoco hay noticias al respecto.
Con esta refinanciación, la compañía contará además con alrededor de 275 millones para reforzar su liquidez y facilitar el desarrollo de los planes estratégicos de sus negocios. Con ello refuerza su caja para afrontar pagos más inmediatos y mantener la marcha operativa de la compañía, a la espera de que mejore la facturación en 2021.
Caída en bolsa
Con estas operaciones, en Prisa esperan que la situación comience a mejorar. La acción de la compañía sigue en mínimos históricos (cerró el viernes en 0,54 euros), con una valoración en bolsa por los suelos de 380 millones y una caída en lo que va del año del 62%.
Una crisis que hace que los fondos oportunistas comienzan a tomar posiciones -la gestora Melqart subió su participación hasta el 4,1%- y otros escuchan ofertas, como Telefónica que está abierta a vender si llega una buena oferta.
Del mismo modo, los ingresos del primer semestre no serán buenos y reflejarán un importante retroceso por la Covid. Asimismo, los del tercer trimestre no están mejorando como se esperaba.