Fuentes consultadas por EL ESPAÑOL-Invertia dejan claro que si del Gobierno dependiera la decisión se adoptaría rápido. Sin embargo, el movimiento que ha puesto en marcha el Gobierno saudí está muy bien trazado y trata de esquivar la ley para evitar que el Ejecutivo pueda evitar su entrada en Telefónica. 

Por ahora, los saudíes apuestan a todo o nada. Es decir, buscan ser el primer accionista sin renunciar a ninguno de sus derechos políticos. Por tanto, ya han solicitado al Gobierno que autorice su entrada con el 9,9% de Telefónica y tampoco descartan -llegado el momento- contar con presencia en el consejo de administración de la operadora. Algo que, por ahora, no han planteado. 

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Ese esquema de máximos es el que rechaza el Gobierno. Moncloa tiene claro que no permitirán que haya consejeros de Stc en Telefónica, ni que puedan participar de la toma de decisiones. 

Otra cosa, explican, es que decidan tener un papel meramente financiero y renunciar a su influencia en la operadora. Algo que tendrán que garantizar por escrito, tal y como marca la ley. 

Ahí está la baza que quiere jugar el Gobierno. Sólo si Pallete transmitiera que la operación es industrialmente positiva y que los saudíes no tienen intención de controlar Telefónica, de influir en la toma de decisiones y de ejercer un rol más allá de accionista financiero, el Ejecutivo podría dar su autorización.

Fuentes cercanas a la operadora saudí confirman a EL ESPAÑOL-Invertia que, por ahora, se trabaja con la intención de recibir el visto bueno administrativo sin renunciar a nada. ¿El motivo? Porque, como se le ha trasladado al Gobierno, estaríamos ante una inversión a largo plazo, de carácter amistoso que busca apoyar el plan de negocio de Telefónica. 

Pallete viaja

Se trata de una partida que acaba de comenzar y para la que todavía quedan tres meses, que es el plazo que el Gobierno tiene para contestar. De hecho, el primer juego se celebra en las próximas horas en la sede de Stc. Allí llegará Álvarez-Pallete para verse con los máximos dirigentes del que va camino de ser su primer accionista y tratar así de cerrar todos los detalles de la operación.

La expectación es máxima en torno a ese encuentro. No sólo el Gobierno, también el propio equipo directivo quiere conocer los motivos de una operación calificada de amistosa, pero que no ha sido solicitada. También los que hasta ahora eran los máximos accionistas, BBVA y CaixaBank, quieren tener detalles de qué busca Stc con su aterrizaje en Telefónica. 

Ni BBVA ni CaixaBank supieron de este movimiento hasta minutos antes de ser comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Una situación que incomoda en el seno de ambas entidades, pues consideran que hubiera procedido algo de "cortesía" para con los principales propietarios de Telefónica hasta la fecha. 

Ambos reconocen que en estos momentos no tienen opinión sobre lo que supone el aterrizaje de Stc. Asumen que su origen no es el más oportuno en términos de imagen, pero sí reconocen que estamos ante una compañía que tiene músculo financiero y un know-how en el sector teleco que le puede venir muy bien a Telefónica.